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MIÉRCOLES 25 SEPTIEMBRE 2019
Muchos
estudios han descrito el impacto que tienen el abuso, el abandono y el maltrato
que se sufre durante la niñez en el desarrollo cerebral. Pero sólo hasta ahora
se conoce una investigación que se centra en analizar el impacto de las
discusiones y los problemas familiares en el desarrollo del cerebro de los
niños y los adolescentes.
Cuando
se habla de una infancia traumática, sin duda alguna se piensa en las
consecuencias que tiene esto en la salud mental. Abuso, abandono, maltrato y
golpes son sin duda la receta perfecta para que quienes los padecen durante la
niñez y la adolescencia tengan problemas relacionados con su salud mental.
Depresión, ansiedad, problemas de aprendizaje, pensamientos suicidas, entre
otros, aparecen en la lista.
Sin
embargo, sólo hasta ahora se estudia el impacto de los conflictos familiares en
el desarrollo cerebral de los niños y los adolescentes. Las discusiones entre
padre y madre, la falta de afecto entre miembros de la familia, los problemas
de comunicación, el abuso emocional y físico tienen un impacto importante en el
cerebro, lo cual puede ocasionar enfermedades psiquiátricas más adelante en la
vida.
El
estudio, realizado por unos especialistas en la Universidad East Anglia de
Inglaterra, usó la tecnología de imágenes para analizar el cerebro de 58
adolescentes entre los 17 y 19 años. Estos participantes fueron obtenidos de un
estudio más grande que involucró a 1,200 adolescentes cuyos padres habían
respondido preguntas acerca de eventos negativos que sus hijos habían
experimentado cuando eran pequeños.
Las
entrevistas que respondieron los padres se llevaron a cabo cuando los niños
tenían 14 años. Se encontró que 27 de los 58 participantes habían sufrido
adversidades durante la infancia. Además, cuando tuvieron 14 y 17 años, se les
preguntó a los jóvenes acerca de experiencias negativas que experimentaron
durante su último año en la familia o con amigos cercanos.
Los
resultados dieron a conocer que aquellos jóvenes que habían experimentado
dificultades familiares leves o moderadas desde que nacieron hasta que
cumplieron 11 años desarrollaron un cerebelo más pequeño. El cerebelo es la
parte del cerebro que se encarga de el aprendizaje de habilidades, de regular
el estrés y el control sensorial y motriz.
Un
cerebelo pequeño también indica que hay un riesgo de sufrir alguna enfermedad
mental más adelante en la vida, ya que se ha encontrado en otros estudios, de
manera consistente, que quienes padecen
enfermedades psiquiátricas tienen un cerebelo de menor tamaño.
También
se encontró que los adolescentes que habían tenido problemas familiares cuando
eran más pequeños estaban más predispuestos a haber sido diagnosticados con una
enfermedad mental, así como a tener a uno de sus padres con algún trastorno
mental, y además, tenían una percepción negativa de su infancia.
Este
estudio, hecho en asociación con la Universidad de Cambridge fue publicado en
la revista NeuroImage:Clinical y nos recuerda la importancia de (idealmente)
crecer en un ambiente libre de adversidades para promover un desarrollo
cerebral sano y prevenir problemas de salud mental a largo plazo.
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