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JUEVES 12 DICIEMBRE 2019
Como patrimonio cultural
inmaterial de la humanidad
Atlixco, Puebla, Cholula
y Tecali de Herrera, son los municipios poblanos en donde se fabrica
BOGOTÁ,
Colombia.- La
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(UNESCO), declaró Patrimonio Cultural Inmaterial la fabricación artesanal de la
Talavera que se desarrolla en Puebla y Tlaxcala (México), y en las localidades
Talavera de la Reina y El Puente del Arzobispo (España).
La
declaratoria binacional la recibió el Gobierno del Estado, a través de la
Secretaría de Turismo.
En
México, las comunidades de artesanos que fabrican la Talavera se ubican en el
Valle de Puebla-Tlaxcala, en la región del Altiplano Central, en Atlixco,
Puebla, Cholula y Tecali de Herrera, municipios que integran la llamada “Zona
Talavera”.
Esta
denominación consolida un fuerte vínculo cultural que se ha mantenido vivo a
través de los siglos, entre los sitios que hoy comparten la declaratoria.
Al
respecto, la secretaria de Turismo, Fabiana Briseño Suárez, resaltó que el
proceso artesanal de la Talavera es una suma de tradiciones islámicas,
egipcias, persas, marroquís y españolas, que llegaron a México para integrar
toda la historia y arte del país.
“Muestra
de ello, es la gran cantidad de inmuebles, iglesias, fuentes y fachadas que en
Puebla magistralmente están adornadas con Talavera”, precisó.
Aseguró
que el Gobierno de Puebla, encabezado por Miguel Barbosa Huerta, tiene el firme
compromiso de conservar por muchas generaciones este nombramiento que hoy
convierte a la entidad poblana como un destino lleno de historia, cultura y
tradición.
De
acuerdo con información proporcionada por la UNESCO, aunque las técnicas de la
alfarería han evolucionado tanto en México como en España, en particular con la
utilización de tornos eléctricos, los procedimientos de fabricación, decoración
y esmaltado de este tipo de cerámica siguen siendo artesanales e idénticos a
los practicados en el siglo XVI.
“Los
conocimientos teóricos y prácticos relacionados con este elemento del
patrimonio cultural vivo, abarcan la preparación de la arcilla, su modelación
con un torno o un molde, la ornamentación de la pieza modelada, la preparación
de los pigmentos y el esmalte y la cocción en el horno, operaciones todas ellas
que exigen una gran destreza”, explicó la organización.