NOTICIAS TEZIUTLÁN "LA PURA VERDAD"
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MIÉRCOLES 22 AGOSTO 2018
PUBLICADO
POR: DOCTORA ALIZA
El
cansancio, el estrés, los niños, la rutina y hasta algunas enfermedades… todos
esos factores se convierten en los enemigos del deseo sexual. Si tu pareja y tú
están en un punto muerto, hay formas de recuperar tanto las energías como el
interés. ¡No lo dejen para después!
La
“eterna luna de miel” es sencillamente un mito y sería poco realista esperar
vivir siempre un romance de telenovela, o una tórrida relación como las que
vemos en las pantallas del cine. Es
normal que una pareja experimente altos y bajos en su deseo y su relación sexual,
así que tu pareja no es la excepción.
Sin embargo, tampoco es normal y mucho menos saludable quedarse en “cero”, sin ganas ni
energías para el encuentro amoroso. Hay muchos factores que contribuyen a
desinflar la libido, esa energía vital y natural que nos induce a buscar y a
disfrutar el encuentro sexual.
¿Cuáles
factores pueden afectar el deseo sexual?
Dedica
unos minutos para analizar cuáles de los siguientes pueden estar afectando tu
deseo sexual:
Estrés,
ansiedad y angustia: las presiones del trabajo, el desempleo, el nivel de
ingresos, las deudas, la inseguridad ante el futuro, el estado de salud propio
o de un ser querido, entre otras causas, generan un nivel elevado de estrés que
no conduce a un estado de ánimo propicio al encuentro sexual.
¿Qué
tal anda el resto de la relación? Los conflictos sin resolver, los
resentimientos, peleas o discusiones por causa de los niños, los suegros, el
dinero y cómo se gasta…todo eso se va acumulando como una pared entre ambos
dificultando la comunicación efectiva y disminuyendo el deseo por la intimidad.
El resultado: menos sexo y menos satisfacción en el encuentro de pareja.
Exceso
de alcohol y uso de drogas: una copa puede hacernos perder inhibiciones y hasta
ponernos alegres. Pero en exceso, el alcohol y las llamadas drogas recreativas
puede ocasionar el efecto contrario: puede dificultar las erecciones y la
respuesta sexual saludable.
¿Están
durmiendo bien? Cualquier cosa que esté afectándoles el sueño (las mismas
razones que les causan estrés), en su entorno laboral o familiar, o problemas
físicos como la apnea del sueño, los puede mantener agotados y puede robarles
las energías, las mismas que necesitan para las relaciones sexuales. Recuerda que la fatiga y el sexo son
incompatibles.
Cambios
en la familia: ¿Tienen parientes viviendo con ustedes? ¿Han regresado uno o
varios hijos a la casa y han perdido su acostumbrada privacidad? O quizás se
trate de un bebé que ha llegado a la familia y ahora duerme en la cama con
ustedes. Ni los niños ni la familia tienen por qué afectar el sexo, a no ser
que contribuyan a interrumpir la intimidad y la privacidad necesarias para el
encuentro sexual.
¿Toman
algún medicamento? Muchos pueden afectar
la libido, entre ellos algunos de los antidepresivos, de los antihistamínicos y
de los que controlan la presión arterial. También repercuten en el deseo sexual
algunos de los tratamientos de quimioterapia y del SIDA.
Disfunción
eréctil: la preocupación por “quedar bien” en el acto sexual puede generar
estrés y ansiedad en el hombre lo que puede desencadenar un descenso del deseo
sexual.
Menopausia:
un desajuste de los niveles hormonales durante esta etapa también puede
traducirse en menos interés y energías para hacer el amor.
Problemas
de autoestima: el exceso de peso, la obesidad, el descuido personal contribuyen
a que tengamos una imagen muy baja de nosotros mismos y puede causar mucha
frialdad en la cama.
Depresión:
cuando estamos deprimidos no tenemos deseo de nada, mucho menos para hacer el
amor. Puede tratarse de una condición crónica o temporal, provocada lo mismo
por un desequilibrio químico permanente que por un evento transitorio.
¿Ya
descubriste algunos que te afectan a ti? El primer paso es identificar el
problema. El segundo: tratar de resolverlo.
¿Qué
pueden hacer para las parejas volver a sentir deseo sexual?
Busca
ayuda para las condiciones de tipo clínico que no pueden superar por ustedes
solos. Si el problema es una disfunción eréctil, haz una cita con tu médico de
cabecera o con un urólogo para empezar el tratamiento cuanto antes. ¿Te está
afectando tu menopausia? Tu ginecólogo(a) puede convertirse en tu aliado(a)
para resolver tu relación. Si la
depresión o la ansiedad son el problema, el psiquiatra o el psicólogo es el
profesional más apropiado para ayudarles.
Es
muy importante que acudan cuanto antes a terapia familiar o de pareja para ir
resolviendo los conflictos que afectan a la relación. En cuanto estos mejoren, mejorará también la
libido.
Si
estás bajo tratamiento, tu médico y/o el especialista puede ayudarte a
sustituir un medicamento que no tenga entre sus efectos secundarios la
reducción de la libido. Consulta el problema con él o ella, pero no lo
suspendas sin consultarlo(a).
La
mayoría de las veces, no hace falta un tratamiento, sino armarse de
paciencia y estimular la creatividad
dentro de las relaciones personales:
Habla
con tu pareja, abre las líneas de la comunicación y propónganse pequeñas metas:
dedicarse más tiempo el uno al otro, o salir de viaje juntos (aunque sea
corto), por ejemplo. Esto les dará el
primer impulso necesario para empezar a hacer pequeños cambios que aumenten la
intimidad.
Demuestren
el amor y el afecto que sienten el uno al otro: si se sienten queridos y apreciados, mejor funcionarán
sexualmente. Las atenciones y detalles
durante el día serán el mejor preludio para el romance.
Hablando
de romance: ¡pónganse las pilas! Dejen a los niños con un adulto responsable y
salgan los dos solos, aunque sea por poco tiempo. Traten de demostrarse el
mismo interés que tenían durante el noviazgo. Escucha a tu pareja y demuestra
interés en lo que le sucede día a día.
Empleen
la “terapia de choque”: un nuevo peinado, un nuevo lugar para hacer el amor… lo
importante es salir de la rutina y recuperar la pasión.
Traten
de hablar más de sexo: comuníquense qué los satisface y que no y traten de
complacerse el uno al otro. Exploren nuevas caricias y posiciones y sobre todo,
dedíquenle más tiempo a la estimulación previa.
Usen
un lubricante para combatir la resequedad vaginal. O quizás un masaje los ayude a relajarse
antes del encuentro sexual.
Den
importancia a la dieta que llevan y hagan los cambios necesarios para ir
perdiendo el exceso de peso. Si además
incorporan algún tipo de actividad física, tendrán más deseos y energías para
hacer el amor.
Por
último: el sexo no sucede en un vacío. Planifica el encuentro con tu pareja,
saca tiempo para ustedes dos en medio de las obligaciones diarias. No lo dejes
para cuando se pueda o la llama se irá apagando.
Te
recuerdo una vez más que es muy importante buscar ayuda profesional si la
solución a tu falta de interés sexual se debe a algún problema médico o si
tienes dudas, cuando antes la busques, mucho mejor. Una relación de pareja
estimulante y satisfactoria es una parte muy importante de la vida. ¡Lucha por
ella!
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