DOCTORA ALIZA
Uno de los problemas de salud más comunes que
suelen tener los hombres es el denominado agrandamiento benigno de la próstata.
Se estima que el 90 por ciento de los varones tendrán esta condición si llegan
a una edad avanzada. Por eso aquí te contamos en qué consiste y qué puede
provocar esta condición.
La próstata es una glándula reproductiva de los
hombres, que tiene la misión de producir el líquido que transporta a los
espermatozoides durante la eyaculación. Es una glándula pequeña, aproximadamente
del tamaño y la forma de una nuez, que se encuentra debajo de la vejiga y
enfrente del recto, rodeando a la uretra (que es el tubo por el que la orina
sale del cuerpo).
Todos los varones nacen con la glándula
prostática o próstata. En el momento del nacimiento es diminuta pero crece
rápidamente cuando el niño entra en la pubertad, debido al aumento en la
testosterona (conocida como la hormona masculina), que entre otras cosas, ayuda
a mantener la fuerza de los músculos y la densidad de los huesos.
Cuando el varón llega a los 20 años, el tamaño de
la próstata se duplica, pero luego su crecimiento se detiene durante las
siguientes décadas y, por lo general, no causa problemas durante muchos años.
De hecho, menos del 10% de los hombres de 30 años tienen agrandamiento benigno
de la próstata.
Con el paso del tiempo, la próstata vuelve a
crecer, y al hacerlo puede presionar a la uretra y provocar problemas para
orinar. Esto es lo que se conoce como agrandamiento de la próstata, hipertrofia
o hiperplasia prostática benigna (HPB) o hipertrofia prostática benigna, y les
sucede a casi todos los hombres cuando van envejeciendo. Se estima que muchos hombres mayores de 40
años de edad tienen un pequeño grado de agrandamiento de la próstata y para los
60 años de edad, alrededor de la mitad de los hombres tendrá este problema.
Esta cifra supera el 90 por ciento de los casos cuando los hombres tienen más
de 85 años de edad.
Pero espera, antes de alarmarte o angustiarte,
ten en cuenta que el agrandamiento de la próstata no es un cáncer y no aumenta
el riesgo de desarrollar cáncer de la próstata. Es más, muchas veces ni
siquiera da síntomas. Menos de la mitad de los hombres con esta condición
tendrán alguno(s) de los siguientes síntomas o señales:
Goteo cuando se termina de orinar
Dificultad para comenzar a orinar o incapacidad
de hacerlo (retención urinaria)
Sensación de que la vejiga no se vacía por
completo
Urgencia de orinar, (sensación fuerte y
repentina)
Necesidad de orinar dos o más veces,
especialmente por la noche
Orinar con dolor o con sangre (pueden ser
indicios de una infección)
Necesidad de hacer fuerza al orinar
Chorro de orina débil
Pérdida del control de la vejiga (incontinencia)
La severidad de estos problemas depende de cuánta
presión ejerce la próstata sobre la uretra. Al principio, los síntomas pueden
ser leves, debido a que el músculo de la vejiga es capaz de acomodarse para
compensar la presión del agrandamiento de la próstata sobre la uretra.
Si la vejiga no se vacía por completo, la orina
que queda adentro puede predisponer el crecimiento de bacterias que pueden
causar infecciones urinarias frecuentes. Luego de mucho tiempo, los síntomas
del agrandamiento de la próstata pueden empeorar y provocar problemas mayores.
Por ejemplo: incapacidad repentina para orinar, infecciones urinarias, cálculos
urinarios, lesiones en los riñones y/o sangre en la orina.
Por eso, sin importar cuánto tiempo hace que
tienes esta condición, no dejes de consultar a tu médico si notas que: orinas
menos de lo normal, tienes fiebre o escalofríos, sientes dolor en un costado,
en la espalda o en el abdomen y/o si aparece sangre o pus en la orina.
Afortunadamente, actualmente existen distintos
tratamientos para controlar el agrandamiento benigno de la próstata. Muchas
veces, cuando los síntomas no son muy severos, la indicación es simplemente
hacer un seguimiento de cerca sobre cómo evoluciona la condición, y sólo cuando
los comienzan a interferir en la vida normal de los hombres es cuando se busca
una solución.
Para ello, existen distintos medicamentos que
pueden ayudar. Si eso no da resultado, también hay diferentes tipos de cirugía
que logran combatir los síntomas de manera eficaz, aunque también tienen más
riesgos que los otros tratamientos. Por eso es importante que consultes con un
urólogo(a) para que ambos puedan definir en conjunto cual es el más apropiado
para ti. El tratamiento, entre otras cosas, dependerá de tu edad, de los
síntomas que tengas y de tu estado de salud en general.
Algunas preguntas que pueden ayudarte a detectar
cuán grave es el problema para definir cómo combatirlo, son:
¿Cuán severos son los síntomas, y si has notado
que están empeorando?
¿Los
síntomas están haciendo que dejes de disfrutar actividades o momentos
cotidianos en tu vida?
¿Conoces los riesgos asociados con cada
tratamiento posible? (no dejes de consultarlos con tu médico ni tengas reparos
en preguntar. Quítate todas las dudas para estar bien tranquilo).
¿Estás dispuesto a correr esos riesgos para combatir los síntomas?