La
soledad es un estado al que muchas personas le temen. Sentirse aislados, que no
tienen amigos, que no tienen con quién compartir su vida les lleva a la
depresión y les afecta el alma. Pero no solamente el estado de ánimo es el que
paga los platos rotos. Sentirte solo(a) también le pasa una cuenta de cobro a
tu cuerpo.
La
soledad es tal vez uno de los estados más temidos por el ser humano. Todo el
mundo quiere huir de ella. Sin embargo, estar con mucha gente alrededor no
significa que no te sientas solo(a). En muchas ocasiones la soledad va mucho
más allá de la compañía.
De
todas formas, cultivar buenas relaciones interpersonales es la clave para no
sentirte solo y poder compartir tu vida con los demás. Las relaciones sanas con
la familia y los amigos garantizan mantener a la soledad alejada. Pero si por
el contrario, tienes relaciones conflictivas con los demás, tal vez sientas que
estás realmente solo.
Primero,
es importante aclarar que la soledad no te afecta solamente a un nivel
emocional. Tu cuerpo reacciona a lo que piensas, a lo que sientes y a lo que haces.
Existe una conexión muy estrecha entre lo emocional y lo físico, Por eso dicen
mente sana en cuerpo sano. Lo que afecta a tu mente y a tus emociones,
repercute en tu salud física.
Un
estudio halló que el aislamiento social está asociado a un mayor grado de
inflamación en el cuerpo. ¿Qué significa esto? Para que te des una idea, la
inflamación está ligada estrechamente a condiciones como la diabetes tipo 2,
las enfermedades cardiacas, la enfermedad de Alzheimer y la artritis. La
tristeza que produce el sentimiento de soledad, además afecta a la respuesta
del sistema inmunológico, es decir, las defensas del organismo. En concreto,
los investigadores señalaron la reactivación del virus del herpes que se
encuentra latente, relacionada con el estrés (el cual puede suceder debido a la
soledad) y a la disminución en las defensas del cuerpo.
El
estudio, presentado en Nueva Orleans, Estados Unidos, en la reunión anual de la
Society for Personality and Social Psychology (una división de la Asociación
Psicológica Americana), analizó a 200 mujeres que le ganaron la batalla al
cáncer de mama. Entre las participantes de una edad promedio de 51 años, fue
claro que aquellas que decían sentirse solas mostraron un nivel más alto de
inflamación en respuesta al estrés y más probabilidades de tener una
reactivación del virus latente del herpes debido a un funcionamiento deficiente
de sus defensas.
No
es un secreto para la ciencia que la tristeza, en este caso ocasionada por la
soledad, sea responsable de que el cuerpo baje la guardia y pueda ser el foco
de enfermedades de diferentes tipos.
Si
bien este estudio requiere más evaluaciones, reafirma la idea de que la salud
emocional está directamente relacionada con la salud física y permite buscar
alternativas para prevenir y tratar las enfermedades.
Quizás,
la clave de la salud se encuentre, precisamente, en cultivar buenas relaciones
interpersonales para compartir la vida con nuestros seres queridos y hacerlo de
corazón.