NOTICIAS TEZIUTLÁN "LA PURA VERDAD"
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MARTES 31 JULIO 2018
PUBLICADO POR: DOCTORA ALIZA
Dicen que del amor al odio no hay más que un paso (y
viceversa), y es muy posible que ese primer paso sea el que necesitas dar para
transformar tu rechazo en algo positivo. Si el solo hecho de pensar en hacer
ejercicio te causa un dolor de cabeza, sigue leyendo este artículo y descubre
cómo hacer para cambiar de idea y de estilo de vida.
Admítelo. A pesar de que has leído y escuchado cientos de
veces todas las ventajas que brinda la actividad física, aun así sigues odiando
hacer ejercicio y no toleras la idea de ir al gimnasio ni siquiera una vez por
semana. Claro que te gustaría estar en forma, pero la tentación de permanecer
cómoda(o) en casa o salir a comer con amigos es mucho mayor… ¿Qué puedes hacer?
Considera los consejos siguientes:
1. Regla número
uno: recuerda que nada es imposible y que el cambio depende de ti. Lo primero
que debes hacer es creer que sí puedes cambiar esa sensación de rechazo frente
a la idea de hacer ejercicio. Nada sucederá si no cambias primero tu actitud.
Luego, hay varias claves que pueden ayudarte a establecer una rutina de
ejercicios que sí puedas mantener.
2. Analiza las razones
que te hacen rechazar el ejercicio: ¿te da vergüenza como luce tu cuerpo, no te
gusta transpirar frente a los demás, no tienes tiempo, te falta la ropa
apropiada, necesitas un compañero de rutina, te resulta muy costoso tener
acceso a un gimnasio o sientes que en experiencias anteriores no has visto
demasiados resultados luego de tu esfuerzo? Estos son algunos de los factores
que suelen quitarle la motivación a las personas y hacen que seleccionen la
vida sedentaria “por eliminación” o, simplemente, porque no es fácil ir en
contra del ritmo de vida que llevamos. Una vez que identifiques las razones que
te mantienen pegado(a) al sofá, será mucho más fácil combatirlas y motivarte a
hacer ejercicio.
3. Busca la fuerza
en la motivación: sentirte con más energías, combatir el sobrepeso, lucir más
juvenil. Para mantenerla viva es muy importante que no te aburras haciendo
ejercicio. Prueba distintos tipos de ejercicio, incluso un deporte que nunca
has practicado, hasta que encuentres el que te motive y te proporcione más
bienestar y alegría.
4. El gimnasio no
es el único lugar donde puedes poner tu cuerpo en movimiento. También puedes
tomar clases de danza (como Zumba), salir a caminar o a correr con amigos,
andar en bicicleta por tu barrio o ¿porque no?, hacer ejercicio más pausado
como el yoga o el Pilates (dos buenas opciones si no te gusta sudar demasiado).
5. Otra excusa muy
común para posponer los ejercicios es la escasez de tiempo. Si ese es tu
problema, elige el momento del día más apropiado para hacer ejercicio. Algunos
especialistas consideran que es mejor por la mañana, antes de comenzar con el
resto de las actividades, pero hay personas que prefieren hacer ejercicio por
la tarde o al anochecer, luego de un arduo día de trabajo y cuando ya comienza
a bajar el sol.
6. No te dejes sabotear
por la idea errónea de “o todo o nada”. Si un día no puedes hacer ejercicio
todo el tiempo que tenías planeado (digamos una hora), no hay razón para
descorazonarte. Puedes hacer ejercicio
en media hora y hasta cortarlo en recreos de 10 o 15 minutos por vez, que bien
puedes intercalar con otras actividades, ya sea en casa o en el trabajo. Lo
importante es perseverar.
7. Busca
alternativas. Puedes aprovechar cada momento de la vida cotidiana para moverte
más: subir por las escaleras en vez de tomar el ascensor, caminar a lugares
cercanos en lugar de ir en auto, y hasta dedicarte a la jardinería pueden ser
de gran ayuda.
8. Si el problema
es económico, recuerda que el gimnasio no es la única alternativa para hacer
ejercicio ni tienes que tomar clases que se salgan de tu presupuesto
necesariamente. En cambio, puedes buscar actividades en grupo en tu barrio o
aprovechar los momentos de la vida cotidiana que te mencionábamos antes.
Incluso puedes seguir un video de ejercicios en la tranquilidad y privacidad de
tu propio hogar. No son caros y viene en todos los niveles (desde principiante
hasta avanzado), y en tantas variedades que seguramente encontrarás uno que se
ajuste a tus gustos y necesidades.
9. Y si lo que
necesitas es compañía, busca un amigo o familiar que te acompañe a hacer
ejercicio. Incluso, puedes llevar a tus hijos y mientras ellos hacen algún
deporte que les guste, tú puedes aprovechar para hacer lo tuyo. Por ejemplo: si
ellos van a natación, puedes caminar o trotar alrededor de la pileta, lo mismo
si van a jugar al futbol. Otra buena idea es ir juntos a jugar al parque, algo
que además los ayudará a estar más unidos.
10. Por último, recuerda ser paciente. Los resultados no
se ven de un día para otro, pero si eres constante, en el momento menos pensado
te sorprenderás tu mismo(a). Y mientras tanto, por supuesto, no dejes de
premiarte por tu esfuerzo y por tus logros.
¡Anímate! Una vida en movimiento puede ser agradable para
ti también. Si logras cambiar de idea y te enamoras del ejercicio, verás que
los beneficios son muchos y ya no querrás abandonarlo ni un solo día.
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