Un
experimento demostró que pensar mucho en esa comida que puede vencer tu fuerza
de voluntad genera la sensación de comerla y reduce la cantidad que puedes
comer cuando te enfrentes al alimento real. ¿No es fascinante? Aquí te contamos
más detalles de este hallazgo.
“Soñar
es gratis”, dice el dicho popular. Y desarrollar la imaginación también:
imagínate que estas comiendo ese chocolate que tanto te gusta y que lo saboreas
mientras se derrite en tus manos; imagínate el helado de tu sabor preferido
refrescando tu boca, tu garganta y luego esa sensación de placer general;
imagínate saboreando esa comida que tanto se te apetece y no te permite que
sigas tu dieta como te lo propones.
Ahora
imagínatelo de nuevo, una vez y otra vez, y nuevamente una vez más. Por lo
menos 30 veces. Puedes utilizar fotografías si eso te ayuda. Trata de
imaginarte cada detalle: el sabor, el olor, la textura de los alimentos, el
tamaño de cada bocado, todo.
Luego,
si puedes, trata de darte el gusto y observa qué pasa. Probablemente no te
abalanzarás desesperadamente sobre ese manjar tan exquisito y, al fin de
cuentas, comerás menos cantidad. ¿Por qué? Pues sencillamente porque ya habrás
saciado tus ganas con la imaginación. ¡La mente es poderosa!
Esta
hipótesis fue probada por científicos de la Carnegie Mellon University, en
Estados Unidos, quienes reunieron a dos grupos de personas y les mostraron
imágenes de los chocolates M&M, a un grupo le dieron mucha cantidad y al
otro grupo poca. Luego les pedían que se imaginaran comiendo una y otra vez los
M&Ms, hasta 30 veces. Finalmente, les daban los chocolates para que
pudieran servirse y realmente comérselos.
Así
detectaron que el grupo que se había imaginado comer más, al llegar el momento
concreto comió menos, mientras que el grupo que sólo se había imaginado
comiendo tres M&Ms en vez de una bolsa entera comió más M&Ms reales.
Esto
se produciría porque la imaginación haría que el cerebro libere una hormona
denominada dopamina, que es la que genera la sensación de saciedad (y de amor).
Los científicos aseguran que no es suficiente con imaginarse de manera rápida
al alimento sino que hay que pensar en cada detalle y realmente visualizar el
hecho mismo de estar comiendo el alimento deseado para que se produzca esto.
Con
este hallazgo, los investigadores derribarían la idea tradicional según la cual
el ver la comida genera más ganas de comer.
De
todos modos, este es un estudio experimental y los especialistas advierten que
se requiere más información para lograr mejores resultados. En principio, esto
podría ayudar con algún alimento en particular pero no significa que si
visualizas helado luego evitarás comer hamburguesas, porque funciona sólo para
el alimento imaginado.
Otro
dato sumamente importante, que algunos especialistas cuestionan, es que este
estudio se realizó y funcionó con personas sanas que no están en sobrepeso,
pero no fue probado en personas que sufren de problemas de obesidad, cuya
relación con el alimento es totalmente diferente.
Lo
mismo ocurre en el caso de las adicciones. Bajo ningún concepto hay que probar
esta técnica para evitar el consumo del alcohol, por ejemplo, ni ningún otro
tipo de sustancias adictivas, ya que la adicción en sí misma es una enfermedad
totalmente diferente que debe ser atendida de manera profesional.
Si tu
problema son esos pocos kilos o libras de más o los atracones de dulces o
golosinas que te hacen agua la boca, entonces sí, este nuevo método a lo mejor
te ayuda. Seguramente ya sabes en qué pensar, solo falta que dejes volar tu
imaginación… y ¡a comer imaginariamente!
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