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MARTES 20 DICIEMBRE 2016
DOCTORA
ALIZA
POSTED
IN CORAZÓN, DIETA Y NUTRICIÓN
No
sabemos a qué saben los corazones de pescado, pero sí que sabemos el pescado es
muy bueno para el corazón. Aunque las dietas saludables para el corazón tienden
a ser completas y variadas, el pescado es de esos alimentos que no deberían
faltar en ellas. Sigue leyendo, en Vida y Salud te contamos por qué vale la
pena tener un corazón de pescado.
En
general siempre se ha dicho que comer pescado es mejor para el corazón pues
contiene las grasas no saturadas que son mucho más saludables que las grasas
saturadas de las carnes rojas.
Sin
embargo, más allá de esa razón, el pescado es altamente saludable para el
corazón debido a un nutriente especial. ¿Cuál es el secreto del pescado? ¡El
Omega-3! Esa es la clave.
El
pescado contiene ácidos grasos Omega 3, un tipo de grasa no saturada que, de
acuerdo con estudios publicados por la Asociación Americana del Corazón en el
2002, reduce los riesgos de desarrollar enfermedades cardiovasculares. ¿Cómo lo
hace? Aún no han podido comprobar exactamente el cómo, pero sí hay evidencias
de que los ácidos grasos ayudan a reducir la inflamación en el cuerpo, evitando
así que se formen placas en tus arterias. Además, ayudan reducir tus
triglicéridos, tu presión arterial y el riesgo de desarrollar arritmias.
Esto
no es ninguna novedad… muchos médicos lo han reconocido desde hace bastante
tiempo (pregúntale a tu médico para comprobarlo) y la Asociación Americana del
Corazón lo está diciendo desde hace aproximadamente 20 años.
Aún
así, la popularidad del pescado se ha visto bastante afectada pues muchos le
temen a la contaminación por mercurio, dioxinas y otras sustancias tóxicas que
pueden contener los pescados. Aunque ese riesgo existe, actualmente los
expertos insisten en que los beneficios del pescado superan los posibles
riesgos de contaminación. Además, se ha comprobado que estos riesgos se pueden
reducir al comer pescados preferiblemente pequeños (ya que los grandes tienden a acumular más de los contaminantes).
También depende del tipo de pescado que se come. Cada estado tiene
recomendaciones y tu departamento de salud puede guiarte.
Sin
embargo, desde que se descubrió en un estudio reciente que la mayoría de los
japoneses sufrían menos de enfermedades del corazón y obstrucción de las arterias
(ateroesclerosis), al parecer gracias a su dieta centrada en el pescado, el
mundo ha empezado a ver este alimento de diferente manera. A esto se sumó que
desde hace algunos años la cocina oriental empezó a tener una mayor acogida en
nuestros países y se volvió de moda ir a restaurantes de sushi o tepanyaki.
¿Cuánto
pescado debes incluir en tu dieta? No te asustes pensando que debes iniciar una
dieta estricta al estilo japonés, consumiendo pescado todo el día todos los
días. La Asociación Americana del Corazón recomienda comer dos porciones de
pescado a la semana; cada porción equivale a 3 onzas (85 gr) y es del tamaño de
una baraja de cartas.
¡Pero
no se trata de comer cualquier pescado! Es importante que elijas aquellos
pescados ricos en Omega-3. Los que más contienen ese nutriente son los pescados
grasos como el salmón, el arenque, el atún, las sardinas, la macarela o caballa
y algunas especias de trucha. Los mariscos en general contienen un poco de
Omega-3 aunque en menores cantidades.
Y ten
cuidado con algunos pescados que pueden tener un efecto contrario. Por ejemplo,
la tilapia y el bagre (catfish en inglés) no sólo contienen niveles muy bajos
de Omega-3, sino que además contienen niveles altos de ácido araquidónico, un
tipo de ácido graso también presente en las carnes rojas y las yemas de los
huevos. Cuando comes mucho de este ácido, provoca el efecto totalmente opuesto:
puede causar inflamación y, por lo mismo, aumentar tus riesgos de desarrollar
una enfermedad cardíaca o un infarto.
Si
definitivamente no eres tan amante del pescado, puedes encontrar los ácidos
grasos Omega-3 en el aceite de pescado, las nueces, el tofu y los aceites
vegetales (oliva, canola, soya y linaza).
Pero
vale la pena que les des una oportunidad… ¡deja que entre el pescado a tu
corazón!
Actualización
de un artículo originalmente publicado en el 2010.
Imagen
© iStock / pay404