NOTICIAS TEZIUTLÁN "LA PURA VERDAD"
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MIERCOLES 29 ENERO 2020
DR. ALIZA,
VIDA Y SALUD
Con
seguridad te esmeras en prepararles a tus hijos tres comidas principales
nutritivas y bien balanceadas. Pero en el tiempo que transcurre entre una y
otra, los niños también necesitan tentempiés (snacks, botanas, meriendas o
refrigerios) que les aporten las calorías adicionales que necesitan para
correr, estudiar, jugar y en definitiva…
crecer. Aquí te damos ideas para que esa entre comidas sea lo más saludable
posible para tus hijos.
Los
niños sanos son niños activos. En su época de desarrollo tanto físico como
mental necesitan de un aporte calórico que los ayude a crecer sanos y fuertes.
A veces, suele pasar mucho tiempo entre una comida y otra y no te dejarán
tranquila hasta que les des algo de comer.
Hazles
caso. Los tentempiés les permiten mantener niveles estables de energía y evita
que los niños lleguen con exceso de apetito a la siguiente comida, lo que
además les ayuda a controlar el exceso de peso. Pero no se trata de que abran
la alacena o el refrigerador (nevera) y escojan a su gusto qué comer, o que lo
hagan a cualquier hora. Si los niños comen demasiado cerca del almuerzo o de la
cena, es difícil que tengan apetito. Por eso es importante la moderación: las
porciones deben ser pequeñas ya que no se trata de una comida completa sino de
un refuerzo.
Las
botanas o meriendas que les sirvas deben ser nutritivas y saludables y para
ello tendrás que planificarlas, comenzando por la lista del supermercado.
Descarta los alimentos demasiado procesados y cargados de azúcar, como las
galletitas y los pasteles, o con mucha grasa, como las mini pizzas o las bolsas
de papitas que solamente les darán a los niños un exceso de calorías con poco o
ningún valor alimenticio.
¿Qué
les sirvo a mis niños entre comidas?
Seguro
que tienes algunas ideas, pero considera, también las siguientes sugerencias:
Productos
lácteos: un vaso de leche descremada, barritas de queso o yogurt bajos en
grasa.
Frutas
frescas: aprovecha las frutas de la estación. Ofrécelas enteras (como un
plátano o banano o una manzana) o prepara un cóctel con varias de ellas.
También puedes preparar jugos o zumos de fruta (con naranja o melón/sandía por
ejemplo) o un batido (“smoothie”) casero a base de mango o fresas/frutillas o
uvas (recuerda emplear leche baja en grasa y no agregues azúcar adicional,
basta con la que contiene la fruta). Las frutas en general son magníficas a
cualquier hora ya que contienen fibra y vitamina C y son fáciles de digerir.
Frutas
envasadas: puedes comprar en el supermercado las frutas envasadas
individualmente, ya sea cortadas en trocitos (como el albaricoque o melocotón),
en puré (como el de manzana) o gelatinas con frutas agregadas. Evita las que
traigan jarabes muy espesos y azucarados, mejor escoge las que vienen en jugo.
Dentro del grupo de las frutas envasadas o empaquetadas también puedes elegir
las pasas (pasitas) en cajitas pequeñas, o bolsas de frutas secas. Estas
últimas contienen mayor cantidad de azúcar, por lo que debes mantener las
porciones a un mínimo, no sólo por el exceso de calorías, sino para evitar la
formación de caries.
Vegetales
crudos: sírveles bastoncitos de apio y zanahoria o cabezas de brócoli que se
pueden acompañar con humus o con un aderezo bajo en calorías. Si los guardas en
bolsitas herméticas de plástico, también pueden llevarlos de merienda a la
escuela.
Granos
integrales: bríndales rebanadas de pan integral con mantequilla de maní/crema
de cacahuate, cereales integrales (los mismos del desayuno), barras de cereal
(energy bars). Las palomitas de maíz (rosetas o popcorn como les llaman
también) sin mantequilla agregada también son una buena opción.
Frutos
secos (nueces): las mezclas de nueces, maní/cacahuates y almendras, con su
toque dulce dado por las pasas, son deliciosas y aportan energía, pero debes
limitar las porciones porque son altos en calorías.
Carnes:
ofréceles rebanadas de pavo o jamón bajo en grasa sobre una rebanada de pan
integral y acompañadas de ruedas de tomate y hojas de lechuga.
Como
bebida, acostúmbralos a beber agua o leche descremada, zumo de frutas o una
refrescante limonada. Todas éstas son mejores alternativas para los niños que
las sodas o los tés comerciales con alto contenido de azúcar. Y ten precaución
con los jugos o zumos de frutas por su contenido en calorías.
Procura
que los niños participen en la selección de los alimentos que más les gustan, y
no dejes que coman frente al televisor o la computadora (esto solamente logra
que coman de más). Ten presente que además de nutrir bien a tu familia, estás
fomentando en ellos buenos hábitos de alimentación que los ayudarán a
mantenerse saludables toda su vida, hasta cuando se trate de un simple
tentempié.
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