Es
conocido que el ciclismo puede provocar ciertos problemas de disfunción sexual
en los hombres, pero ¿sabías que también las mujeres pueden tener dificultades
de ese tipo si pasan mucho tiempo pedaleando? Descubre si el asiento (la silla
o el sillín) de tu bicicleta es un enemigo potencial de tus relaciones íntimas.
Aunque
el ciclismo, especialmente el de competencia, es un deporte realizado en su
mayoría por los hombres, en los últimos años muchas mujeres lo han adoptado
como una forma efectiva y divertida de hacer ejercicio. El problema: junto con
los beneficios que proporciona el ciclismo, es que las mujeres comparten con
los hombres sus consecuencias menos agradables.
Los
médicos que han tratado a los ciclistas masculinos conocen desde hace tiempo
que la postura en la bicicleta y la manera de ajustar el manillar y el asiento
(la silla) pueden provocar problemas, y en algunos casos (la minoría) hasta la
disfunción eréctil. Ahora se sabe que las mujeres ciclistas no están exentas de
molestias relacionadas a la sexualidad tampoco.
Según
un estudio reciente llevado a cabo por la Universidad de Yale, las mujeres
pueden experimentar menos placer durante el sexo a causa del ciclismo. El
estudio, publicado en The Journal of Sexual Medicine, informó que las mujeres
que pasan un mínimo de 16 horas a la semana en bicicleta experimentan presiones
fuertes en la zona del perineo (el “suelo” de la pelvis), lo que puede
disminuir su sensibilidad genital. De hecho, muchas mujeres que practican el
ciclismo regularmente han experimentado entumecimiento o molestias cuando se
sientan en el asiento tradicional.
Ya en
el 2006, la misma universidad realizó un primer estudio entre las mujeres
ciclistas para ver si, al igual que los hombres, tenían problemas relacionadas
a su salud sexual. Descubrieron entonces que, efectivamente, las ciclistas
tenían menos sensibilidad genital que un grupo de corredoras de maratones que
se utilizó como control.
El
objetivo del estudio nuevo era encontrar los factores que causaban la molestia
o la disminución de la sensibilidad. Los investigadores estudiaron a 48
mujeres, que practicaban el ciclismo un mínimo de 16 horas a la semana, aunque
la mayoría de ellas (deportistas de competencia) superaban esa cifra. Al
parecer, la respuesta está en la posición que toman muchas ciclistas al montar
en la bicicleta, sobre todo durante las competencias.
Las
ciclistas en la investigación usaron sus propias bicicletas, que fueron
montadas en máquinas estacionarias. Luego se les dijo que colocaran a su gusto
el asiento y el manillar, y que pedalearan como lo hacían normalmente. La
mayoría situó el manillar más abajo que el asiento, su posición habitual al
montar en bicicleta.
A
medida que las mujeres pedaleaban, les iban informando a los investigadores si
sentían irritación, adormecimiento, sensación de hormigueo o alguna molestia en
la zona genital. Los investigadores a su vez medían (gracias a un dispositivo
adaptado) las sensaciones en el suelo pélvico de cada una. De ese modo, se
dieron cuenta de que las ciclistas tenían problemas para detectar vibraciones
en esa zona. Descubrieron también que en la postura que adoptaba la mayoría, el
cuerpo al pedalear se inclinaba hacia delante, tomando una posición casi
horizontal, mientras que las manos se sujetaban al extremo de los manubrios
volteados hacia abajo. Esa postura hacía recaer gran parte del peso corporal en
la “nariz” (o la punta) del asiento, lo que provocaba más presión en la zona
del perineo, y una reducción de la sensibilidad genital, aunque aparentemente
no se perjudicaban otras áreas situadas más internamente.
La
presión ejercida por mucho tiempo en esa zona específica podría afectar los
nervios de forma crónica, lo que produciría una disfunción sexual o problemas a
la hora de buscar excitación en los labios vaginales exteriores. Al parecer,
mientras más bajo se coloque el manillar en relación con el asiento, más debe
inclinarse hacia delante la mujer y más presión pone en el perineo. Por
supuesto, se necesitan más estudios para saber exactamente la extensión del
daño que puede causar el ciclismo en las mujeres y para determinar si este daño
es o no permanente.
Recuerda, sin embargo, que la disfunción sexual ocurre más bien en un 15% de los ciclistas profesionales, (tanto en los hombres como en las mujeres), sobre todo si participan en competencias o maratones. Si tú sales a pedalear de vez en cuando, no tienes que preocuparte. Y si practicas el ciclismo regularmente, trata de que el manillar no quede por debajo del asiento, y de usar una silla sin “nariz”. Así lograrás que la presión se ejerza en los huesos y no en el tejido blando del perineo. Esta simple precaución evita el exceso de presión en tus órganos sexuales, y disminuye y, a veces, hasta elimina tus probabilidades de que sufras este problema.
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