¿Cuánto
no daríamos por vivir más años? La búsqueda de la eterna juventud ha sido
motivo de inspiración para muchos, desde científicos y cirujanos plásticos
quienes siempre están inventando un nuevo tratamiento para detener el
envejecimiento, hasta la literatura y el cine donde han cobrado vida guerreros
que nunca mueren y vampiros que viven por siglos. Pero la respuesta puede ser
más fácil de lo que nos imaginamos: ¡el ejercicio! Sigue leyendo para que te
enteres.
Sobre
los beneficios del ejercicio se ha hablado bastante. Pero hasta el momento la
mayoría de los estudios se habían concentrado en analizar sus efectos en los
adultos de edad media. Y muchos adultos mayores seguían pensando que el
ejercicio ya no era adecuado para ellos, y que necesitarían encontrar un elixir
mágico para seguir disfrutando de la vida con calidad.
Sin embargo,
un estudio reciente demostró científicamente lo contrario: el ejercicio en la
edad adulta puede ayudarte a alargar tus años de vida, así como a mantenerte
independiente físicamente por más tiempo.
Así
es. Se dieron a conocer los resultados de una investigación realizada por la
Escuela de Medicina de la Universidad Hebrea en Jerusalén, en Israel, la cual
analizó los beneficios del ejercicio específicamente en los adultos mayores
entre 70 y 88 años. Los pacientes se dividieron entre sedentarios (que hacían
menos de 4 horas semanales de ejercicio) y activos físicamente (que hacían 4
horas o más a la semana) para comparar su nivel de actividad y los efectos en
su calidad de vida. Para ser considerado activo físicamente sólo debían hacer
30 minutos diarios de cualquier actividad física desde caminar o montar
bicicleta, hasta nadar o trotar en el caso de los más enérgicos.
El
estudio comprobó que mientras el 27% de los sedentarios había muerto a los 78
años, sólo el 15% de los activos físicamente había fallecido. Es decir, los que
ejercitaban tenían 12% menos posibilidades de morir entre los 70 y 78 años. Y
mientras más aumentaba la edad de las personas, más significativa era esa
diferencia. Los activos tenían 15% menos posibilidades que los sedentarios de
morir entre los 78 y los 85 años, y 17% menos posibilidades entre 85 y 88 años.
¡Los datos hablan por sí solos!
Pero
los descubrimientos no paran ahí. Durante ese tiempo, los activos también se
mantuvieron independientes físicamente más que los sedentarios, y no tenían
tantos problemas para realizar las tareas cotidianas sin ayuda de otros, como
vestirse, ducharse o comer solos. Incluso, ellos mismos percibían que su propia
salud estaba mejor, mientras que los sedentarios no eran tan positivos al
hablar sobre cómo se sentían.
Evidentemente,
llegar a la madurez con salud y vivir una larga vida no sólo depende de hacer
ejercicio, sino también de otros factores como una buena alimentación, una
juventud saludable, y buenas condiciones de vida. Además, los años no llegan
solos y hay un deterioro de la salud y del cuerpo natural e inevitable. Pero
los investigadores pudieron comprobar que el ejercicio cumple una función
protectora en contra de ese deterioro físico, es decir, ayuda a que no suceda
tan rápido e incluso mantiene el cuerpo más saludable para soportar mejor las
enfermedades que llegan con la edad.
Si
estás pensando que ya es muy tarde para ti, te equivocas. Durante el estudio se
comprobó que los beneficios del ejercicio no sólo fueron evidentes en quienes
ya hacían ejercicio desde antes, sino también en quienes empezaron a hacer ejercicio
después de los 70 años.
¡Nunca
es tarde para empezar! Pero recuerda hacerlo con cuidado y hablar con tu
médico. Él o ella te indicará qué ejercicios puedes hacer y durante cuánto
tiempo, para que no te excedas y que no te hagas daño, especialmente si no haz
hecho ejercicio en mucho tiempo.
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