Si
estás buscando una forma de prevenir la diabetes sin esforzarte demasiado, aquí
tienes un dulce hallazgo que llega como
la fresa (frutilla) del postre. Un estudio reciente indica que comer frutas
frescas y enteras podría reducir el riesgo de desarrollar esa enfermedad. Sin
embargo, si prefieres el jugo (zumo), ya
no tendrás el mismo beneficio.
La
diabetes es uno de los problemas principales en salud pública ya que, según la
Organización Mundial de la Salud, más de 347 millones de personas la padecen en
todo el mundo. Es una de las llamadas enfermedades no transmisibles (porque no
se contagia), asociada al sedentarismo y el estilo de vida moderno, que se
caracteriza por la elevación del azúcar en sangre (o hiperglucemia).
Las
personas con diabetes deben prestar atención a su dieta por lo que el consumo
de frutas ha generado más de una polémica y protagonizado análisis e
investigaciones a lo largo de los años. Como las frutas son dulces y contienen
azúcares, en el pasado se creía que los diabéticos no debían consumirlas.
Actualmente se sabe que esto no es así, aunque con ciertas frutas que contienen
más calorías sí se debe controlar la cantidad que se consume. De hecho, un
estudio reciente encontró un nuevo beneficio a los que ofrecen las frutas, que
son ricas en fibra y antioxidantes: el de ayudar a prevenir el desarrollo de la
diabetes tipo 2.
Para
llegar a esta conclusión, que aparece
publicada en el medio British Medical Journal (BMJ), varios investigadores de
Inglaterra, Estados Unidos y Singapur analizaron los datos sobre el consumo de
las frutas de casi 190 mil estadounidenses que participaron en tres estudios
diferentes entre 1984 y 2008. Estas
personas no tenían un diagnóstico inicial de diabetes, enfermedad
cardiovascular ni cáncer. En detalle, evaluaron su consumo de uvas, melocotones
o duraznos, albaricoques (chabacanos, damascos), ciruelas y ciruelas pasas,
bananas (plátanos), melones, manzanas o peras, naranjas, toronjas (pomelos),
fresas (frutillas) y arándanos azules (blueberries o moras azules).
Encontraron
que las personas que comían fruta, sobre todo arándanos azules (ver la
fotografía que acompaña este artículo), uvas y manzanas, al menos dos veces por
semana, tenían hasta 23 por ciento menos posibilidades de desarrollar diabetes
tipo 2, en comparación con las que comían esas frutas no más de una vez al mes.
Sin
embargo, quienes bebían una porción o más de jugo de fruta al día no obtuvieron
los mismos resultados. Por el contario, tuvieron un aumento en el riesgo de
hasta 21 por ciento más que los demás.
Una
posibilidad que podría explicar esta diferencia es que tal vez haya otros
factores que aumenten el riesgo de desarrollar diabetes, que no tienen que ver
con el consumo de frutas. Otra explicación se encuentra en la rapidez con la
que el cuerpo digiere los jugos o zumos, que son altos en los azúcares
naturales de la fruta, pero que no contienen la fibra, lo que hace que el
azúcar llegue más rápido a la sangre. Por el contrario, cuando se consume la
fruta fresca, el azúcar que contienen está acompañado por un alto contenido de
fibra que hace más lenta tanto la digestión como la absorción del azúcar o
glucosa, le permite al cuerpo metabolizar el azúcar de forma más eficiente a
medida que entra en el torrente sanguíneo en cantidades más pequeñas y que puede
manejar más fácilmente.
Además,
los investigadores encontraron que sustituir el consumo de jugo (zumo) de
frutas por una fruta fresca, al menos tres veces por semana, también permite
disminuir el riesgo de desarrollar diabetes, en este caso en un 7 por ciento.
Ahora
ya lo sabes: si quieres reducir tu riesgo de diabetes, no dejes de añadir
frutas frescas y enteras a tu dieta. Y de éstas las moras azules, las uvas y
las manzanas en especial, se asociaron con el menor riesgo de desarrollar
diabetes ¡Disfrútalas!
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