Si estás embarazada o tienes en tus planes embarazarte
pronto, es importante que te informes acerca de las infecciones que pueden
presentarse y cómo puedes proteger a tu bebé de ellas, ya que pueden causar
problemas de salud serios. Aquí te cuanto más acerca de las infecciones que
pueden aparecer durante el embarazo y cómo cuidarte.
Estar embarazada significa cambiar totalmente tu foco de
atención y tus cuidados hacia ese nuevo ser que se está formando en tu
interior. Por supuesto, eso significa que tú debes cuidarte al máximo para
poder estar sana y evitar algunas enfermedades infecciosas que pueden afectar a
tu embarazo. Hay algunas infecciones que pueden ser inofensivas para el bebé,
pero otras en cambio, pueden transmitirse a través de la placenta o durante el
parto. Si esto sucede, el bebé puede sufrir consecuencias graves en su salud.
Si bien hay situaciones que están fuera de tu control
durante el embarazo -como el hecho de que el embarazo de por sí debilita el
sistema inmunológico- lo que sí puedes hacer es tomar las precauciones
necesarias para que haya menos posibilidades de que te enfermes. Es importante
que recibas los cuidados prenatales que incluyen análisis de sangre para saber
si eres inmune a ciertas infecciones como la varicela o rubéola o si tienes
alguna infección de transmisión sexual. También hay pruebas para detectar otras
infecciones como el estreptococo del grupo B,
el virus que causa la varicela,
el herpes denominado Citomegalovirus (CMV) y la listeriosis. A
continuación te describo las tres últimas:
Estreptococo del grupo B: Una de cada 4 mujeres puede estar
infectada con el estreptococo del grupo B . Esta bacteria por lo general no te
causa daños a ti, pero sí puede ser perjudicial para tu bebé. Se transmite
durante el parto y puede causarle una infección seria a tu recién nacido. El
estreptococo del grupo B es una bacteria que muchas personas sanas tienen en el
aparato intestinal. Esta bacteria puede también estar presente en tu vagina,
por lo cual afectaría a tu bebé en su paso por la vagina a la hora de dar a
luz. El estreptococo del grupo B puede causar septicemia (una infección en la
sangre), neumonía y meningitis en los recién nacidos.
Para saber si tienes estreptococo del grupo B, tu médico te
hará una prueba al final del embarazo (entre la semana 35 y la semana 37). De
esta manera, si sale positiva, podrán darte antibióticos durante el parto para
proteger a tu bebé. Así, las posibilidades de que tu bebé se enferme se reducen
casi en su totalidad. Esto, especialmente si has tenido un parto a término, si
no tienes fiebre y si tu bolsa de agua no estuvo rota durante mucho tiempo
antes de que dieras a luz.
Citomegalovirus (CMV): Este virus es de la familia de los
virus que causan el herpes y la varicela.
De acuerdo a la Academia Americana de Pediatría, es el virus que se
transmite con más frecuencia durante el embarazo. Se estima que el 1% de los
bebés nacen con esta infección que al momento del nacer se denomina
citomegalovirus congénito. Si bien la mayoría de los bebés que nacen con una
infección causada por este virus estarán bien y no tendrán síntomas. Algunos
pueden tener problemas a largo plazo, como pérdida de la visión y la audición o
discapacidades mentales.
El virus CMV se contagia a través de los líquidos corporales
tales como saliva, orina, sangre, secreciones vaginales y semen. Los niños
pequeños son los que pueden tener más comúnmente este virus en su saliva y
orina. En el caso de las mujeres embarazadas, el contagio se produce comúnmente
por vía sexual y por contacto con la saliva y la orina de niños pequeños (si ya
eres madre debes prestar atención a los cuidados para evitar contagiarte). Es
por eso que si estás embarazada debes ser precavida tomando ciertas medidas
como:
Lávate las manos con agua y jabón luego de cambiar los
pañales de tu bebé, luego de alimentarlo, luego de limpiar su nariz o boca,
luego de tocar sus juguetes, su chupete (chupón), etc.
No compartas tu comida, bebidas, cubiertos y cepillo de
dientes con un niño pequeño.
No te pongas en la boca el chupete de un bebé.
Usa desinfectante para limpiar las superficies que pueden
tener saliva u orina de un bebé o niño pequeño.
Trata de no intercambiar saliva con tu bebé o niño pequeño
cuando le des un beso.
Listeriosis: Esta infección se produce al comer alimentos
contaminados por la bacteria llamada Listeria monocytogenes. De acuerdo a los Centros del Control y la
Prevención de las Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados
Unidos, esta enfermedad sólo afecta a 2,500 personas al año en dicho país. Sin
embargo, en otros países la incidencia puede ser más alta. Además, se estima
que las mujeres embarazadas son 13 veces más propensas a contraer listeriosis,
la cual puede causar infecciones sanguíneas, dificultad para respirar, fiebre,
lesiones en varios órganos, úlceras en la piel, meningitis y otras
complicaciones graves para los recién nacidos. La listeria puede infectar la
placenta y el líquido amniótico hasta llegar al bebé, lo cual también puede
ocasionar un aborto espontáneo o un bebé que nace sin vida (bebé mortinato).
Los bebés también pueden infectarse durante el parto, ya
que la bacteria puede propagarse en la vagina, el cuello del útero y el tracto
gastrointestinal.
Debes estar alerta a los síntomas de la listeriosis, que
pueden parecerse a los de una gripe (influenza o flu) con escalofríos, fiebre,
dolor de cabeza y espalda, síntomas gastrointestinales, mareos, confusión en
incluso convulsiones. Si luego de llamar al médico y hacerte análisis de sangre
resulta positivo, te darán antibióticos para tratar la infección.
Lo más importante es que tomes precauciones para evitar
contagiarte. Hay algunos alimentos que debes evitar y también saber manejar los
restos (las sobras) de la comida o las comidas recalentadas. Cocina bien la
carne, el pollo y el pescado. Evita comer leche no pasteurizada (no tratada) y
los quesos blandos hechos de leche no pasteurizada. Ten cuidado con las carnes
frías (mortadela, jamón, salchichas) y siempre caliéntalas aunque digan que
están previamente cocidas. Evita comer
paté y lava muy bien las frutas y las verduras.
Evita también comer ensaladas preparadas de las que venden
en los supermercados y restaurantes, en especial si contienen huevos, pollo o
mariscos. La ensalada de papa también debes comerla con cuidado, especialmente
si vas a un picnic, a menos que estés segura de que la conservaron en una
hielera.
Lo mejor es que prepares tus comidas en casa siguiendo
cuidadosamente normas de higiene, y cocinando los alimentos a temperaturas
altas. Y otra cosa, no guardes las sobras por mucho tiempo.
Si tienes dudas sobre estas infecciones y las precauciones
que debes tomar, consulta con tu obstetra.
Copyright © 2021 Vida y Salud Media Group. Todos los
Derechos Reservados.
Imagen: ©Shutterstock / Saulich Elena