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JUEVES 30 AGOSTO 2018
PUBLICADO
POR: DOCTORA ALIZA
Antes
se creía que los accidentes cerebrovasculares (ACV) eran un problema casi
exclusivo de los hombres. Hoy se sabe que no es así y que las mujeres también
los pueden sufrir. Pero, después de pasado el derrame cerebral, ambos sexos no
reaccionan igual. Un estudio reciente
indica que, tras un episodio de este tipo, los varones tienden a deprimirse
más.
Por
alguna cuestión de género, cultura o costumbre, en general son las mujeres las
que más se preocupan por la salud y los cuidados, no sólo de su propio cuerpo
sino también de la familia y el hogar en general. Los hombres, en cambio, creen
que tienen que ser siempre fuertes y que conservarán su salud eternamente.
Esta
es una de las ideas que posiblemente les provoque mayor depresión luego de
sufrir un accidente cerebrovascular (ACV), también conocido como derrame
cerebral o apoplejía. Así lo ha detectado un pequeño estudio que aparece en la
edición del 12 de septiembre de la revista Archives of Physical Medicine and
Rehabilitation.
Recuerda
que existen dos tipos de accidentes vasculares cerebrales:
El
más común es el llamado ataque cerebral isquémico, causado por un coágulo de
sangre que bloquea un vaso sanguíneo (arteria) en el cerebro. De este hay dos
tipos, el ataque cerebral trombótico en donde el coágulo se forma en ese lugar
en la arteria, y el ataque cerebral embólico, en donde el coágulo se forma en
otro lugar y viaja por la sangre hasta esa arteria para bloquearla).
El
otro es llamado ataque cerebral hemorrágico y se produce por la ruptura de un
vaso sanguíneo que sangra dentro del cerebro.
Por
su parte, los “mini-derrames cerebrales” o ataques isquémicos transitorios (que
se conocen como TIAs por sus siglas en inglés), ocurren cuando la circulación
de la sangre al cerebro se interrumpe brevemente.
En
todos los casos se necesita recibir atención de inmediato, porque el cerebro no
tolera mucho tiempo sin recibir sangre y oxígeno. Cuando el flujo de la sangre
y el oxígeno se interrumpen, las células cerebrales sólo logran sobrevivir poco
tiempo. Por eso, muchas veces estos ataques dejan secuelas (efectos o
consecuencias) y las personas que los sufren deben reordenar su vida y sus
actividades y seguir tratamientos de rehabilitación.
En
ese proceso, los hombres son los que parecen verse más afectados. Unos
investigadores del Colegio de Ciencias de la Salud de la Facultad de Trabajo
Social de la Universidad de Cincinnati, en Estados Unidos, evaluaron los
síntomas de depresión y la capacidad de realizar actividades rutinarias como bañarse
y cortar la comida, de 36 personas que habían sufrido un primer ACV en los 36
meses anteriores (16 mujeres y 20 hombres).
Los
investigadores también examinaron el nivel de incertidumbre que los
sobrevivientes tenían sobre su salud o el resultado de su ACV y encontraron que
la incertidumbre sobre la salud se asociaba firmemente con una mayor depresión
en ambos sexos, aunque esta relación era más fuerte entre los hombres.
Por
otro lado, los autores señalaron que estos hallazgos sugieren que hablar con
los sobrevivientes y sus familiares usando términos claros y fáciles de
comprender podría ayudar a disminuir la tensión y la angustia de los
sobrevivientes y de esta forma se podría mejorar los resultados de la
rehabilitación.
Además,
esperan que estudios con personas de antecedentes sociales y económicos
variados en el futuro brinden más información sobre cómo el sexo y las
creencias relacionadas con la salud afectan a los resultados de los
sobrevivientes y que de esta forma, ayuden a determinar por qué las mujeres
tienen cierta protección contra la depresión después de sufrir un ACV,
comparado con los hombres.
En
todos los casos, un ACV es una emergencia, aunque los síntomas desaparezcan. En
un ataque, los segundos pueden salvar vidas. Por eso, toma nota de estas
señales que suelen darse de manera repentina, de un momento a otro y sin motivo
aparente:
Adormecimiento
o debilidad en un lado de la cara o caída facial.
Adormecimiento
o debilidad en un brazo o una pierna, especialmente en un lado del cuerpo.
Confusión
y dificultad para hablar o entender.
Dificultad
para ver con uno o ambos ojos.
Dificultad
para caminar, mareo o pérdida de equilibrio o de la coordinación.
Dolor
de cabeza severo y repentino sin causa conocida.
Cuanto
más rápido se trata a quien sufre un accidente cerebrovascular, más factible es
disminuir o hasta hacer desaparecer los daños que provoca. Recuerda estas
señales de alerta: tú también puedes salvar vidas.
Ten
presente además, que las percepciones sobre la salud relacionadas con el género
de las que hablábamos antes (sentirse más fuerte físicamente y en control de
las situaciones), pueden aumentar el nivel de frustración y depresión después
de un ACV mucho más en el caso de los hombres. En este caso, te recomiendo que
busquen la ayuda de un profesional y a la familia que le brinden al enfermo
todo el apoyo moral y emocional posible.
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