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JUEVES 21 SEPTIEMBRE 2017
“Publicado en Adultos Mayores, Niños y Adolescentes, Vida
Saludable”
DOCTORA ALIZA
Cuántas
veces no has escuchado a tus padres decir: “Más vale prevenir que lamentar”, y
tienen mucha razón. Las vacunas son el mejor ejemplo de esto. Quizá haya muchas
enfermedades que desconoces como la difteria, la viruela negra, la fiebre
amarilla o la polio que en los siglos 19 y 20 mataron a cientos de miles de
personas en todo el mundo, especialmente a niños. Gracias a las vacunas, las
hemos olvidado. Por eso, no hay que olvidar la importancia de las vacunas. En
este artículo te explico en qué consisten y cuáles necesitas tú y tu familia. Y
en nuestro nuevo video te hablo de los riesgos que corres si no te vacunas.
La
verdad es que todos deberíamos estar más preocupados por evitar tratar las
consecuencias de la enfermedad antes de que esta aparezca, no sólo es más
barato prevenir, es menor doloroso, y puede prevenir complicaciones que pueden
ser graves.
Algo
de historia
La
palabra vacuna tiene su origen en una adaptación del latín, vaccinia, del latín
vacca, que quiere decir vaca. Una historia interesante, ya que esta palabra fue
creada por Edward Jenner en 1796 a raíz de la observación de que las mujeres
que ordeñaban vacas adquirían cierta inmunidad contra la viruela bovina que les
proporcionaba protección contra la viruela humana.
Las
campañas de vacunación han erradicado (eliminado) un buen número de
enfermedades que en otros tiempos provocaron históricas y devastadoras
epidemias a nivel internacional (pandemias) que ocasionaron la muerte de
millones de personas, como la viruela. Otra enfermedad ya también erradicada es
la poliomielitis que ocasionó que muchas personas desarrollaran diferentes
grados de incapacidad física (parálisis).
Algunas
otras enfermedades han resurgido como la tuberculosis que puede afectar a las
personas que tienen su sistema de defensas debilitado como son los pacientes
con SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
¿Cómo
actúan las vacunas?
Al
aplicar una vacuna lo que se hace es exponer a una persona al agente que
provoca la enfermedad, pero este agente no tiene la agresividad que tenía
originalmente ya que si así fuera, al ponerlo en contacto con la persona,
provocaríamos la enfermedad.
Las
vacunas utilizan un agente que se debilita mediante diferentes procesos, la
idea es exponer al individuo a un agente “atenuado” o muerto (inactivado) para
que el sistema inmunológico (de defensa) de su cuerpo produzca, a través de los
glóbulos blancos de la sangre, sustancias que se conocen como anticuerpos
contra el agente, de tal forma que si en un futuro la persona estuviese
expuesta al agente original, los anticuerpos que su cuerpo produjo (defensas)
reaccionarían inmediatamente evitando que se desarrolle la enfermedad o bien,
que ésta no sea tan fuerte y que la persona se cure más rápido.
Las
vacunas dejan “una memoria inmunológica”. Con algunas vacunas, es necesario
reforzar la protección, aplicando la vacuna periódicamente. Existen muchos
mitos acerca de las enfermedades, no te dejes llevar por ellos. Si tienes
dudas, consulta a tu médico o pregunta en el Departamento de Salud.
¿Quiénes
deben vacunarse y contra qué deben vacunarse?
Los
grupos de edad más susceptibles a las enfermedades infecciosas son los extremos
de la vida, los recién nacidos y los niños y también los adultos mayores. Sin
embargo, existen enfermedades que se pueden presentar en otras etapas de la
vida como en el periodo de la vida sexual activa, un ejemplo es la infección
que provoca el virus del papiloma humano (VPH) que, en las mujeres, puede
provocar el cáncer cervical o del cuello del útero.
La
primera vacuna que recibimos de forma natural es el calostro materno al iniciar
la lactancia de los recién nacidos. El calostro contiene una gran cantidad de
anticuerpos que protegen contra un gran número de enfermedades, de ahí la
importancia de la lactancia materna.
El
esquema de vacunación de los primeros años de vida a la adolescencia incluye
(no necesariamente en este orden):
Vacuna
contra la hepatitis B, vacuna pentavalente (difteria, tosferina, tétanos,
poliomielitis, influenza tipo B), refuerzo DPT (difteria, tosferina y tétanos),
vacuna contra rotavirus, vacuna contra neumococo, vacuna contra influenza,
triple viral RSP (sarampión, rubeola, parotiditis), poliomielitis, sarampión y
rubeola y recientemente vacuna contra virus del papiloma humano que se
recomienda administrar a partir de los 11 año de edad. Otras vacunas
recomendadas son contra la varicela y contra la hepatitis A. Y en los adolescentes,
también a los 11 años, la vacuna contra la meningitis.
