7.11.19

DESPIDEN A VÍCTIMAS DE FAMILIA LEBARÓN BAJO FUERTES MEDIDAS DE SEGURIDAD

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NOTICIARIO DE ANÁLISIS Y COMPRENSIÓN noticiasdeteziutlan@hotmail.com  
JUEVES 7 NOVIEMBRE 2019


La comunidad agrícola de La Mora celebró los primeros funerales de algunos de los nueve estadounidenses -tres mujeres y seis niños- asesinados el lunes miembros del crimen organizado.

Docenas de camionetas, muchas de ellas con matrícula de Estados Unidos de lugares como Dakota del Norte, recorrieron carreteras de tierra y piedras por el desierto, en áridas praderas y montañas cubiertas de pinos el miércoles mientras la noche caía sobre la comunidad de alrededor de 300 habitantes.

Se espera que al menos mil visitantes pasen la noche en la localidad antes de los entierros del jueves, ya sea en los pisos de las aproximadamente 30 viviendas existentes o en tiendas de campaña que ellos mismos traen.

Al menos una vaca fue sacrificada para ayudar a alimentar a las masas, además de a las docenas de soldados mexicanos que custodian la entrada a La Mora.

Steven Langford, que fue alcalde de la aldea de 2015 a 2018, espera que los asesinatos tengan un “importante impacto en la comunidad”. Además, destacó que en los últimos 15 años la situación empeoró, incluso teme que la mitad de los residentes puedan marcharse.

“Esto fue una masacre, 100 por ciento una masacre”, dijo Langford, que perdió a una hermana, Christina Langford, en la emboscada.

“No sé cómo entra en la conciencia de nadie hacer algo tan horrible”.

Cuando los pistoleros abrieron fuego contra el grupo el lunes, el Ejército mexicano, la Guardia Nacional y la policía del Estado de Sonora no estaban allí para protegerlos, pues tardaron alrededor de ocho horas en llegar a la zona.

“El País está sufriendo mucho por la violencia”, dijo William Stubbs, un agricultor de nueces y alfalfa que es miembro de un comité de seguridad de la Colonia LeBarón, una localidad con una población mayoritariamente estadounidense.

“La ves por todas partes. Y no está mejorando. Está empeorando”.

La ausencia de las fuerzas de seguridad en zonas rurales como los estados norteños de Chihuahua y Sonora llevó en su día a que los residentes con doble nacionalidad de sitios como la Colonia LeBarón formaran sus propios cuerpos de defensa civil.

Stubbs dijo que tras el asesinato del activista contra el crimen Benjamín LeBarón en 2009, los residentes se turnaron todas las noches durante dos años para tomar posiciones con binoculares de alta potencia y vigilar desde la `”L” del letrero de “LeBarón”, que está en una ladera sobre el poblado.

Desde entonces, comentó, los cárteles han abandonado LeBarón y el Municipio de Galeana, a unos pocos kilómetros al norte, pero dijo que estas bandas ganaron fuerza en las últimas dos décadas y las comunidades próximas sufren la violencia y extorsión de las organizaciones de narcotraficantes.

Esta semana, los militares le dijeron que la localidad de Zaragoza había sido abandonada en un 50 por ciento, agregó.

El General Homero Mendoza, jefe del Estado Mayor de la Defensa Nacional, dijo el miércoles que la emboscada del lunes en la que murieron tres mujeres y seis niños, todos estadounidenses, comenzó a las 9:40 horas, pero que las unidades del Ejército más cercanas estaban en la ciudad fronteriza de Agua Prieta, a unos 160 kilómetros.

Los soldados no partieron hacia la escena del ataque hasta las 14:30 horas y llegaron a las 18:15, mientras cinco niños que habían sobrevivido se escondían en las montañas con heridas de bala.

“Hay zonas donde el Estado es muy frágil”, dijo Alejandro Hope, analista de seguridad de México.

Apuntó que los estados de Sonora y Chihuahua, que tienen una extensión conjunta de 420 mil kilómetros cuadrados, sólo tienen 4 mil 100 efectivos de la Guardia Nacional estacionados allí, alrededor de un agente por cada 100 kilómetros cuadrados.

En Colonia LeBarón la influencia estadounidense pude notarse con la presencia de camionetas con matrículas de California, Idaho, Colorado, Washington, y clientes angloparlantes comiendo hamburguesas en Ray’s Restaurant, Coffee & Grill. Muchos de los residentes con doble nacionalidad nacieron allí y sus familias llevan décadas en ese sitio.

Stubbs predijo que algunos se mudarán con sus familias a Estados Unidos por miedo, pero que eventualmente regresarán, tal como ocurrió después del asesinato de 2009.

También calificó de dudosa la estrategia de seguridad de “abrazos, no balazos” de López Obrador para tratar de resolver los problemas sociales subyacentes en lugar de combatir a los cárteles del narcotráfico con la fuerza militar.

“Estoy realmente impactado de su forma de pensar. Eso no va a resolver los problemas”, manifestó.

“No somos expertos militares, ni de guerra, ni de armas. Somos agricultores y tenemos familias numerosas e increíbles. Definitivamente queremos que nuestras familias sean pacíficas”.

El miércoles, docenas de soldados y efectivos de las policías federal y estatal y de la Guardia Nacional custodiaban la carretera llena de baches que une el estado de Chihuahua y La Mora, en Sonora, replicando a la inversa la ruta de que realizaban las víctimas cuando se vieron sorprendidas por la emboscada.

Langford dijo que él y otros viajan a menudo entre La Mora y Estados Unidos, trabajando al norte de la frontera para construir sus vidas y criar a sus familias en un lugar que describió de “paraíso” para que crezcan los niños. Detrás de la parcela donde él y su esposa criaron a sus 11 hijos, pescan y nadan.

“Siempre hemos conocido los peligros. Hemos visto a la gente hacer sus cosas. Siempre tuvimos la política de `No les molestamos’. Nunca soñamos que algo así pudiese suceder, este lugar va a convertirse en un pueblo fantasma. Mucha gente va a marcharse”, manifestó Langford.