NOTICIAS TEZIUTLÁN "LA PURA VERDAD"
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NOTICIARIO DE ANÁLISIS Y COMPRENSIÓN noticiasdeteziutlan@hotmail.com
LUNES 22 JULIO 2019
Aunque
tu trabajo te guste y te haga sentir útil, realizada(o) e independiente, puede
a veces darte unos cuantos dolores de cabeza (informes que entregar, fechas y
metas que cumplir — la lista es larga). Imagínate entonces las presiones a la
que está sometida una persona que tiene mil responsabilidades y poca capacidad
de decisión. ¿Cómo crees que le afecta ese estrés? Un estudio ha detectado que
puede perjudicarse el corazón, así que presta mucha atención.
Todos
los extremos son malos y ésta no es la excepción: mientras que estar
desempleado por mucho tiempo puede generar problemas de ansiedad y depresión,
tener mucho trabajo o trabajar bajo mucha presión de manera continua puede
afectar, por ejemplo, la salud del corazón de las mujeres. Y no sólo el corazón
de ellas, los hombres se ven afectados también.
Un
estudio reciente ha sumado pruebas nuevas de cómo el estrés puede afectar la
salud, sin importar el sexo de la personas. Se trata de un meta análisis de
investigaciones europeas (es decir, un análisis que compara y analiza los
resultados de otros) algunas publicadas y otras no publicadas, según el cual
las personas que estaban sometidas a un estrés elevado en sus trabajos
(específicamente aquéllos con muchas presiones
y poco poder de decisión) tenían casi 25 por ciento más posibilidades de
desarrollar enfermedades del corazón o enfermedades coronarias.
Las
enfermedades coronarias (entre las cuales se incluyen los infartos, la angina
de pecho y la muerte súbita, y que según la Organización Mundial de la Salud
causaron la muerte de alrededor de 7.3 millones de personas en 2008), son
provocadas por la acumulación de depósitos de grasa en las arterias que llevan
el oxígeno al corazón.
Para
llegar a estos datos, que fueron publicados en la revista especializada The
Lancet, unos investigadores del Colegio Universitario de Londres, en
Inglaterra, combinaron la información de 200 mil trabajadores adultos de
Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Holanda, Inglaterra y Suiza. Ninguno de
ellos había sufrido antes una enfermedad coronaria y todos fueron vigilados
durante 7.5 años como promedio, entre 1985 y 2006.
Al
inicio del estudio, les pidieron a todos los participantes que completaran
cuestionarios sobre las responsabilidades de sus trabajos, la cantidad de
trabajo que tenían (si era excesivo, si tenían tiempo para realizarlo) y la
libertad para tomar decisiones en el trabajo. Al finalizar, registraron 2,356
casos de enfermedad coronaria y encontraron que las personas que habían
declarado sufrir estrés laboral tenían un riesgo 23% mayor, incluso teniendo en
cuenta otros factores como el estilo de vida, la edad, el género y el estatus
de la persona.
Según
los autores, este estudio ha permitido acceder a datos sobre la relación entre
el estrés y las enfermedades coronarias “con mayor precisión”, ya que no es la
primera vez que se conocen estudios de este tipo pero los anteriores no eran
tan precisos metodológicamente y su alcance era limitado.
Otro
caso que se suma a estas evidencias fue una investigación publicada en la
edición en línea de la revista Journal of Neurology, Neurosurgery and
Psychiatry. En este caso, el estrés psicofísico, junto con la ansiedad y la
depresión son factores de riesgo para padecer un accidente cerebrovascular o
ACV (que en algunos casos también puede ser provocado por la acumulación de
depósitos de grasa en las paredes de los vasos sanguíneos).
Para
llegar a estos resultados, unos investigadores del Hospital Clínico
Universitario San Carlos de Madrid, en España, compararon los factores de
riesgo del ACV en 150 adultos que tenían 54 años como promedio, que habían
sufrido un accidente cerebrovascular, y 300 adultos sanos de la misma edad y
residentes de la misma zona geográfica (que funcionaron como lo que se denomina
el “grupo de control”).
Entre
los factores de riesgo del ACV no sólo incluyeron los factores físicos (como la
diabetes, la hipertensión y el colesterol alto), sino también los niveles de
estrés. Para medirlos, los especialistas usaron herramientas estandarizadas
para evaluar los eventos vitales importantes, la ansiedad, la depresión, el
bienestar general y el tipo de personalidad. Además, los participantes
respondieron a preguntas sobre su situación laboral (si tenían empleo o no) y
su consumo de cafeína, alcohol, bebidas energéticas y tabaco.
Según
este estudio, haber sufrido un evento estresante importante en el año anterior
cuadruplicaba el riesgo de desarrollar un ACV, mientras que las probabilidades
se duplicaban para quienes fumaban o habían fumado en el pasado y para los que
tienen una personalidad tipo A (es decir, aquellas personas que sienten un
impulso de competencia excesivo, agresividad, impaciencia, hostilidad sin razón
aparente y, casi siempre, una inseguridad profundamente arraigada).
A la
luz de todos estos datos, se hace evidente la necesidad de aprender a controlar
las situaciones de estrés, ya sea en el trabajo como en otras circunstancias.
La buena noticia es que tú puedes hacer mucho para modificar tu estilo de vida
y combatir a esta enfermedad tan característica de la sociedad actual.
¿Cómo?
El practicar ejercicios o actividades físicas que te entretengan y te conecten
contigo mismo(a) y con tu cuerpo puede ser de gran ayuda. También podrías
aprender técnicas de relajación, meditación, estiramiento, yoga o Tai Chi, así
como asistir a unas sesiones para recibir masaje.
Si
aun así el estrés continúa por mucho tiempo, es importante que consultes con un
profesional para que te ayude a controlarlo y, si es necesario, para que te
indique si necesitas psicoterapia y/o algún tratamiento con medicinas.
No
hagas a un lado al estrés. Combatirlo no sólo es importante para cuidar tu
salud mental sino también, como sabes ahora, la de tu corazón y tu vida misma.
Actualización
de un artículo originalmente publicado en el 2012.
Imagen
© iStock / Maridav