NOTICIAS TEZIUTLÁN "LA PURA VERDAD"
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NOTICIARIO DE ANÁLISIS Y COMPRENSIÓNnoticiasdeteziutlan@hotmail.com
VIERNES 14 AGOSTO 2020
VIDA Y SALUD
“Todos tienen derecho a su
propia opinión pero no a sus propios datos. Una opinión es una creencia o
conclusión que se puede tener con gran convicción pero que no está comprobada o
establecida en hechos basados en la realidad. Esa realidad establecida con el
conocimiento o las pruebas. A continuación te explico cuál es la diferencia
entre la ciencia y las teorías conspirativas para que entiendas la diferencia,
selecciones tus fuentes de información correctas y para que no te vendan gato
por liebre”
¿Qué es la ciencia y qué
requiere el método científico?
La ciencia es una manera
sistemática y lógica de abordar y descubrir cómo funcionan las cosas en el
universo. La palabra “ciencia” proviene del latín scientia, que
significa sabiduría basada en datos que se pueden demostrar y reproducir, de
acuerdo con el Diccionario
Merriam-Webster. Fiel a su definición, la meta de la ciencia es la de
obtener resultados que se puedan medir y analizar. La ciencia se basa en datos,
no en opinión ni en preferencias. El proceso de la ciencia se enfoca
exclusivamente en el mundo natural, de acuerdo con la Universidad de California.
Todo lo que se considera sobrenatural no entra en la definición de ciencia.
Un aspecto importante de la
investigación científica es que debe tratar de responder una pregunta. En otras
palabras, una investigación no debe tratar de “demostrar” un punto, sino debe
ser un intento para obtener conocimientos. Otro aspecto que se debe considerar
es que la observación cuidadosa y controlada debe ser la base para recopilar
información. Por último, los resultados de una investigación científica deben
repetirse: otros investigadores, siguiendo el mismo proceso, deben observar los
mismos resultados. Si un resultado no se puede reproducir, las conclusiones
originales deben cuestionarse.
Existen varios pasos en el
método científico que se inician cuando se hace una observación u
observaciones; se hacen preguntas acerca de las observaciones y se reúne la
información para formar la hipótesis (que es una descripción tentativa de lo
que se ha observado) y se hacen predicciones basadas en ella. Se prueban la
hipótesis y las predicciones en un experimento que se pueda reproducir. Se
analizan los datos y se obtienen conclusiones (aquí se acepta, se rechaza o se
modifica la hipótesis, si es necesario). Finalmente, se reproduce el
experimento hasta que no haya discrepancias (diferencias) entre las
observaciones y la teoría.
O sea, como dijo Moshe
Pritker, un ex investigador que actualmente es Director Ejecutivo de The
Journal of Visualized Experiments (JoVE), “La reproducibilidad de los
experimentos publicados es la fundación de la ciencia. Si no hay
reproducibilidad, no hay ciencia”.
Actualmente, los
descubrimientos científicos salen publicados en revistas profesionales que
son “peer reviewed”. Eso significa que son revisadas por colegas
antes de su publicación.
Teorías conspiratorias
Una investigación realizada
en junio del 2020 por el Pew Research Center les preguntó a
9,654 adultos dónde obtenían su información acerca del COVID-19, y acerca
de las teorías conspiratorias en los EEUU. Los
que obtenían su información del presidente Trump tendían a creer más en las teorías
conspiratorias y a pensar que la pandemia se ha exagerado. Y de este grupo, los
que han escuchado la teoría conspiratoria que la pandemia fue planeada, el 56%
piensa que, o definitivamente o probablemente, es cierta.
Un estudio realizado en línea
entre alrededor de 2,500 personas en el Reino Unido, publicado en mayo del 2020
por la Cambridge University Press, encontró
que mientras la mitad de las personas no creían en las teorías conspirativas,
el 25 por ciento ya mostraban un patrón muy consistente o niveles muy elevados
de endosar esas ideas. Y, de hecho, los investigadores encontraron que “Esas
ideas no parecían limitadas a los márgenes. Las teorías conspirativas se
conectan a otras formas de desconfianza y se asocian con seguir menos las
recomendaciones del gobierno y con mayor renuencia de hacerse pruebas o seguir
tratamientos en el futuro”.
