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JUEVES 11 ABRIL 2019
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NIÑOS
Y ADOLESCENTESSALUD BUCALVIDEOS
Un
niño sano juega, corre, salta, practica un deporte… Esas actividades tan
necesarias para su crecimiento y desarrollo implican la posibilidad de un
accidente, golpe o caída que tengan como consecuencia una lesión en la boca, un
diente astillado, o que se desprenda totalmente. Si algo así le sucediera a tu
hijo, ¿sabrías qué hacer? Para que salgas de dudas, la Asociación Americana de
Odontología Pediátrica te ofrece una guía práctica que incluye los pasos y
medidas que debes tomar.
Una
caída de la bicicleta, un traspié con un objeto en la boca, un golpe
inesperado, un choque durante un partido de baloncesto o de fútbol, un puñetazo
en una pelea y ¡paff! … se parte un diente. No queremos que eso les pase a
nuestros hijos, pero lo cierto es que nadie está exento de sufrir un accidente.
De hecho, alrededor del 50 por ciento de los niños sufren algún tipo de lesión
en la boca o la dentadura durante la infancia. La buena noticia es que muchas
de estas lesiones pueden prevenirse y en la mayoría de los casos no representan
un peligro serio para la salud. Pero como la rotura o la pérdida de un diente
puede afectar la apariencia y la autoestima del niño – además de su salud oral
general-, es importante que los padres y todas las personas a su cuidado, estén
informados de los pasos que deben tomar en caso de que suceda un accidente.
Los
pasos son los siguientes:
Si un
diente de leche (o primario) se cae:
Más
que buscar el diente, debes concentrar tu atención en calmar y consolar al niño
que con seguridad estará asustado y adolorido.
Enjuaga
la boca con agua y aplica compresas frías o una bolsa de hielo para reducir la
inflamación.
Aunque
encuentres el diente, no debes insertarlo de nuevo en la encía para evitar
dañar el diente permanente que saldrá posteriormente en su momento.
Llama
al odontólogo pediátrico de inmediato. Él o ella te dará instrucciones precisas
para reducir a un mínimo el malestar de tu hijo y prevenir una infección en el
futuro.
Si el
diente solamente se afloja puede dejarse en su lugar, a no ser que interfiera
con la mordida. En muchos casos, un diente ligeramente flojo sana solo sin
necesidad de tratamiento. Pero si está muy suelto, el especialista podría
recomendar sacarlo para que el niño pueda masticar correctamente y evitar que
se atragante con él si se desprende totalmente.
Si un
diente permanente se cae:
La
caída de un diente permanente se trata de una emergencia médica que requiere
tratamiento inmediato. Trata de encontrar el diente. Cuando lo encuentres,
manipula el diente solamente por el área de la corona (no de la raíz).
Enjuágalo delicadamente en agua fría, pero no uses ni jabón ni ningún otro
líquido para limpiarlo. No lo frotes tampoco.
Inserta
delicadamente el diente en su cavidad en la encía lo antes posible y haz que el
niño lo mantenga en posición mordiendo una gasa o un paño limpio.
Lo
ideal es poder hacer esto entre los 15 y los 60 minutos a partir de la caída
del diente. Los dientes que pueden reinsertarse a los 5 minutos por lo general
logran salvarse, comparado con solo unos cuántos que se guardan en seco y se
reimplantan después de una hora. Por ese motivo, lo ideal es actuar sin demora.
Si no
puedes reinsertar el diente en su cavidad, coloca el diente en un recipiente
limpio y cúbrelo con leche fría. Si no tienes leche, cúbrelo con la saliva del
niño, pero no uses ni agua ni solución salina, ya que esto reduce las
probabilidades de que el diente reinsertado sane adecuadamente.
Lleva
al niño y su diente al consultorio del odontólogo pediátrico de inmediato o ve
a un centro de emergencias para salvar la pieza. Mientras más tiempo pase, se
reducen las probabilidades de lograrlo con éxito.
