NOTICIAS TEZIUTLÁN "LA PURA VERDAD"
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MARTES 5 FEBRERO 2019
El
mes de octubre ha sido designado como el Mes de la Concientización del Cáncer
del Seno, el segundo en incidencia entre las mujeres en Estados Unidos (lo
sobrepasa sólo el cáncer de la piel), y la quinta causa de muerte entre ellas.
Es un enemigo formidable, pero que puede derrotarse si se detecta a tiempo con
la ayuda del autoexamen de los senos y la mamografía. En esta sección nos
enfocaremos principalmente en el autoexamen, que puedes hacer cómodamente en tu
casa, sin ningún equipo especial y sin costo: solamente debes dedicarle tiempo
y dominar la técnica que te explicamos. Tienes en tus manos los medios para
ayudar a proteger tu vida: aprovéchalos al máximo y proponte hacer todo lo
posible por no ser una víctima más del cáncer del seno.
Seguramente
entre los miembros de tu familia, tus amistades o tus compañeras de trabajo
conoces a alguna mujer que padece de cáncer del seno, que es sobreviviente de
ese tipo de cáncer o que ha fallecido debido a él. Todas las mujeres,
independientemente de su edad y de su procedencia étnica, tienen riesgo de
desarrollarlo, algunas más que otras, pero nadie, ni tú misma, está 100% a
salvo. Considera estas cifras: según la Sociedad Americana del Cáncer, este año
se estima que habrá por lo menos 230.480 casos nuevos de cáncer del seno y
entre ésos, se calcula que morirán unas 39.520 mujeres. La buena noticia es que
durante los últimos 20 años, las muertes por cáncer del seno han venido
reduciéndose en gran medida, según los expertos, por los avances en la detección
y la prevención del cáncer, así como los tratamientos disponibles para
combatirlo.
¿Quieres
aprender a defenderte de este tipo de cáncer? Entonces debes familiarizarte con
el autoexamen del seno y con la mamografía (en otra sección aparte nos enfocaremos
más en esta prueba). Estas son las recomendaciones de la Sociedad Americana del
Cáncer:
Una
mamografía anual a partir de los 40 años, y recomienda que se continúe
anualmente mientras se mantenga en buenas condiciones de salud.
Un
examen clínico del seno (CBE por sus siglas en inglés) como parte de su examen
físico anual por un profesional, cada 3 años entre los 20 y los 30 años y cada
3 años a partir de los 40 años de edad.
Un
autoexamen periódico del seno a partir de los 20 años (con el entendimiento que
este examen tiene sus limitaciones) y reportar cualquier cambio a su médico de
inmediato.
El
examen clínico del seno, ¿qué es?
Consiste
en la evaluación de los senos por un médico o profesional de la salud, y se
realiza como parte de un examen ginecológico de rutina, para detectar
anormalidades, masas o bultos en las mamas. El médico evaluará el aspecto, el
tamaño y la textura de la piel. Luego, palpará los senos con la yema de los
dedos para analizar la textura de los mismos, para determinar si hay bultos o
quistes (si los hay, si duelen, si son firmes, si se pueden mover). Palpará primero un seno y luego otro, y
revisará también los pezones (para ver si tienen alguna secreción o líquido) y el
área del axila (para ver si hay aumento en el tamaño de los ganglios
linfáticos). Este es un buen momento para que te indique cómo realizar tú misma
el autoexamen en casa, para conversar sobre tus factores de riesgo y qué puedes
hacer para disminuir tu riesgo de desarrollar el cáncer del seno.
El
autoexamen: cómo se hace
Es
parecido al examen clínico, pero lo realizas tú en la comodidad de tu casa. Te
conviene hacerlo de forma rutinaria a partir de los 20 años, se recomienda una
vez al mes. Elige un momento del mes en que los senos no estén inflamados, una
semana o dos después de tu período menstrual.
Si ya has dejado de menstruar, puedes elegir cualquier día del mes, pero
te será más fácil si estableces una rutina, por ejemplo, la primera semana de
cada mes, o cada 3 meses. Así no se te olvida.