Desde luego, esto sucede
cuando se mezclan la incertidumbre, el miedo, la desesperación económica y las
campañas de desinformación.
¿Cuáles son algunas de las
teorías conspirativas?
Una fuente de desinformación
muy popular fue un video de una viróloga llamada Judy Mikovits que
originalmente se publicó en las redes sociales como “Plandemic”, a
principios de mayo del 2020. Ella es una científica desacreditada que había
trabajado en retroviruses murinos (XMRV) asociados con la fatiga crónica del
2006 al 2001 en el Whittemore Peterson
Institute (WPI). Desgraciadamente, debido a su falta de
honestidad como científica, la publicación en 2009 sobre sus hallazgos fue
criticada ampliamente y, finalmente, la revista Science retractó
su publicación el 22 de diciembre del 2011. En noviembre del 2011, Mikovits fue
arrestada por robarse una computadora y otra información del WPI. Obviamente,
también la despidieron de WPI en 2011.
Desde entonces se ha dedicado
a promover teorías conspirativas relacionadas al XMRV (xenotropic murine
leukemia related virus), que es lo que estaba estudiando y causó la
controversia que la desacreditó y que no le ha permitido trabajar en ninguna
organización respetada. Eso no ha prevenido que los siga vinculando a varias
enfermedades (cuando otros científicos no encuentran esa asociación) y que encuentre
ideas en contra de las vacunas que no existen. El Dr. David Gorski, un profesor
de cirugía de la Wayne University
School of Medicine y editor del sitio web Science-Based
Medicine (Medicina Basada en Ciencia), revisó el video y dijo “la
cantidad de disparates, desinformación, mala información y difusión de
conspiracías en la respuesta de Minkovits a las preguntas es épica
(legendaria)”. PolitiFact (una organización sin fines de lucro
del Poynter Institute en St. Petersburg, Florida, con oficinas
en Washington, DC) describió el video como “una inmersión en teorías
conspirativas sobre el COVID-19, la salud pública y la industria farmacéutica”.
Otra teoría conspirativa es
que la pandemia del COVID-19 es parte de una estrategia mundial creada por una
minoría selecta, como Bill Gates, con el fin de crear vacunas con chips de
rastreo que se puedan activar con el sistema de 5G, que es la tecnología que
usan los celulares para poder “seguir” a las personas. Aparentemente una teoría
conspirativa requiere que el ingrediente sea solo “convincente”. No tiene que
ser real ni, siquiera posible. ¿De dónde pudo haber surgido ésta?
Resulta que, en diciembre,
unos investigadores del Massachusetts
Institute of Technology (MIT) publicaron en la revista Science
Translational Medicine cómo algo llamado “quantum dots” se
podía introducir a través de la piel para documentar una vacuna. Estos “quantum
dots” no utilizan chips, lo que hacen es producir una luz que ayuda para
saber si se ha recibido una vacuna o no. Es más, sólo se ha probado en ratas,
aún o se ha probado en humanos. Y, efectivamente, el proyecto fue patrocinado
con fondos de la Fundación de Bill y Melinda Gates – pero no son chips y su
propósito es otro.
De acuerdo con Steven Brill,
el fundador de una compañía llamada NewsGuard que se dedica a
rastrear información falsa, las personas que están en contra de las vacunas
decidieron crear esta teoría conspirativa atacando a Bill Gates, cofundador de
Microsoft y a la fundación que tiene con su esposa que se dedica, entre otras
cosas, a patrocinar investigación de vacunas nuevas. Y no sólo eso, las
personas que están en contra de la tecnología se unieron con ellas y agregaron
otra teoría conspirativa relacionada a la tecnología 5G que supuestamente iba a
ayudar a escanear más rápidamente a toda la gente que tenía el microchip.
Obviamente nada de esto es cierto. Pero lo presentan como si fuera y muchos se
lo creen.
Estos son sólo dos ejemplos,
hay muchos más.
De acuerdo con los expertos,
una sociedad divida por desinformación puede llevar a trastornos en el cuidado
de salud y en las elecciones, y hasta puede crear falta de confianza en el
sistema democrático. Por eso es importante que estemos unidos para identificarla
y rechazarla.
