Que difícil y frustrante sentir querer
algo y no poderlo tener; ya sea un mejor trabajo, un salario más alto, una casa
más grande, unas vacaciones… en fin la lista es enorme, casi tan grande que es
fácil olvidar, realizar, disfrutar y valorar lo que sí se tiene. De hecho, hay
personas que se llenan de tristeza o de amargura, hasta se les olvida reconocer
aquello que sí tienen. Solo viven pensando y sufriendo por lo que no tienen y
creen necesitar.
No se trata de negar que uno puede estar mejor, tampoco se habla de una resignación o del hecho de dejar de luchar por lo que se desea; Sin embargo y definitivamente, siempre es importante ver la realidad, valorar y cuidar lo que se tiene, porque eso es realmente con lo que se cuenta.
Imagina una mesa llena de ricos platillos, bellas flores en compañía de familia querida, tus hijos, tu esposo, amigos, primos… la plática es amena y tu contento disfrutando el momento.
Uno de los invitados quiere saber que se
ha hecho de la vida de cada quien, uno a uno cuenta de su trabajo, de su
universidad, de sus logros… risas y buenas anécdotas; cuando llegan con el Papá
Jorge y la Mamá Dalia de la casa, de repente un gran silencio, Jorge no puede
decir mucho, tiene poco trabajo, mala suerte en los negocios, vive limitado,
Dalia no puede contener sus lágrimas a pesar de que está orgullosa de sus
hijos, vive angustiada porque le falta estabilidad económica, quisiera darle a
sus hijos más y no puede; trabaja mucho al igual que su marido pero la vida no es tan fácil como ellos hubieran
querido.
Luis, el invitado, no entiende cual es el
dolor, el observa y siente una familia sana, energética, hijos luchadores
llenos de planes, un ambiente tranquilo… una mesa llena de rica comida y un
hogar integrado, de verdad no entiende por que sufren tanto sus anfitriones.
Dalia le comenta lo doloroso que es para
ella no poder pagar todos los gastos,
cuenta como hay ocasiones que recure a su familia y lo limitados que
viven, Luis confundido sabiamente comenta: “Yo veo una familia con futuro,
muchachos sanos, felices y con mucho empuje, veo una familia unida, veo cosas
que no veo muy a menudo, a lo mejor es tiempo de que dejen de lamentarse por lo
que no tienen y valoren lo que si tienen? Después de todo esto que veo vale más
que todas las cosas materiales por las que se están lamentando.”
Hay que reconstruir la percepción de la
vida a raíz de lo que se tiene, no sufrir por lo que falta.
La Receta:
“Aprecia el presente”
Ingredientes:
1 pieza de presencia, aquí y ahora
2 cúbitos de sorpresa frente a todo lo
que pasa
1 manojo de alegría, actitud positiva
2 racimos de apertura y flexibilidad
1 cucharada de goce por lo que se tiene y
se palpa
1 pizca de buena disposición y
agradecimiento
Precaución: Enfocar tu atención en las
cosas materiales o en lo que te hace falta
conduce a una vida vacía, amarga e insaciable.
Modo de preparación:
Descubre, disfruta y prolonga el encanto de cada momento; respirar,
sonreír, sentir…. Es vivir, estar presente y consiente. Tu estado de ánimo se torna positivo, tu
energía se incrementa y las relaciones se tornan valiosas y placenteras.
Todo es relativo en este mundo; Uno puede
tener todo lo que desea y sin embargo se puede seguir sintiendo miserable, o se
puede no tener nada y vivir en paz; lo
que para uno puede ser una carencia para otros puede ser una bendición.
Abre tu corazón y haz de cada día un buen
día. Explora el mundo, sorpréndete, conéctate con todo lo que te rodea,
encuentra la belleza, agradece el momento que vives como si fuera el primero,
el único y el último que tienes.
Solo tienes el hoy, el aquí, el ahora; haz que este preciso instante el mejor momento, captura cada detalle, cada sensación, cada sabor… disfruta tu regalo es tuyo y te pertenece, es tu presente.