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MARTES 9 MAYO 2017
DOCTORA
PUBLICADO
EN DIETA Y NUTRICIÓN, MEDICINA NATURAL
¿Estás
buscando mejorar tu calidad de vida? Obviamente que uno de los lugares por
donde se debe empezar es con el régimen alimenticio o la dieta que llevamos. Si
estás considerando las dietas naturales como el vegetarianismo, el veganismo,
el crudismo o la dieta Mediterránea, aquí te explicamos de qué se tratan para
que puedas escoger la que más te conviene.
Los
consejos, sugerencias y guías para alimentarnos mejor están por todas partes y
aunque es común que los más populares sean para bajar de peso, muchas de estas
dietas también buscan construir hábitos más sanos para mejorar la calidad de vida
de quienes las siguen y así, mejorar su salud.
Y
aunque hay muchos tipos de dietas, en esta ocasión nos enfocaremos en las más
naturistas, que además están muy de moda, como el vegetarianismo, veganismo u
otras, como la que llaman crudismo (que se refiere a quienes comen todos o casi
todos sus alimentos crudos).
Las
corrientes orgánicas también se parecen a este tipo de regímenes porque en
general todas buscan una alimentación más natural, evitando alimentos
procesados o químicos.
Las
dietas vegetarianas
Un
vegetariano es quien, generalmente, no consume productos animales, incluidos
pescados y mariscos, aunque muchas veces siguen consumiendo derivados de
animales como huevos, lácteos o miel de abeja.
Según
el Instituto Nacional de Medicina en Estados Unidos (INH, por sus siglas en
inglés) , cuando una dieta vegetariana es muy variada y balanceada, todos los
nutrientes que necesita un ser humano están cubiertos, incluidas las proteínas
que normalmente encontramos en las carnes.
Los
vegetarianos pueden dividirse en:
Lacto
vegetarianos: comen lácteos
Ovo
vegetarianos: comen huevos
Lacto
ovo vegetarianos: comen huevos y lácteos
Veganos
o vegetarianos estrictos: sólo consumen productos vegetales
Las
personas que tienden a llevar una dieta vegetariana o vegana suelen tener
ideologías más responsables con respecto al medio ambiente y más compasivas con
los animales. Sin embargo, hay beneficios tangibles que se reflejan en la salud
cuando se siguen dietas de este tipo, como tener menor peso corporal, mejores
niveles de colesterol, una vida más larga, menos casos de hipertensión y
diabetes tipo 2 y menor riesgo de desarrollar cáncer.
Por
otra parte, según el Journal of Agricultural Food Chemistry, unos científicos
italianos y japoneses reportaron que los veganos y los vegetarianos absorben
con más dificultad la vitamina B12 en comparación con quienes sí comen carne.
Pero
la Asociación Dietética Americana (American Dietetic Association o ADA), dice
que un régimen vegetariano o vegano bien planeado, balanceado y variado en
nutrientes es totalmente saludable en varias etapas de la vida, incluidas la
infancia o el embarazo. Según varios estudios, las proteínas, el zinc, el
calcio, el hierro e incluso vitaminas como la D y B-12 sí se pueden obtener de
alimentos no animales pero la alimentación debe ser muy variada.
La
dieta vegana o vegetariana estricta
La
diferencia con los demás vegetarianos, es que los veganos no consumen nada de
origen animal, de hecho, ni siquiera usan prendas de vestir, cosméticos o
productos de limpieza que los contengan. Al igual que en el vegetarianismo, los
granos (de preferencia integrales) como arroz, trigo y cereales, así como las
leguminosas, son una gran fuente de nutrientes.
Según
un estudio que vincula la nutrición con la neurociencia publicado en el portal
del Centro Nacional de Información de Biotecnología, los veganos reportan
menores niveles de estrés y ansiedad que los omnívoros (los que comen todo) y
entre más apegada sea la dieta a productos vegetales y se reduzca el consumo de
azúcar y cualquier alimento animal, el ánimo de la gente se beneficia.
La
dieta cruda (el crudismo)
Los
crudistas también buscan alimentarse lo más naturalmente posible e intentan
comer casi todo crudo, no procesado y de preferencia orgánico. Tres cuartas
partes de sus alimentos deben ser crudos pero también hay quienes comen carne,
huevo o lácteos sin cocinar, es decir, no siempre son vegetarianos o veganos.
Según
esta corriente, consumir alimentos sin cocinar ayuda a bajar de peso, fortalece
el cuerpo y lo ayuda a prevenir y a luchar contra varias enfermedades. Deja
intactas las enzimas, vitaminas y minerales que contienen los alimentos y que
suelen perderse al cocinarse. En esta corriente piensan que se evita que se
obstruyan las arterias y el aparato digestivo con grasas, carbohidratos y
proteínas que no se digieren totalmente cuando su temperatura aumenta a más de
47 grados centígrados.
Y
aunque ellos aseguran que la digestión mejorará, la piel será más sana y le
gente se sentirá con más energía, no es una dieta fácil de seguir pues se
necesita mucha preparación, organización y motivación.
Un
reporte publicado en Food Technology en 2012, informó que las dietas basadas en
vegetales reducen significativa o completamente la propensión genética a
desarrollar enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2, cáncer o
enfermedades cardiovasculares.
La
dieta mediterránea
La
dieta mediterránea es muy balanceada porque incluye muchos vegetales, fruta,
semillas, cereales, una cantidad moderada de huevo y pescado, poca carne roja y
mucho aceite de oliva como fuente principal de grasas.
Se
originó en los países del Sur de Europa que limitan con el Mar Mediterráneo y
desde los 90 es muy conocida en el mundo occidental. Es muy variada, baja en
grasas saturadas (grasas trans o hidrogenadas), alta en grasas monoinsaturadas
y también es muy rica en fibra y leguminosas.
Quienes
llevan una dieta mediterránea, a diferencia del régimen común que se observa en
Estados Unidos (alta en carnes, embutidos y grasas saturadas), tienden a tener
menos problemas de hipertensión, obesidad y/o cáncer.
Pero
las dos cualidades principales de esta dieta son la reducción de las
enfermedades coronarias y la disminución de los casos de diabetes tipo 2 que se
pueden relacionar al elevado consumo de aceite de oliva y al consumo de vino
tinto en moderación, debido a su alto contenido en antioxidantes llamados
flavonoides.
Según
la Mayo Clinic, un estudio en 1.5 millones de adultos demostró que la dieta
mediterránea baja el riesgo de sufrir enfermedades cardiacas y cáncer e
inclusive Parkinson y Alzheimer. Además este régimen puede aplicarse a toda la
familia: no sólo por los ingredientes que utiliza, sino por la importancia que
le da a la convivencia familiar a la hora de la comida además de que reconoce
la importancia de la actividad física.
En el
ámbito de los regímenes alimenticios, estos son los más cercanos al lo natural,
buscan el balance en los ingredientes de los alimentos y dan mucha importancia
a su calidad. Entre más cercano a lo que la naturaleza nos dio, más cerca
estamos también de alcanzar una salud más plena.
Imagen
© iStock / Yuri Arcurs