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MIERCOLES 22 MAYO 2019
NIÑOS
Y ADOLESCENTES
Las
convulsiones se refieren a un trastorno neurológico repentino y pasajero que
puede presentarse a cualquier edad. En
los niños pequeños frecuentemente están relacionadas con la fiebre. Para
entender bien de qué se tratan, sigue leyendo. Aquí te damos información acerca
de este tipo de convulsiones también conocidas como convulsiones febriles.
¿Qué
son las convulsiones febriles?
Alejandra
tiene un hijo de 2 años y tuvo el mayor susto de su vida cuando lo vio perder
el conocimiento y empezar a hacer movimientos espasmódicos. Alejandra se
angustió de tal manera que lloraba y pensaba que su hijito se iba a morir. Sin
embargo, cuando lo llevaron de emergencia al médico, ella le dijo que la
convulsión de su hijito fue causada por una fiebre alta, conocida como
“convulsión febril”. En efecto, el hijo
de Alejandra había estado enfermito en cama con una infección en el oído, la
cual le produjo un aumento de su temperatura corporal o fiebre, que desencadenó
ese “corto circuito” en el cerebro de su hijo.
Las
convulsiones febriles afectan a los niños pequeños, precisamente cuando
presentan fiebre como consecuencia de alguna infección que no necesariamente es
seria. Esta es la causa más común, pero
puede suceder que la convulsión se presente como consecuencia de una infección
más grave, como una infección cerebral o del sistema nervioso central (meningitis
o encefalitis).
Cerca
de un 3% de los niños menores de 15 años pueden llegar a tener una convulsión,
la mitad de estas convulsiones puede ser causadas por una fiebre. Sólo uno de
cada 100 episodios indica epilepsia o convulsiones recurrentes. Aunque puede
ser alarmante, por lo general, este tipo de convulsión no representa un
problema más grave o crónico. Frecuentemente sucede que el niño puede tener la
convulsión incluso antes de que los padres se den cuenta de que tenía alguna
infección. Y por eso puede ser más preocupante. Pero ¡no entres en pánico! El
hablar con tu médico y el ofrecerle apoyo a tu hijito o hijita luego de este
episodio es la mejor manera de enfrentar un evento de convulsión febril.
Existen
dos tipos de convulsiones febriles en los niños:
Convulsión
febril simple: es la más común de todas. Dura entre unos cuántos segundos a 10
minutos y se detiene sin intervención. Luego de la convulsión vienen el llanto,
la confusión y mucho sueño.
Convulsión
febril compleja: dura más de 15 minutos y ocurre más de una vez en un lapso de
24 horas. Por lo general se concentra en un lado del cuerpo del niño(a). Puede
ser necesario que se apliquen medicamentos intravenosos para detenerla.
¿Qué
se puede esperar durante un episodio de convulsiones febriles?
Un
niño que sufre este tipo de convulsión puede presentar:
Fiebre
de más de 102 grados Fahrenheit o 38.9 grados Centígrados
Problemas
para respirar
Pérdida
de la conciencia
Movimientos
espasmódicos y temblores en todo el cuerpo, en especial en los brazos y en las
piernas
Ojos
que se van para atrás
Vómito
Pérdida
involuntaria de orina
Quejidos
o llanto
Alejandra,
la madre del bebé que tuvo la convulsión, se pregunta por qué algunos niños
desarrollan estas convulsiones y otros no. Como cualquier enfermedad, existen
ciertos factores de riesgo que los hacen más propensos a padecerlas:
La
edad temprana: ocurren por lo general en niños de 6 meses a 5 años de edad. Es
raro que sucedan antes de los 6 meses y después de los 3 años. Cuando suceden
antes de los 6 meses — a los 28 días de haber nacido — se denominan
convulsiones neonatales y se deben a diferentes causas que es necesario
determinar en cada caso.
Herencia
familiar: si el bebé tiene hermanos y hermanas que han sufrido de convulsiones
febriles, es mucho más probable que la padezcan.
Niños
que tienen un retraso en el desarrollo o han pasado más de 28 días en una
incubadora o unidad de cuidados intensivos para bebés prematuros.
Uno
de cada 4 niños que sufren una convulsión febril puede presentar otra
convulsión en el mismo año.
¿Qué
debes hacer si tu hijo o hija sufre una convulsión?
Cuando
haya pasado el episodio, llama inmediatamente a tu médico para que lo evalúe.
En la mayoría de los casos, este tipo de convulsiones dura sólo unos pocos
minutos. Si llegara a durar más de cinco minutos o si tu hijo o hija presenta
más de una convulsión, llama a la emergencia médica. Una vez bajo el cuidado
del médico y si la convulsión no ha pasado, es posible que le inyecten un
medicamento por vía intravenosa (en la vena) o se lo den por el recto para
parar la convulsión.
No le
intentes bajar la fiebre para parar la convulsión. Así que no le des
medicamentos ni lo pongas en agua fría. Déjalo acostado en la cama o en la
alfombra, asegurándote de que no se caiga.
No
intentes ponerle nada en la boca, ni intentes interferir con sus movimientos.
Si tu bebé tiene ropa apretada (ajustada), aflójala.
Si
estás calmado y te es posible, fíjate qué parte de su cuerpo empezó a temblar
primero y mide cuánto tiempo duró la convulsión. Esto puede ser mucho pedir, ya
que muchos padres se asustan y pierden la noción del tiempo, que a pesar de no
ser demasiado largo, puede parecerte eterno. Sin embargo, esta información es
muy útil para al médico.
Generalmente,
luego de una convulsión, puedes ver que tu hijo o hija se despierta y juega
como si nada, ya sea en el hospital o en tu casa. Tú puedes estar en “shock”,
pero es mejor no demostrarle miedo, sino mantenerte en calma. Recuerda que lo
mejor que puedes hacer es consultar tus dudas con tu médico y darle mucho amor
a tu pequeño hijo o hija.
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© Shutterstock/ Kateryna Kon