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VIERNES 31 MAYO 2019
VIDA
SALUDABLE
La
visión también puede sufrir cuando tienes hipertensión o presión arterial alta.
¿Has escuchado hablar de la retinopatía hipertensiva? El nombre parece
complicado pero es fácil comprender de qué se trata esta condición que puede
evitarse y mantenerse bajo control. Para que sepas cómo cuidarte, aquí te
contamos acerca de la retinopatía hipertensiva que no puedes darte el lujo de
ignorar.
Como
su nombre lo indica, la retinopatía es una condición en la retina, que es un
grupo de células sensibles a la luz que recubren la parte posterior del ojo y
que se encarga de recibir las imágenes y enviarlas al cerebro a través del
nervio óptico.
La
retina puede verse afectada por diferentes motivos y, de acuerdo a cual sea la
causa, pues entonces así se denominará el tipo de retinopatía. En un artículo
anterior de Vida y Salud ya te contamos
acerca de la retinopatía diabética, que puede ocurrirle a las personas con
diabetes y que hay que atender a tiempo para que no se afecte la visión.
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Ahora,
es momento de hablar sobre la retinopatía hipertensiva, que puede ocurrirle a
las personas que tienen hipertensión, es decir, presión arterial alta. Recuerda
que se considera que la presión está elevada cuando la presión sistólica
(cuando los ventrículos se contraen y el corazón bombea sangre) es de 140 o
mayor (este es le primer número que se mide) y/o cuando la presión diastólica
(cuando el corazón está en reposo o entre latidos) es de 90 o mayor.
Una
lectura de 130/90 se considera pre-hipertensión.
La
presión alta: ¿por qué afecta a la retina y la visión?
Porque
la retina contiene muchos vasos sanguíneos, muy pequeños, que llevan sangre y
oxígeno al ojo. Justamente, la presión arterial alta causa anomalías
(anormalidades) en los vasos sanguíneos, hace que las arterias pequeñas se
vuelvas más gruesas y puede hacer que se bloqueen o que sangren. En el ojo,
tales cambios podrían afectar la visión (e incluso, si la presión sube mucho de
repente puede causar una inflamación del nervio óptico llamada papiledema).
Uno
de los problemas de la retinopatía hipertensiva es que, a pesar de las
complicaciones que puede ocasionar la presión arterial alta, las personas que
la padecen, en general, no tienen síntomas hasta que la enfermedad está
avanzada y a veces los problemas de la visión no son reversibles. De ahí la
importancia de hacerse los controles de la vista con regularidad, ya que el
oftalmólogo u oculista puede descubrir esta la retinopatía hipertensiva durante
un examen de rutina de la visión.
Para
eso, utiliza un instrumento llamado oftalmoscopio, que le permite ver el
estrechamiento de los vasos sanguíneos así como posibles signos de que el
líquido se ha filtrado por éstos. Por ejemplo: las primeras señales de la
retinopatía hipertensiva que podría encontrar son hemorragias en la retina
(pequeñas manchas de sangre).
A
medida que la retinopatía hipertensiva progresa, el oftalmólogo también podría
detectar una inflamación o engrosamiento de la mácula (que es un área muy
pequeña en el centro de la retina, responsable de la visión detallada) a causa
de los escapes del líquido de los vasos sanguíneos de la retina. Esto último se
conoce como exudados duros de la mácula, que en general se presentan
acompañados por inflamación (hinchazón), y causan el deterioro de la visión.
Luego,
cuando los síntomas por fin aparecen, se pueden manifestar con las siguientes
señales:
Visión
doble o debilitada
Dolores
de cabeza
Alteraciones
visuales, como halos, puntos ciegos y moscas volantes
Pérdida
súbita de la visión (esto no es tan frecuente)
El
único tratamiento para la retinopatía hipertensiva es el control de la presión
arterial alta, aunque en casos severos, el daño al nervio óptico o la mácula
puede ser permanente. De igual modo, la única manera de evitarla es controlando
la presión arterial.
¿Recuerdas
cómo puedes controlar la hipertensión? En algunos casos es posible que
necesites tomar alguna medicina, tal como te lo haya indicado tu médico. En
otros, es suficiente si cambias algunos hábitos. Por ejemplo:
Disminuye
el consumo de sal o sodio (evita agregarle sal a las comidas y lee siempre las
etiquetas de los productos, el máximo recomendado por día es de 2.4 g de sodio
o 6 g de sal de mesa)
Evita
el sobrepeso (y si estás excedido, trata de bajar de peso)
Limita
tu consumo de alcohol
Practica
actividad física, al menos 30 minutos, 3 veces a la semana
Con
estos hábitos saludables, no sólo estarás protegiendo tus ojos sino también tu
calidad de vida en general. Empieza poco a poco y anímate, protegerte de la
retinopatía hipertensiva puede ser más sencillo de lo que crees.
Imagen
© Shutterstock/ pathdoc