NOTICIAS TEZIUTLÁN "LA PURA VERDAD"
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MIERCOLES 20 SEPTIEMBRE 2017
Si
bien el miedo inundó cada rincón de la Ciudad de México, al sentir el sismo de
la tarde del martes, éste quedó en el olvido y, de inmediato, la población se
solidarizó para ayudar en las labores de remoción de escombros en las zonas más
afectadas.
El temblor
de 7.1 grados Richter que se registró a las 13:14 horas, con epicentro a 12
kilómetros al suroeste de Axochiapan, Morelos, dejó unos 45 edificios
derrumbados, de acuerdo con las autoridades.
A la
mayoría de inmuebles llegaron cientos de capitalinos para ayudar a rescatar
personas, instalar centros de acopio, preparar tortas o sándwich y retirar gran
cantidad de piedras, tierras y varillas.
Todos,
de manera coordinada, dieron una mano al personal del Ejército, Protección
Civil, Marina-Armada de México, Topos y del Escuadrón de Rescate y Urgencias
Médicas, sin importar la falta de energía eléctrica y las fugas de gas.
“Son
nuestros hermanos, nos necesitan, y debemos seguir aquí hasta mirarlos fuera de
los escombros”, gritaba uno de los voluntarios mientras realizaba las tareas de
vialidad con una pequeña lámpara.
En
tanto que unos buscaban a quienes quedaron bajo los escombros de un edificio
ubicado, entre las calles de Ámsterdam y Laredo, en la colonia Hipódromo
Condesa, otros formaron una cadena humana para pasar “mano a mano” cada pedazo
de concreto.
A lo
lejos, cuando empezaban a escucharse los ladridos de los binomios caninos y los
puños se alzaban, se hacia la petición de “silencio por favor” porque era un
signo de esperanza de vida y de que alguien podría salir de las ruinas.
“Alguna
voz, gemido, llanto de dolor o pequeño llamado de auxilio” eran la esperanza de
muchos, “pues parece que alguien saldrá de ese infierno”, comentó Mónica, una
joven que reparte agua entre los voluntarios.
Lo
mismo ocurría en el número 286, ubicado en la avenida Álvaro Obregón, donde una
lista indicaba que más 20 personas pudieron ser rescatadas de entre el concreto
y los fierros retorcidos. Muchos fueron llevados a los hospitales Ticomán,
Dalinde, Álvaro Obregón y la Cruz Roja de Polanco.
Todos
“al pie del cañón” no bajaron la guardia durante toda la noche, a pesar de
lluvia que cayó en la capital mexicana, y seguían recaudando víveres, material
quirúrgico y herramientas.
Hasta
la madrugada de este miércoles, de acuerdo con el jefe de Gobierno de la Ciudad
de México, Miguel Ángel Mancera Espinosa, se contabilizaron 86 personas muertas
y más de 700 lesionados.