Si
solamente utilizas la alberca (piscina) para broncearte o tomar un refrescante
chapuzón, no sabes lo que te estás perdiendo.
Puedes utilizarla para mejorar tu cuerpo y tu salud aprovechando los
múltiples beneficios que ofrece tanto la natación como otros tipos de
ejercicios que pueden realizarse en el agua.
¡El gimnasio ha cambiado la dirección! Haz la prueba.
La
natación y los ejercicios en el agua te ayudan a quemar calorías, reducir
pulgadas (o centímetros) y a mantenerte más fuerte y en forma que nunca. Basta
ver los cuerpos de los nadadores profesionales: firmes, tonificados, sin una
gota de grasa. Esa debe ser tu
inspiración y tu meta. Pero no hay que ser un nadador olímpico para disfrutar
de una actividad de 10 puntos. Te enumeramos aquí algunas de sus ventajas:
1. Es una buena actividad aeróbica: Según los
Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC
por sus siglas en inglés), dos horas y media de actividad aeróbica a la semana,
como correr, montar bicicleta o nadar, disminuye el riesgo de desarrollar
enfermedades crónicas como la diabetes. Los CDC reportan además, que la
natación es la cuarta actividad deportiva más popular en los Estados Unidos, y
una excelente manera de mejorar la salud cardiovascular. Los nadadores, añaden, corren la mitad del
riesgo de muerte que las personas inactivas. Así que únete a esta corriente de
ejercitarte en el agua.
2. Te ayuda a quemar calorías y a mantener el
peso: la natación hace que utilices los grupos de músculos principales de tu
cuerpo (hombros, espalda, abdominales, piernas, caderas y glúteos), lo que hace
que gastes más energía. Aunque nades sin hacer mucho esfuerzo, puedes quemar
hasta 500 calorías por hora, pero si decides hacer un esfuerzo más vigoroso,
puedes llegar a quemar hasta 700 calorías por hora. El número exacto, por
supuesto, depende de tu esfuerzo, pero por lo general cuando nadas unos 10
minutos quemas 60 calorías (al estilo brasa), 80 calorías (al estilo espalda),
100 calorías (al estilo libre) y 180 calorías (al estilo mariposa).
3. La resistencia del agua te tonifica: como el
agua es casi 800 veces más densa que el aire, ejerce una resistencia continua sobre todo el cuerpo que
resulta de 12 a 14 por ciento mayor que si te ejercitaras fuera del agua. Cada
brazada y patada actúa como una sesión de entrenamiento de resistencia que
beneficia a todo el cuerpo, pero en particular al tronco, las caderas, los brazos,
los hombros y los glúteos.
4. Mejora tu metabolismo: la combinación de un
uso mayor de la energía (quemar calorías) y la mayor resistencia del agua te
ayuda a aumentar la masa muscular, lo que acelera tu metabolismo. La ventaja es
que vas a quemar más calorías incluso después de haber salido de la piscina (o
alberca).
5. Es un ejercicio de bajo impacto: cuando
nadas o te ejercitas en el agua, ésta actúa como un cojín que protege a los
huesos y a las articulaciones, reduciendo el golpe o el estrés que recibirían
fuera de la misma (como al saltar, trotar o correr o incluso pedalear en el
aire, por ejemplo). La capacidad de flotación del cuerpo, hasta un 90 por
ciento cuando te sumerges hasta el cuello, es la que permite que las
articulaciones sufran menos impacto y por lo tanto, puedas ejercitarte más
tiempo sin lesionarte. Por esa razón la
Arthritis Foundation recomienda que las personas con artritis naden y se
ejerciten en el agua, y apoyan esta recomendación patrocinando clases de
ejercicios acuáticos en todo el país. Busca clases similares en la localidad en
que vives.
6. Tiene otras propiedades terapéuticas: al
reducir el estrés sobre las articulaciones no solamente es beneficiosa para
personas con artritis, sino para otras con limitaciones de tipo físico o con
problemas de peso, con huesos frágiles o que se estén recuperando de un
accidente o incluso, una lesión deportiva. La capacidad de flotación funciona
tanto para las personas sanas como las que tienen algún tipo de discapacidad
crónica o temporal, facilitando los
movimientos, reduciendo el dolor y sirviendo de masaje muscular. La natación
también se indica para las personas que sufren de asma inducida por el
ejercicio, al ofrecer un medio cálido y húmedo para las sesiones de ejercicio
que reduce la irritación de las vías respiratorias.
7. No tiene limitaciones de edad: puedes
disfrutar de los beneficios de nadar toda la vida, a tu propio ritmo y según tu
estado físico y de salud. Y si nadas de manera regular, te sentirás incluso
mucho más joven. Según evidencia presentada
en conferencias del American College of Sports Medicine, la presión arterial,
los niveles de colesterol, el rendimiento cardiovascular, el funcionamiento
cognitivo y del sistema nervioso central se comparan con el de personas de
menor edad biológica, ¡hasta unos 20 años menos!
8. Es una buena actividad social: puedes
realizarlas con tu familia, tus hijos, tus amigos o con otros participantes en el
caso de las clases en grupo.
9. Te beneficia psicológicamente: a los
beneficios físicos se suman el desarrollo de una actitud positiva, la seguridad
de poder cumplir metas y alcanzar bienestar o mejoría (en el caso de una
lesión), la reducción del estrés y la tensión y el aumento en la energía.
10.
Es poco exigente: hacer ejercicio en el agua te beneficia, ¡aunque no sepas
nadar! Lo ideal es que te inscribas en un programa de natación a tu nivel, pero
incluso si no sabes nadar, puedes realizar otro tipo de ejercicios: caminar en
el agua, aeróbicos, ejercicios acuáticos de resistencia, ejercicios de
flexibilidad, yoga acuático y hasta correr en agua un poco más profunda, ya sea
dirigidos por un instructor profesional o por tu cuenta.
No
dejes que este verano pase de largo sin darle una oportunidad a los ejercicios
acuáticos para mejorar tu figura y tu salud y piensa en tu piscina o alberca,
privada o pública, como en el mejor de los gimnasios: refrescante, divertido y
eficiente.
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