La desinformación y las
teorías conspirativas abundan y a veces, desgraciadamente, el tratar de
corregirlas puede ser contraproducente.
Algunos rumores y algunas
teorías conspirativas conectadas con el COVID-19 no
tienen fundamento, pero hay comunidades en las redes sociales que están
dedicadas a circularlas diariamente, de acuerdo con Joshua Introne, un
científico especializado en computación de Syracuse University que
se dedica a estudiar la evolución de las teorías conspirativas en línea.
Introne dice que “Nos gustan las cosas que apoyan lo que creemos. El aceptar
estos cuentos tiende tanto a profundizar nuestras convicciones como a
incitarnos a compartirlas con otros que piensan como nosotros. En cierta
manera, la desinformación tiene una ventaja incorporada sobre la verdad”.
A veces el esfuerzo de
corregir la desinformación incluye repetir la mentira. Al repetir la teoría
conspirativa se logra establecer en la memoria de forma más firme que la
verdad, haciendo que se recuerde y se crea aún más. En la psicología a esto se
le conoce como “el efecto de la verdad ilusoria”. De hecho, de acuerdo con un
reporte en el Journal
of Experimental Political Science, “Una explicación de la
causa de un evento inexplicable es mucho más efectiva que negarlo”.
¿Qué podemos hacer para no
caer en teorías conspirativas y estar bien informados?
Es sumamente importante
pensar críticamente y no creer ciegamente. Asegurarnos de la fuente o las
fuentes de dónde obtenemos nuestra información. Especialmente cuando se trata
de la salud.
Si nos dicen que la pandemia
no es un problema serio pero en realidad el número de personas que se están
enfermando ha sido de millones y sigue aumentando, el número de personas que
han fallecido es de cientos de miles y sigue aumentando, los hospitales se
están llenando o, incluso, en algunos estados, es necesario llevar pacientes a
otros hospitales porque ya no caben, no puede ser cierto que la situación no es
grave.
Si te dicen que hay más casos
porque estamos haciendo más pruebas, pero hay estados en donde las personas se
tienen que formar por horas para que les hagan un examen o se van a la casa sin
el examen porque se cansaron de esperar ¿Te parece que el número de casos sólo
refleja que estamos haciendo más pruebas? Obviamente, las pruebas no crean
casos – sólo identifican los casos que ya existen.
Quizá no hayas escuchado toda
esta información. Si es así es porque sólo estás obteniendo la información de
una fuente que no quiere que tengas todos los datos completos y puedas actuar
sobre ellos.
Lo ideal es obtener tu
información de los expertos en salud pública, los científicos o los médicos de
los CDC y los Institutos Nacionales de Salud (NIH). Cuando
vas a comprar una casa vas con un experto en bienes raíces no con un mecánico,
¿cierto? Considera también consultar con un experto cuando se trata de tu
salud. También considera que no todos los médicos son iguales. Nuevamente, los
CDC, los Institutos Nacionales de Salud y la OMS tienen décadas de estar
proporcionando información basada en ciencia. También las instituciones
afiliadas a Centros Universitarios u Hospitalarios reconocidos (Harvard,
Cleveland Clinic, Mayo Clinic, etc.).
Ten cuidado de los sitios que
te prometen curas o te tratan de vender algo. Muchos de estos sitios, aunque
estén muy bien puestos y muy elegantes, son de charlatanes que están
interesados en tu dinero, no en tu salud.
La reciente muerte del Congresista John Lewis me hizo pensar que él dedicó su vida al movimiento de los derechos civiles, siempre pacífico y amable. Si bien él nos recordaba que la función del gobierno es la de proteger a las personas, yo pienso que las personas también debemos cuidarnos los unos a los otros. Eso es lo que nos da la humanidad, los valores exclusivos de ser humanos. Por eso, mi recomendación es la siguiente: La pandemia eventualmente terminará. Necesitamos paciencia (tomará tiempo). Nuestras vidas regresarán a lo normal. Pero nuestras familias, nuestros amigos, nuestros vecinos, nuestros compañeros de trabajo y la gente a nuestro alrededor, se recordarán cómo respondimos durante la crisis y cómo los tratamos. Este es un buen momento para construir un legado de comprensión, de compasión y de bondad.
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