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LUNES 3 DICIEMBRE 2018
DOCTORA ALIZA
POSTED IN HOMBRES, VIDA SALUDABLE
¿Pierdes orina al caminar, toser o al realizar cualquier actividad
física? ¿Te despiertas en la noche con una necesidad urgente de orinar? ¿Tu ropa
interior se siente húmeda por los involuntarios escapes de orina? Tu problema
tiene nombre: incontinencia urinaria y muchos hombres como tú la padecen. Como
puede ocurrir por diferentes causas, ponerle fin a esa incomodidad comienza por una visita al
urólogo. Infórmate aquí en vidaysalud.
Uno de mis pacientes llegó al consultorio muy preocupado. Con mucha vergüenza me contó que desde hace
un tiempo, de buenas a primeras y sin previo aviso, siente unas granas
incontrolables de orinar y si no se apura, ¡no llega al baño a tiempo! Como en
varias ocasiones ha sufrido alguno que otro accidente bochornoso, evita en lo
posible salir de casa, y no se siente a gusto si no tiene un cuarto de baño
cerca. Lo tranquilicé diciéndole que
padece de incontinencia urinaria, una condición común y molesta pero que por
suerte, tiene solución. ¿Su próximo
paso? Visitar a un urólogo para determinar exactamente la causa y ponerle un
tratamiento.
La incontinencia urinaria (IU) es la salida accidental e involuntaria de
la orina y ocurre cuando la vejiga pierde el control de los músculos que la
retienen. Tanto los hombres como las mujeres tienen, de acuerdo a su edad,
riesgo de desarrollarla. Durante la infancia, las niñas por lo general logran
el control de la vejiga a una edad más temprana que los varones. La enuresis nocturna (o mojar la cama) es más
común en los niños que las niñas. Sin embargo, las mujeres adultas tienen más
probabilidades de sufrir incontinencia urinaria que los hombres, debido a
diferencias anatómicas de la región pélvica, y los cambios derivados de los
embarazos y los partos. Aun así, muchos hombres padecen de incontinencia
urinaria, especialmente al ir entrando en años, aunque la IU no se considera
una consecuencia inevitable del envejecimiento. Cabe destacar que la mayoría
sufre incomodidad y vergüenza por tenerla y como por miedo evita las
actividades sociales, y hasta la interacción con su pareja, su calidad de vida
se reciente considerablemente.
Más que una condición o enfermedad en sí misma, la UI se considera más
bien un síntoma o un signo de otro problema subyacente que la provoca. Según sus causas y síntomas, la IU se
clasifica de diferentes formas:
Incontinencia por esfuerzo o estrés: es la pérdida involuntaria de la
orina causada por un aumento de la presión abdominal sobre la vejiga al
realizar un esfuerzo durante ciertas actividades como toser, estornudar o
levantar peso. Por lo general se debe a cambios en el suelo pélvico combinados
con un funcionamiento inadecuado del esfínter (o válvula uretral). Es más
frecuente en las mujeres. Se presenta en los hombres, por lo general, después
de una cirugía de la próstata.
Incontinencia de urgencia: la orina también se pierde involuntariamente y
se asocia a un deseo repentino de orinar, difícil de evitar. Es la más común entre los ancianos. Los
escapes se suelen producir por la noche o tras beber agua. La vejiga no puede
almacenar adecuadamente la orina porque es demasiado pequeña o porque se
contrae. Ocurre también cuando los nervios están dañados a causa de alguna
condición como el Parkinson, la diabetes o la esclerosis múltiple. Además,
ocurre en los hombres que tienen agrandamiento de la próstata o próstata
agrandada por la edad (hiperplasia prostática benigna) o los hombres que han
recibido radioterapia en la zona de la pelvis (ya que puede disminuir el tamaño
de la vejiga).
Incontinencia por rebosamiento: en este tipo de incontinencia, la vejiga
está distendida debido a una obstrucción que impide que se vacíe adecuadamente.
La obstrucción puede deberse a un cáncer o a una hiperplasia benigna que
dificulta la micción (orinar). Junto con
la dificultad para orinar, se presentan pérdidas involuntarias de orina. Como
la vejiga está distendida (o estirada), no puede contraerse lo suficiente como para
iniciar la micción voluntaria. De modo que se vacía involuntariamente cuando se
llena. Otro síntoma de este tipo de IU es que queda la sensación de que la
vejiga no se ha vaciado completamente después de orinar.
Incontinencia mixta: en este tipo de IU se combinan los síntomas de la
incontinencia urinaria de urgencia y la de esfuerzo y estrés. El funcionamiento
inadecuado del esfínter hace que la vejiga se contraiga porque sus nervios
interpretan que ha comenzado la micción.
