POR: ODILÓN LARIOS
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Encuentran muerto y en avanzado estado de descomposición a un hombre en su domicilio en la colonia Guadalupe Hidalgo, al sur de la ciudad de Puebla. El cuerpo del occiso ya estaba siendo comido por sus propios perros.
El varón de nombre Marcelo G. C., de 72 años de edad, vivía solo en la privada 7-A Sur. Únicamente lo acompañaban sus cinco perros, muy bravos, por cierto. Sus familiares debieron de sacar a los feroces cuadrúpedos para evitar que atacaran a alguno de los policías o peritos pues no dejaban ingresar a nadie.
La familia de Marcelo no había podido contactarse con él, es por ello que sus hijos llegaron a visitarlo el día domingo por la mañana, pero al ingresar notaron una fuerte fetidez y sospecharon lo peor.
Se asomaron y vieron en el patio el cuerpo tendido del hombre, por lo que esperaron que llegaran las autoridades para una mejor inspección. Al arribo de la policía municipal, ingresaron y se percataron que el hombre de 72 años yacía sin vida, era evidente porque el cuerpo desprendía un fuerte olor a descomposición y tenía el característico color negruzco en la piel, señal de que llevaba al menos un par de días sin vida.
Los perros de Marcelo ya le habían comido el pie derecho y también parte del brazo del mismo lado del cuerpo. Tras una revisión se determinó que el hombre no presentaba huellas de violencia, por lo que se presume murió por probables causas naturales, como un posible infarto.
Al no haber nadie que lo viera quedó a la intemperie, donde le pegó el fuerte sol que hace en los días poblanos en esta temporada. Después los perros guiados por sus instintos comenzaron a comer el cuerpo.
