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JUEVES 19 OCTUBRE 2017
“El trastorno de personalidad antisocial, al igual que otros trastornos
de personalidad, es un hábito de conducta de larga evolución que altera el funcionamiento
y genera angustia”
PUBLICADO EN ENFERMEDADES Y CONDICIONES
Las
personas con trastorno de personalidad antisocial no respetan las normas de la
sociedad, tienen conductas falsas e intimidatorias en sus relaciones, y son
desconsideradas con los derechos de los demás. Es posible que las personas con
este tipo de personalidad participen en actividades delictivas, pero si lo
hacen, no se arrepienten de sus acciones. Pueden ser impulsivos, temerarios y,
algunas veces, violentos. Este trastorno es mucho más común y más obvio en los
hombres que en las mujeres.
Por
lo general, las personas que sufren este trastorno no valoran el hecho de “respetar
las reglas”: solo lo hacen si se les amenaza con castigarlos. Esta actitud los
lleva a aprovecharse de otras personas. Sacan ventaja de la imparcialidad o de
la bondad de los demás y sienten indiferencia o hasta desprecio por sus
víctimas. Las personas con este trastorno tienen poca capacidad para intimar
con otra persona, o carece de ella. Es probable que cualquier relación duradera
tenga cierto grado de abuso o negligencia. Sin embargo, algunas veces las
personas con este trastorno son encantadoras y pueden ser buenos actores que
usan mentiras y engaños para hacer que las relaciones perduren. Algunas no
tienen un objetivo más allá del placer de engañar o dañar a los demás.
Parecen
no interesarse por nadie aparte de ellos mismos. Es posible que entiendan las
emociones de los otros, pero no se avergüenzan ni sienten culpa por el dolor
que pueden causar. En su lugar, usan el conocimiento de la debilidad de los
otros para obtener favores o para manipular un resultado. Generalmente, una
persona con este trastorno no asume responsabilidad por ninguno de sus actos.
Culpará a otros cuando las cosas vayan mal. Muchos de los que tienen este
trastorno sufren porque son autodestructivos y viven sus vidas sin gozar de los
muchos placeres que reciben las personas que si
son más capaces de tener relaciones recíprocas y satisfactorias.
Quienes
tienen este trastorno también pueden presentar problemas, tales como
aburrimiento crónico o irritabilidad, síntomas psicosomáticos, necesidad
compulsiva de apostar, alcoholismo y drogadicción y una variedad de trastornos
del estado de ánimo o ansiedad. Tienen un riesgo más alto de cometer suicidio.
Un número importante ha tenido problemas de conducta o trastorno de déficit de
atención cuando niños.
Probablemente,
hay una combinación de factores que causan el trastorno de personalidad
antisocial:
Influencias
del entorno: Una vida familiar caótica con falta de supervisión contribuye a la
aparición de este trastorno de la personalidad. También puede ser más común
cuando la comunidad no brinda apoyo o gratifica la conducta positiva. En
algunas situaciones, puede haber un refuerzo de la conducta sociopática.
Factores
genéticos (heredados) o biológicos: Los investigadores han hallado ciertas
respuestas psicológicas que pueden ser específicas de las personas con
trastorno de personalidad antisocial. Por ejemplo, tienen una respuesta
comparativamente leve al estrés. Parecen ponerse menos ansiosos que la persona
promedio y tener más dificultades para mantenerse alerta durante el día.
También tienen un “reflejo de alarma” débil (respuesta involuntaria a los ruidos
fuertes). Esta insensibilidad relativa puede afectar su capacidad para aprender
a través de la recompensa y el castigo.
El
lóbulo frontal, el área del cerebro que gobierna el juicio y la planificación,
también parece ser diferente en las personas con el trastorno de personalidad
antisocial. Algunos investigadores han encontrado cambios en el volumen de las
estructuras cerebrales que median en la conducta violenta. Por lo tanto, es
posible que las personas con esta clase de función cerebral tengan más dificultad
para controlar sus impulsos, lo que posiblemente explique la tendencia hacia
una conducta más agresiva.