Tienes algunos de los síntomas anteriores? El paso siguiente es visitar a
un profesional de la salud, de preferencia a un especialista en este tipo de
condición: un(a) urólogo(a). El evaluará
tu historia clínica, incluyendo enfermedades que padeces o hayas tenido en el
pasado, cirugías que te hayan hecho y detalles sobre tu problema de
incontinencia para encontrar la causa.
Te preguntará sobre la cantidad de líquidos que consumes al día, si
bebes alcohol o bebidas con cafeína y cuáles medicamentos tomas, tanto de venta
libre como por receta médica.
Cómo se trata la incontinencia
No existe un tratamiento único que funcione para todo el mundo. Tu doctor
hablará contigo, determinará cuál es el mejor en tu caso particular
dependiendo, de los síntomas y la severidad de los mismos, tu estilo de vida,
del diagnóstico y de tus preferencias.
Por lo general, se comienza por las opciones de tratamiento más
sencillas, cambiando ciertos hábitos de vida y realizando ejercicios que
fortalezcan los músculos que mantienen la orina dentro de la vejiga. Si estas medidas no funcionan, entonces se
pueden utilizar medicamentos o un dispositivo que te permita más control de la
micción, como un esfínter artificial o un catéter. En otros casos, la solución
más efectiva es la cirugía.
Algunos cambios de hábitos que te podrían ayudar:
En algunos casos, la mejoría puede lograrse simplemente limitando el
consumo de líquidos a ciertas horas del día. Se aconseja beber abundantemente
por la mañana y luego ir disminuyendo la cantidad paulatinamente a medida que avanza
el día. La idea es reducir a un mínimo los líquidos durante la noche para
evitar las micciones nocturnas.
Otra medida que puede ayudar es el reentrenamiento de la vejiga. Lo primero es establecer un horario fijo de
visitas al baño. Al principio, con más frecuencia, y luego, al ir ganando
control, se van espaciando cada vez más.
El reentrenamiento de la vejiga incluye además ejercicios para fortalecer
los músculos de la pelvis, que se conocen como los ejercicios de Kegel. Para
realizarlos, lo primero es identificar cuáles músculos debes ejercitar. Imagina
que tienes el abdomen lleno de gases. ¿Qué músculos utilizarías para
contenerlos hasta llegar al baño? Pues esos son los músculos de la pelvis que
hay que fortalecer. La idea es
contraerlos, pero sin aguantar la respiración y sin contraer otros músculos
como los del abdomen, las piernas o los glúteos ya que entonces pondrías
presión indebida sobre la vejiga. Contrae los músculos pélvicos y cuenta hasta
tres. Relájalos y vuelve a contar hasta tres. Repite, sin contraer con fuerza.
Repite el proceso anterior 10 veces. Descansa y repite 2 veces más (para un
total de 30 repeticiones). Conviene que
comiences haciendo los ejercicios de Kegel acostado, ya que los músculos no
tienen que trabajar en contra de la gravedad.
A medida que se vayan fortaleciendo, realiza los ejercicios ya sea de
pie o sentado. Lo más importante es que tengas constancia y paciencia.
Comenzarás a ver la mejoría de 3 a 6 semanas.
De acuerdo al caso, el urólogo podría recetarte medicamentos que te
ayuden a controlar la vejiga. Algunos bloquean las señales nerviosas que hacen
que la vejiga se contraiga. Otros ayudan
a reducir la producción de orina. También hay medicamentos para relajar la
vejiga o reducir el tamaño de la próstata. Es posible que el doctor tenga que
cambiar algún medicamento que estés tomando para otra condición, como es el
caso de los diuréticos que se indican para el tratamiento de la
hipertensión. No hagas ningún cambio sin
que el médico te lo indique y supervise. También debes tener en cuenta que
muchos de los medicamentos indicados para tratar la IU pueden provocarte
resequedad en la boca y hasta taquicardia.
Discute con el médico los posibles efectos secundarios para que estés
avisado.
En los casos de IU de urgencia, se pueden utilizar inyecciones de toxina
botulínica (bótox) en el músculo de la pared vesical (detrusor) de la vejiga o
en el esfínter cada 6 a 9 meses. Si la
IU es severa, el urólogo podría recomendarle algún tipo de procedimiento
quirúrgico. La cirugía es especialmente efectiva en los casos en que los
nervios están muy dañados o el paciente ha tenido una cirugía de próstata
radical. Entre los procedimientos quirúrgicos se encuentran: la implantación de
un esfínter artificial, o una derivación urinaria que permita eliminar la orina
a través de un catéter a una bolsa externa.
En muchos hombres la pérdida involuntaria de orina produce incomodidad,
vergüenza y deteriora su calidad de vida. No dejes que te pase a ti. Visita a
tu urólogo(a) lo antes posible para ponerle solución a tus molestias.