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VIERNES 22 SEPTIEMBRE 2017
“Hay grasas
malas y grasas saludables para el corazón. ¿Sabes distinguirlas?”
DOCTORA ALIZA
PUBLICADO EN CORAZÓN, DIETA Y NUTRICIÓN
Seguramente has escuchado que el
consumir grasas en exceso puede aumentar el riesgo de desarrollar problemas
cardíacos. Sin embargo, no todas las grasas son dañinas. Lo importante es
seleccionar el tipo y la cantidad de grasas adecuadas para mantener a tu
corazón sano. En este artículo te contamos cuáles son las grasas saludables
para el corazón. Así sabrás cómo elegirlas a la hora de incorporarlas en tu
dieta.
A pesar de que se les ha hecho
muy mala fama, tu cuerpo necesita a las grasas y a los aceites para vivir.
Incluso, algunos ácidos grasos como los denominados Omega 3 son grasas
saludables para el corazón. Además de darles un sabor diferente a las comidas,
las grasas transportan a las vitaminas A, D, E y K en el cuerpo y proveen
calorías, que aportan energía.
Si es así, ¿por qué generalmente
se recomienda comer poca grasa? y, ¿por qué se dice que es tan nociva? Las
respuestas a estas preguntas realmente son, que todo depende del tipo de grasa
del que se trate y de la cantidad que consumas, ya que algunas pueden
incrementar el llamado colesterol malo (o LDL, por su sigla en inglés, que
significa lipoproteínas de baja densidad) y con él el riesgo de que desarrolles
problemas del corazón.
Así como existen los llamados
colesterol malo y colesterol bueno (HDL, por sus siglas en inglés, que
significan lipoproteínas de alta densidad), también existen dos grupos de
grasas: las no saturadas y las saturadas. Las primeras son menos y las segundas
más dañinas para tu salud, ya que aumentan el riesgo de que las arterias se obstruyan
(tapen) e impidan el paso de la sangre al corazón o al cerebro.
Las grasas no saturadas son las que son líquidas a la
temperatura ambiente. Entre ellas se encuentran las grasas monoinsaturadas o
las poliinsaturadas, que ayudan a incrementar los niveles del colesterol bueno.
Por lo tanto, se consideran grasas saludables para el corazón. Entre los
alimentos que contienen grasas monoinsaturadas están: frutos secos, semillas,
aguacates (paltas) y algunos aceites como el de oliva, canola y girasol; mientras
que entre los alimentos que contienen las grasas poliinsaturadas están: los
granos de maíz, semillas de algodón, y aceites y semillas de cártamo y de lino,
los frijoles (habichuelas, porotos) y aceites de soja (soya), margarinas y
mariscos.
Las grasas saturadas, en cambio, son aquellas que suelen estar
sólidas a la temperatura ambiente, como las que se encuentran en la carne de
los animales y en los lácteos como en la manteca o en la mantequilla, el queso
y la crema. Estas NO se consideran grasas saludables para el corazón.
Por último, las conocidas como grasas trans también corresponden
al grupo de las no saturadas, pero no comparten las propiedades de este grupo
cuando se trata de tu salud. Al contrario, debes sumarlas a las saturadas en tu
lista de grasas que debes de evitar, ya que incrementan el riesgo en cuando a
padecer problemas del corazón. Las grasas trans se encuentran en los aceites
hidrogenados y parcialmente hidrogenados y en los productos que contienen estos
aceites, como galletas, pasteles, donas (rosquillas) y en las comidas fritas en
general.
Aún las grasas saludables para el corazón se deben consumir en
cantidades limitadas. Debes usar las más apropiadas para cocinar tus comidas y
aprender a encontrar el equilibrio justo entre calidad y cantidad.
Por ejemplo, algunos estudios clínicos sugieren que los
alimentos típicos de la dieta mediterránea, como el aceite de oliva y los
frutos secos, tienden a reducir la posibilidad de desarrollar diabetes y el
síndrome metabólico, que es una combinación de
factores que aumentan el riesgo de padecer de enfermedad cardíaca. Los
factores del síndrome metabólico son obesidad abdominal y dos de las siguientes
cuatro características: hipertensión (presión alta), colesterol bueno (HDL)
bajo, triglicéridos elevados y/o azúcar elevada en la sangre (o diabetes).
A eso se suman otros estudios, como uno publicado en el Canadian
Medical Association Journal a fines del año pasado, en el cual unos
investigadores de la Universidad de Toronto y del Hospital St. Michael de
Ontario, ambos en Canadá, evaluaron los efectos de agregar grasa monoinsaturada
a una dieta vegetariana rica en fibra, efectiva para reducir el colesterol malo
en los adultos.
Así detectaron que la combinación de la dieta vegetariana con
una dosis de grasa monoinsaturada logró que los niveles del colesterol
disminuyeran, aunque advirtieron que en el mundo real esto podría variar un
poco, ya que los participantes en la investigación recibieron los alimentos y
estuvieron estrictamente controlados.
De todos modos, incorporar buenos hábitos relacionados con el
consumo de grasas no es tan complicado. Algunas sugerencias que puedes
considerar incluyen:
Reemplaza algunos carbohidratos refinados, como el pan blanco y
las “golosinas”, por grasas monoinsaturadas de frutos secos, aguacate (palta) o
aceite de oliva.
Utiliza menos aceite en tus recetas. Por ejemplo, reduce la
cantidad de margarina que le untas a tu pan.
Sustituye el contenido de las recetas por opciones más
saludables, como el aceite de canola o el aceite de oliva.
Además de reemplazar productos por opciones más saludables
reduce la cantidad que utilizas, por ejemplo, ¼ de taza de aceite de oliva en
vez de ½ taza de manteca.
Elige productos bajos en grasas o sin grasa.
Si tienes dudas acerca de las
grasas que estás consumiendo en tu dieta, o si tienes colesterol alto, habla
con tu médico sobre las opciones más saludables en tu caso. No te olvides que
las grasas son indispensables para la salud, pero siempre que elijas las grasas
saludables para el corazón, las monoinsaturadas o poliinsaturadas y que las
consumas en moderación. Logrando ese equilibrio, podrás tener un corazón más
sano.