Para
los adultos y los adultos mayores se recomiendan aplicar regularmente las
vacunas contra neumococo, contra la influenza, la DPT (difteria, tosferina y
tétanos), contra el herpes zóster o culebrilla. Y algunas no se recomiendan
rutinariamente, pero si en casos especiales y debes consultar a tu médico,
como: la de meningitis, la de VPH, hepatitis A y B o triple viral RSP
(sarampión, rubeola, parotiditis) cuando no se recibieron o no se recibieron
completas.
Varias
de ellas requieren más de una aplicación.
Es
importante mencionar que algunas profesiones como las de los médicos o
enfermeras requieren por el riesgo de exposición vacunas y refuerzos
específicos como las vacunas contra la hepatitis B, tétanos, influenza, etc.
Otra
condición que también requiere de la administración de vacunas es el hecho de
viajar a otro país donde existen enfermedades características de esta región
(endémicas) como fiebre amarilla, dengue, cólera, encefalitis, fiebre tifoidea,
rabia, etc. Así es que si vas a viajar recuerda que en algunos casos es
requisito presentar tu tarjeta de vacunación para poder ingresar al país que
vas a visitar.
¿Cuál
es el riesgo de no vacunarse?
El
riesgo más importante de que no te vacunes es el de que adquieras la
enfermedad.
Aunque
muchas de las enfermedades antes mencionadas suelen tener un curso benigno en
las personas vacunadas, en personas que no cuentan con esta protección y sufren
la enfermedad, las consecuencias pueden ser tan graves como alguna incapacidad
o hasta la muerte.
Un
niño perfectamente saludable menor de 12 meses que no está listo para recibir
algunas vacunas por su edad, podría contraer algunas de las enfermedades
prevenibles transmitidas por los niños que no se han vacunado. Algunos de los
niños que contraen, por ejemplo: sarampión o varicela (viruela loca) podrían
desarrollar, entre otras complicaciones, neumonía o encefalitis (que es una
inflamación del cerebro) que puede llegar a causar la muerte. Esto le puede
suceder a tu hijo.
También
podría suceder que un niño sea alérgico al huevo, y como las vacunas se
preparan con una proteína que es similar al huevo, eso hace que ese niño no
pueda recibir las vacunas. O si un niño está en tratamiento para cáncer y su
sistema inmunológico (de defensa) hace que no pueda recibir las vacunas por el
tratamiento que está recibiendo en ese momento. Si tú no vacunas a tu hijo y tu
hijo se enferma, estás exponiendo a los que no se pueden vacunar por su edad,
por sus alergias o por el tratamiento al cáncer a que se enfermen ¿crees que es
justo? Esto le podría suceder al hijo de alguien si tu no vacunas a tu hijo.
Un
ejemplo de lo que te puede suceder a ti es con la influenza a la que se le
llama gripe o flu. Esta infección de las vías respiratorias que es diferente a
un resfriado común, puede evolucionar a una infección pulmonar severa, que
podría requerir de internamiento en un hospital, mantenimiento con un
respirador artificial, que puede evolucionar a una condición muy grave que
puede provocar la muerte. Y se puede prevenir con una vacuna.
La
infección pulmonar por neumococo puede causar una neumonía (pulmonía) y tener
una evolución muy parecida a los casos graves de la influenza. Esto ocurre más
frecuentemente en los adultos mayores de 65 años. Por eso esta vacuna se recomienda
en las personas a partir de los 65 años o a partir de los 50 años en los que
padecen de enfermedades crónicas.
Es
por esta razón que no está de más que te repita lo que mencioné al inicio de
este artículo: “Más vale prevenir que lamentar”. Protege tu salud y la salud de
tu familia. Si tienes duda acerca de las vacunas que necesitan, tu médico o el
Departamento de Salud de tu área te puede asesorar.
Aquí
tienes varias referencias adicionales por edad:
De 0
a 6 años: http://www.cdc.gov/vaccines/parents/downloads/parent-ver-sch-0-6yrs-sp.pdf
De 7
a 18 años:
http://www.cdc.gov/vaccines/who/teens/downloads/parent-version-schedule-7-18yrs-sp.pdf
Adultos:
http://www.immunize.org/catg.d/p4030-01.pdf
Recuerda
que algunas vacunas son gratuitas, y que otras están cubiertas por tu seguro de
salud. No permitas que el dinero sea un obstáculo para proteger a tu familia.
Si tienes dudas, acude a tu médico o a una clínica en tu área.