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MARTES 14 ABRIL 2020
Las redes sociales de ayuda familiar y las
vecinales pueden jugar un papel fundamental para atender sus necesidades.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud,
los adultos mayores –junto con las personas que padecen afecciones médicas
preexistentes, como hipertensión arterial, enfermedades cardiacas o diabetes–
desarrollarían, con más frecuencia que otras, cuadros clínicos graves de la
enfermedad causada por el coronavirus Covid-19.
Por eso, la población en general debe tomar
conciencia de que es muy importante brindar una protección eficaz a estos
grupos, para que no contraigan dicho virus.
“Por fortuna, la población de nuestro país es
sumamente solidaria. Basta recordar cómo ha reaccionado, a lo largo de la
historia, ante la ocurrencia de desastres naturales como huracanes y
terremotos”, dice Verónica Montes de Oca, investigadora del Instituto de
Investigaciones Sociales de la UNAM y coordinadora del Seminario Universitario
Interdisciplinario sobre Envejecimiento y Vejez.
En opinión de Montes de Oca, con respecto
específicamente a los adultos mayores, resulta oportuno reforzar las redes sociales
de apoyo familiar, conformadas por todos los miembros de una familia (hijos,
nietos, sobrinos, hermanos…).
“En el día a día, estas redes son maravillosas,
pero bajo las actuales circunstancias pueden ser una fuente de contagio del
coronavirus Covid-19, por lo que deben operar a distancia, ya sea mediante
teléfonos fijos, celulares, WhatsApp, Facebook o Instagram, aunque hay que
tomar en cuenta que una gran cantidad de adultos mayores no utiliza estas
aplicaciones.”
“Como los jóvenes están más familiarizados que
nadie con el uso de las redes digitales, podrían desarrollar algunas
estrategias de comunicación para que los adultos mayores no se sientan aislados
ni excluidos socialmente en esta emergencia”
-Verónica Montes de Oca, Investigadora del
Instituto de Investigaciones Sociales
En ocasiones, las redes sociales de apoyo familiar
se mantienen pasivas, pero de pronto, ante una emergencia, se activan. Según la
investigadora universitaria, ésta es una interesante práctica de nuestra
cultura.
“En todo caso, hay que llamar por teléfono a los
adultos mayores, sin olvidar a aquéllos con los que casi no mantenemos comunicación
y sólo vemos en Navidad, en alguna boda o en algún cumpleaños, es decir, de vez
en cuando, para saber cómo están, qué necesitan”, añade.
Participación vecinal
Otras redes básicas son las vecinales, sobre todo
las que operan en las unidades habitacionales, donde muchos adultos mayores
residen en pisos altos.
“Estas redes deben activarse igualmente a
distancia. Todos, como vecinos de algún edificio, de alguna cuadra, sabemos
dónde viven adultos mayores. Así pues, creo que es pertinente ofrecerles ayuda
y apoyo, y atender sus necesidades, sin que corran el más mínimo riesgo de
contagio y sin que se sientan invadidos en su privacidad”, indica Montes de
Oca.
Casi todos los esfuerzos para contener la pandemia
originada por el coronavirus Covid-19 se centran, por su densidad poblacional,
en las zonas urbanas; sin embargo, es probable que, con el paso del tiempo,
aquélla se extienda a zonas rurales, por lo cual hay que ir previendo qué se
hará con los adultos mayores que viven en ellas, para evitar que se contagien y
propiciar que permanezcan en buenas condiciones de vida.
“Esta pandemia nos da la oportunidad de repensar a
la familia desde una perspectiva crítica. Tenemos que considerar que no pocos
adultos mayores sufren maltratos por parte de sus propios familiares. Si nos
enteramos de un caso así, los vecinos tenemos la obligación de alertar
inmediatamente a las autoridades”, concluye la investigadora.