NOTICIAS TEZIUTLÁN "LA PURA VERDAD"
Hoy en día vivimos en un mundo altamente
tecnológico. Dependemos de la tecnología en cada momento para hacer más fáciles
nuestras vidas — o estamos pidiendo nuestras recetas médicas a la farmacia, o
que nos entreguen las compras del supermercado, o manteniéndonos organizadas
con las actividades y citas de nuestros hijos. Pero, ¿la tecnología se ha
entrometido demasiado en nuestras vidas cuando el iPhone y los otros teléfonos
móviles y las tabletas como la iPad se han convertido en “juguetes” modernos
para los bebés y los niños pequeños? Piensa en lo siguiente y pregúntate si te
identificas…
Tu bebé o niño pequeño está inquieto en el
consultorio del médico o en la cola del supermercado, por lo que tratas d
distraerlo dejándole oprimir los botones y jugar con tu teléfono celular.
Has descargado una aplicación de sonaja o de
ruido blanco para silenciar a un niño inquieto y llorón.
Entre las diligencias descargas caricaturas o
canciones a tu teléfono para entretener a tu bebé.
Nuestros dispositivos móviles se han
convertido en sonaja, salvándonos de los berrinches y las rabietas. Al bajar
las últimas aplicaciones, podemos convertir a nuestros teléfonos inteligentes
en monitores de bebés. Podemos hacer investigación sobre el contenido
nutricional de los alimentos para bebés en el momento de comprarlos en la
tienda de comestibles. O podemos
comparar el desarrollo de nuestro bebé contra las normas de crecimiento. ¡Sin
duda, han cambiado las cosas desde nuestra propia infancia!
¿Pero hemos considerado el otro lado de la
ecuación? ¿Qué sucede cuando nos volvemos demasiado dependientes de la
tecnología? ¿Qué sucede cuando comienzas a tener problemas para alejar el
teléfono o la tableta de tu hijo si se acostumbra a ser calmado por el o a
jugar con el? ¿Cómo te las arreglas para limitar el tiempo que pasa con ellos
una vez que empieza a ir a la escuela?
Puedes pensar que estos casos son un poco extremos, pero no olvidemos
que tu nena quiere estar cerca de ti y que el teléfono le permite hacerlo. Esto
puede interferir en su habilidad de relacionarse con los demás y hacer más
lento su desarrollo como un ser independiente y autosuficiente.
Por supuesto que debes aprovechar todas las
oportunidades para conectarte y fortalecer tu vínculo con tu hijo. No tiene
nada de malo el aventajarse de los beneficios tecnológicos que nos traen los
teléfonos móviles. Pero también hay que tener en cuenta algunas formas
tradicionales, no-tecnologicas, de pasar tiempo con tu pequeñín:
Platícale al caminar: A los bebés les encanta
cuando se les habla y se les arrulla. Adoran ser el enfoque de tu atención.
Tómalos en brazos, paséalos por el cuarto y muéstrales su entorno.
Canta y juega con ella: Cántale a tu bebé y
juega juegos de manos como “peek-a-boo”. Enséñale a esconderse debajo de su
cobertor y a asomarse para “sorprenderte”. Prepárate para torrentes de risas
cuando desaparecen y reaparecen pensando que no la puedes ver.
Se creativa: Si estás fuera de casa y los
juguetes habituales, las sonajas, o las distracciones en tu teléfono móvil no
funcionan, encuentra cosas diferentes que distraigan a tu bebé — como tus
llaves, tu cartera o una foto. Léele un libro con voces diferentes para cada
personaje. O llévatelo a pasear al parque más cercano.
Te habrás dado cuenta que me he enfocado en
el desarrollo emocional de tu bebé, y no he hablado de la potencial exposición
a la radiación y a sus posibles riesgos a la salud si tu teléfono celular está
encendido mientras tu bebé juega con él. Esto es porque hay estudios
contradictorios y simplemente no conocemos el nivel de riesgo, si es que lo
hay. A medida que aprendamos más, tea lo haré saber.
Pero creo que — como en la mayoría de las
cosas en la vida — el balance y la moderación son la clave para decidir cuanto
uso de tu teléfono móvil es bueno para tu bebé. La combinación de un poco de
los beneficios de la tecnología junto con algunos placeres “a la antigüita” es
una gran manera de mantener tus angelitos contentos, ocupados y risueños.
Imagen © Shutterstock / Beatriz Vera