Hace tiempo se pensaba que era mejor realizarlo de pie, pero en la
actualidad, conviene realizar parte del examen acostada para que el tejido
mamario se esparza de forma pareja sobre el pecho. Existen tres posiciones
básicas para realizar un examen completo y minucioso de los senos (aunque
recuerda que el autoexamen no reemplaza el examen del profesional ni la
mamografía):
ACOSTADA:
Acuéstate
con una almohada o una toalla doblada bajo el hombro derecho.
Dobla
el brazo derecho y colócalo bajo la cabeza
Con
la mano izquierda, palpa el seno derecho, utilizando las yemas de tres dedos
(el índice, medio y anular) para detectar abultamientos o masas.
Ve
cambiando los dedos de lugar como si estuvieras dando un masaje de arriba hacia
abajo.
Presiona
cada área del seno haciendo pequeños movimientos circulares y ejerciendo tres
tipos de presión. La más ligera y suave
para analizar el tejido más cerca de la piel. Una presión mediana, te servirá
para revisar la parte intermedia del tejido. La más intensa llegará hasta el
nivel más profundo y más cercano a las costillas.
Usa
dos dedos para comprimir suavemente el pezón y observa si hay secreción.
Esta
parte del examen te permitirá detectar cambios en la apariencia de los senos.
Quítate la ropa de la cintura para arriba y colócate de pie ante un espejo con
los brazos relajados a los costados del cuerpo. Procura que el lugar esté bien
iluminado. Si es necesario, acerca una lámpara o enciende todas las luces del
cuarto de baño o el dormitorio. Observa detenidamente los senos. ¿Qué estás
buscando? Cambios en la apariencia de los pezones, por ejemplo, o algún hoyuelo
o cambio en la piel. Mírate desde distintos ángulos y posiciones de los brazos.
Cuando el examen se realiza con regularidad, es cuando más se notan las
posibles diferencias: cambios en el color de la piel o del pezón, o si surge
alguna protuberancia.
DE
PIE CON EL BRAZO LEVANTADO HACIA EL COSTADO:
Esta
posición te permite revisar mejor el área de la axila.
Levanta
un brazo a la altura del hombro.
Con
la mano opuesta, examina la axila. Estarás tratando de localizar masas,
abultamientos o protuberancias, igual que hiciste con los senos.
Repite
por el lado opuesto.
¿Qué
hacer si notas algo irregular?
Supongamos
que sientes un bulto que no tenías antes. No tienes por qué asustarte. A veces,
los abultamientos pueden deberse a infecciones, a lesiones en el seno, a
crecimientos que no cancerosos como un fibroadenoma, o a pequeños quistes que
contienen líquido y que cambian de tamaño durante el ciclo menstrual y se
conocen como cambios fibroquísticos de la mama. Muchas mujeres los tienen y
como están asociados a los cambios hormonales, se acentúan justo antes y al
comienzo del ciclo menstrual. Pero
definitivamente, si sientes un bulto en el seno definitivamente debes consultar
a tu médico cuanto antes para saber de qué se trata.
También
debes consultar al médico si tienes alguno de estos síntomas o de estas
señales:
Dolor
en un seno que no esté relacionado con el período menstrual.
Descubres
un abultamiento, cambio o protuberancia que antes no tenías.
Uno
de los senos se siente hinchado, caliente y se ve enrojecido
Los
pezones segregan líquido sanguinolento.
Te
palpas un abultamiento en la axila o cerca de la clavícula
El
objetivo principal del autoexamen del seno es que te familiarices con el
aspecto y la textura de tus senos. No importa el tamaño, si un seno es un poco
más grande que el otro, esos son detalles estéticos que, al menos en relación
al cáncer, no son importantes. Sí es
fundamental que aprendas a conocer muy bien tu cuerpo. Eso te permitirá
detectar cualquier cambio, y reportarlo rápidamente a tu médico, por
insignificante que te parezca. Aprende a
hacerte el autoexamen y podrás defender mejor tu vida. Pero recuerda que el
autoexamen no reemplaza el examen por un profesional ni la mamografía.
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