Síntomas
Los
individuos con trastorno de personalidad antisocial generalmente presentan
pocos síntomas. Más bien, generan incomodidad o angustia a otros a través de
una conducta socialmente inaceptable o porque son:
mentirosos
impulsivos
agresivos
o irritables
imprudentes
irresponsables
despiadados
Diagnóstico
Generalmente,
un profesional de la salud mental hace el diagnóstico sobre la base de los
antecedentes personales. No hay análisis para ayudar a diagnosticar este
trastorno. También pueden estar presentes otros trastornos psiquiátricos, como
un trastorno del estado de ánimo o de ansiedad, trastorno de déficit de
atención o abuso de sustancias.
Duración
Todos
los trastornos de personalidad son de por vida.
Prevención
No
hay modo de prevenir este trastorno. Es posible que una mejoría en el entorno
social de la persona reduzca la gravedad del problema, especialmente si los
cambios ocurren al comienzo de la vida.
Tratamiento
Se
han propuesto muchas técnicas de psicoterapia para tratar el trastorno de
personalidad antisocial. En los más jóvenes, la familia o el grupo de
psicoterapia pueden ayudar a cambiar las pautas destructivas de conducta, enseñar
habilidades de formación profesional y de relación nuevas, y reforzar el apoyo
social de una persona. La psicoterapia también puede ayudar a una persona con
este trastorno a aprender a ser más sensible a los sentimientos de los otros y
alentar modos nuevos, socialmente aceptables y productivos, de pensar acerca de
los objetivos y logros de uno. La terapia cognitiva intenta cambiar la manera
sociopática de pensar. La terapia de conducta usa recompensas y castigos para
promover el buen comportamiento.
En
algunos casos, los síntomas pueden tratarse con medicación. Los inhibidores
selectivos de recaptación de serotonina (ISRS), tales como la fluoxetina
(Prozac) y la sertralina (Zoloft), pueden disminuir la agresividad y la
irritabilidad. Estos medicamentos son útiles si hay ansiedad o depresión o si
la persona está usando sustancias para automedicarse para la ansiedad o el
estado de ánimo depresivo.
Hay
muchas preguntas acerca de cuán útil puede ser cualquiera de estas
intervenciones en una enfermedad en la que, por definición, las personas
afectadas no reconocen que tienen un problema. Es más probable que el
tratamiento sea exitoso si se comienza lo antes posible, pero los hábitos de
pensamiento y conducta muy arraigados son difíciles de cambiar. Además, cuanto
más tiempo una persona viva con este estilo de personalidad, menos interesada
puede estar en asumir la responsabilidad de cambiar. Para algunas personas, la
tendencia a la agresión y la irritabilidad disminuye con la edad, pero es
posible que algunas características de la personalidad persistan.
A
menudo, lo único que puede proteger a las víctimas de la conducta antisocial es
el sistema penal. En casos raros, los sistemas correccionales (cárceles y
prisiones) proporcionan oportunidades para el tratamiento y la rehabilitación,
pero, a menudo, estos entornos, donde existe un gran número de personas
antisociales, solo promueven la conducta antisocial.
Cuándo
llamar a un profesional
Generalmente,
las personas con trastorno de personalidad antisocial no reconocen que tienen
un problema que requiere tratamiento. Cuando se observa un patrón de
comportamiento antisocial, las demás personas pueden recomendar o alentar a la
persona afectada a recibir tratamiento. No obstante, es posible que el
tratamiento solo se reciba cuando lo imponga un tribunal.
Pronóstico
El
pronóstico a largo plazo para el trastorno de personalidad antisocial es muy
variable. Aunque algunas veces el tratamiento puede ser exitoso, es probable
que el cambio no sea rápido cuando el comportamiento antisocial es grave. En
muchos casos, posiblemente sea mejor usar los recursos de tiempo y energía en
obtener ayuda para las potenciales víctimas, especialmente aquellos que viven
en contacto cercano con la persona que lo padece, como los cónyuges o los
miembros de la familia.