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MARTES 5 NOVIEMBRE 2019
DOCTORA ALIZA
El
pobre bebé no se siente bien: algo le ha caído mal, tiene un virus o se ha
visto afectado por un cambio en su dieta
(o la dieta de la mamá que lo amamanta). Tiene diarrea: sus deposiciones son
más frecuentes y acuosas. ¡Cuidado! Mientras menos tiempo de vida tenga el
bebé, con más rapidez puede deshidratarse y debes actuar sin demora. ¿Sabes
reconocer las señales? Apréndelas aquí.
Si de
adultos la diarrea es molesta e incómoda, de bebés además es peligrosa porque
puede conducir muy rápidamente a la deshidratación del pequeño cuerpecito. Pero
si eres una mamá primeriza, al principio puede que te cueste un poco más
identificar si esa deposición suave se trata de diarrea o no. Si tu bebé es muy
pequeñito, sus heces son por lo general suaves y de poca consistencia y hasta
los dos meses las hará con bastante frecuencia. Poco a poco, aprenderás qué es
normal en tu hijo y a notar las diferencias tanto en sus hábitos de dormir y
comer, como los de evacuar.
¿Cómo
puedes saber si se trata de diarrea? Identificarás que algo ya se sale de lo
normal si las deposiciones son más frecuentes y abundantes y son más líquidas
que sólidas. Si dura más de un día, los
pequeñines corren peligro de deshidratarse y perder líquido que contiene sales
y minerales esenciales para que el organismo funcione bien. A los niños ya mayorcitos los remedios contra
la diarrea les pueden ayudar, pero NO se recomiendan en el caso de los bebés o
los niños de uno a dos años, como recomiendan los expertos de la Oficina
Terapéutica Pediátrica de la FDA (Administración de Medicamentos y
Alimentos). Ellos advierten que lo más
importante que puedes hacer es vigilar los síntomas de una posible deshidratación
y tomar los pasos necesarios para rehidratar al bebé.
Cómo
identificar las señales de deshidratación
Cuando
el bebé comienza a deshidratarse puede mostrar los siguientes síntomas:
El
corazón late más rápidamente que de costumbre
La
boca, la lengua y los labios se sienten secos
Cuando
llora, no le brotan lágrimas
Menos
pañales mojados que lo habitual (pasa 3 horas o más sin orinar)
Se
muestra menos activo que de costumbre
Estos
son los síntomas de una deshidratación ligera. Si las diarreas (y/o vómitos)
continúan puede pasar a moderada y severa. Entonces empezarás a notar estas
señales:
La
piel pierde elasticidad (si la hundes con el dedo no regresa rápidamente a su
forma original)
El
bebé se muestra aletargado e irritable
Se le
hunden los ojos y la fontanela (que es el punto blando en la parte superior de
la cabecita del bebé), también se ve hundida
Pasa
más de 8 horas sin orinar.
Cuando
se llega a este punto, la deshidratación es muy severa y puede tener efectos
graves como la pérdida del conocimiento, convulsiones y varios órganos pueden
dejar de funcionar bien. Por eso debes saber cómo actuar:
Desde
que empiezan las diarreas, debes tratar de mantener al bebé hidratado. Consulta
con el pediatra lo antes posible para que le expliques qué tipo de alimentación
está recibiendo el bebé y él te indicará qué cambios incorporar y los pasos a
seguir
Si
estás amamantando al bebé, síguelo alimentando ya que la leche materna acelera
la recuperación.
Quizá
el pediatra te indique también que continúes dándole su fórmula (si toma
fórmula) y que le ofrezcas al bebé soluciones con electrolitos (como la
Pedialyte o la Infalyte) que ayudan a reemplazar el agua y las sales minerales
perdidas en la diarrea. Utiliza solamente lo que el médico te indique. No le
des ningún otro tipo de bebidas ni remedios caseros como el agua de arroz.
Ofrécele
las soluciones de rehidratación (con electrolitos) con frecuencia. Aunque tome
unas cuantas onzas cada hora, irá recuperando el líquido perdido. Se venden sin
receta en las farmacias, pero consulta con el pediatra para que te recomiende
la que debes usar.
Si la
diarrea no se detiene, dura más de 24 horas o tiene más de 8 deposiciones en 8
horas, llama con urgencia al pediatra ya que se trata de una emergencia médica
y el bebé necesita cuidado de inmediato.
También
es importante que llames al pediatra o que lo lleves a emergencias si tiene
fiebre de 102°F (38.8°C) o más alta, si las defecaciones tienen sangre o pus o
si las defecaciones se ven negras, como granos de café.
Ten
presente que la diarrea es molesta, pero no resulta peligrosa si el bebé
continúa consumiendo líquidos y sigue su dieta regular (ya sea la leche
materna, la fórmula o los alimentos de bebé según su etapa de crecimiento). Si
la diarrea no se detiene, y se presentan además vómitos que aceleran la
deshidratación, lleva al bebé a la sala de emergencia más cercana. Si aprendes
a reconocer a tiempo las señales de la deshidratación, podrás tomar medidas
para evitar que se convierta en un caso grave y tu bebé pueda sentirse cómodo,
satisfecho y feliz lo antes posible.
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