Si
piensas que deberías de llevar una dieta sin grasa, estás equivocado. Las
grasas que contienen ciertos alimentos, no sólo no son malas para la salud, sino
que proporcionan beneficios. Eliminar las grasas buenas de nuestra dieta puede
resultar tan perjudicial para la salud como el consumo de las grasas malas. La
clave es identificar el tipo de grasa, qué alimentos las contienen y la
cantidad que te conviene comer para que te ayuden en vez de que te perjudiquen.
Las
grasas buenas son de tres tipos:
Ácidos
grasos Omega-3, indispensables para la salud del corazón y el cerebro. Vienen
en los pescados grasos de agua fría como el salmón y la caballa, la semilla de
lino o linaza, el aceite de lino, y las nueces.
Grasas
mono-insaturadas, también indispensables para la salud cerebrovascular. Vienen
en el aceite de oliva, los aguacates (paltas), las aves, las nueces y las
semillas.
Grasas
poli-insaturadas, importantes para la salud cardiovascular. Vienen en los
aceites de origen vegetal, los aceites de las nueces, las aves, las nueces
(frutos secos) y las semillas.
Los
adultos sanos deben consumir entre un 20 y un 35 % de sus calorías del día de
la grasa (es decir, de 44 a 78 gramos de grasa al día basados en una dieta de
2,000 calorías), aumentar el consumo de los ácidos grasos Omega-3 y limitar el
consumo de grasas trans y grasas saturadas (que son las grasas malas).
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Imagen: ©Shutterstock / Alexander Prokopenko