Si el
diente permanente solamente se afloja, debes visitar al odontólogo lo antes
posible para recibir tratamiento. En la mayoría de los casos, el diente se
puede reajustar en su sitio y monitorearse durante un tiempo. Es posible, que
haya que dar algunos puntos bajo anestesia o introducir soportes para mantener
el diente en posición. El profesional más indicado para evaluar y tratar a tu
hijo es un odontólogo pediátrico con experiencia en lesiones de este tipo para
que las probabilidades de salvar el diente permanente sean óptimas.
Si el
diente se astilla o se parte:
Enjuaga
la boca con agua y aplica compresas frías para reducir la inflamación.
Llama
al dentista pediátrico tan pronto puedas para que te indique los pasos a seguir
para evitar infecciones y tratar al diente de la manera más efectiva.
Si el
diente es de leche o primario, el dentista necesita evaluar si los nervios o
vasos sanguíneos del diente están dañados. El tratamiento puede incluir
emparejar los bordes del diente roto y repararlo con una resina del mismo color
de la pieza. Quizá el especialista recomiende sacarlo si el diente está muy
dañado.
Si se
trata de un diente permanente, es muy importante acudir al dentista sin perder
tiempo, idealmente no más de dos días después de la lesión. Si el diente ha
quedado muy sensible al frío o el calor, hay que tratarlo urgentemente. Si
aparece el fragmento del diente, guárdalo en agua del grifo y llévalo a la
consulta ya que muchas veces puede reimplantarse. Pero si el fragmento se ha
perdido, el diente se puede reparar con resina del mismo color que la pieza.
Recuerda
que en caso de una emergencia lo principal es mantener la calma para poder
brindarle apoyo a tu hijo, llamar cuanto antes al especialista y tomar los
pasos mencionados previamente. No pierdas tiempo y, dependiendo de la severidad
del caso: llama al médico, al dentista o al servicio de emergencia si el niño
experimenta lo siguiente después de una caída o accidente:
Si
tiene dificultad para tragar o respirar.
Si
siente dolor en la mandíbula al abrir o cerrar la boca
Si el
sangrado continúa después de aplicar presión por más de 10 minutos
Si
tiene dolor, sensibilidad al calor o al frío en un diente
Si
hay un objeto insertado en el paladar, las mejillas, la lengua o la garganta
(no trates de sacarlo, deja que lo haga un profesional de la salud o el
personal de emergencia)
Si
tiene una herida grande dentro de la boca o en el rostro
Si se
siente débil, entumecido, tiene visión borrosa o se le dificulta el habla
Si su
temperatura es superior a los 100.4º F (38º C) u tiene cualquier otra señal de
infección como enrojecimiento, pus o aumento del dolor después de sufrir una
lesión en la boca o en un diente
Un
padre precavido vale por dos, así que lo fundamental es tratar de evitar que se
produzcan estas situaciones. Para procurar prevenir un accidente:
Advierte
al niño que no debe correr con objetos en la boca
Trata
que un adulto supervise los juegos para anticipar situaciones que representen
un peligro. Aunque no siempre puede evitarse un accidente o caída, sí podrá
intervenir en caso de una pelea
Si el
niño participa en un deporte, especialmente si es un deporte de contacto (como
el fútbol), asegúrate de que usa un protector bucal. Los preformados pueden
obtenerse en las tiendas de artículos deportivos. Los personalizados, que se
ajustan a la dentadura del niño, se pueden hacer durante la consulta del
dentista.
La
Academia Americana de Odontología Pediátrica ha preparado una guía práctica que
resume toda esta información y está disponible aquí. Imprime la página,
complétala con los datos del odontólogo pediatra de tu hijo (agrega también ese
número a la lista de contactos de tu celular) y mantenla en un lugar accesible.
La
salud de los dientes es fundamental para la salud general de tu hijo y para su
apariencia. Toma todas las precauciones que puedas para evitar una lesión, haz
que el niño visite a un odontólogo pediátrico con regularidad, y llámalo de
inmediato si sucede una emergencia. Recuerda que actuar a tiempo y sin vacilar
es vital para salvar un diente suelto, astillado, que se cayó, para prevenir
infecciones y para reducir el tiempo del tratamiento y/o para que el
tratamiento tenga mayor posibilidades de se ser exitoso. Y, en algunas
emergencias, podría inclusive salvar la vida del pequeño.