DOCTORA ALIZA
¿Cuánto tiempo pasas viendo televisión, frente a la computadora o en tu escritorio, e incluso en el auto o en el transporte público? Si no te lo habías preguntado, es momento de que reflexiones sobre este tema. ¿Por qué? Porque estar mucho tiempo sentado puede resultar perjudicial para tus riñones. Así lo ha detectado un estudio reciente que se suma a investigaciones anteriores que demuestran por qué la inactividad física puede ser mala para la salud.
Es cierto que el cómodo sillón de casa puede ser tentador, sobre todo luego de un pesado día de trabajo (en el que posiblemente también hayas estado sentado la mayor parte del tiempo). Sin embargo, ponerte en movimiento puede ser más relajante y mejor para tu bienestar físico y mental.
Cada vez son más los estudios que demuestran los posibles daños que la silla, el cómodo sofá y el sedentarismo en general pueden hacerle a tu cuerpo. Ahora, una investigación desarrollada por unos científicos de la Universidad de Leicester, en Inglaterra, ha encontrado que estar sentado mucho tiempo puede afectar a los riñones negativamente, en especial en el caso de las mujeres. El ejercicio probó ser el antídoto contra el riesgo de padecer enfermedad renal, pero solamente entre los hombres.
Para llegar a esas conclusiones, que aparecen en la edición de octubre de la revista American Journal of Kidney Diseases, los investigadores categorizaron a más de 5,600 personas que tenían entre 40 y 75 años de edad de acuerdo a la cantidad de tiempo que pasaban sentadas cada día, y de acuerdo a cuánto ejercicio de moderado a vigoroso hacían.
Así detectaron que las mujeres que estaban sentadas menos de tres horas al día tenían 30 por ciento menos probabilidades de desarrollar enfermedad renal crónica (enfermedad de los riñones crónica) que las que pasaban sentadas más de ocho horas al día. Por su parte, los hombres que estaban sentados menos de tres horas al día tenían un 15 por ciento menos probabilidades de desarrollar enfermedad renal crónica que los que estaban sentados más de ocho horas al día.
Además, el estudio detectó que los hombres que pasaban mucho tiempo sentados pero que hacían actividad física con regularidad tenían 30 por ciento menos probabilidades de desarrollar enfermedad renal crónica que los que estaban sentados mucho tiempo y eran inactivos. Sin embargo, la actividad física no redujo el riesgo de la condición en las mujeres que pasaban mucho tiempo sentadas.
La enfermedad renal crónica se produce cuando los riñones pierden la capacidad de filtrar suficiente cantidad de desechos de la sangre y de regular el balance de sal y agua en el cuerpo. Con el tiempo, los riñones producen menos orina o dejan de producirla por completo y los desechos y el agua se acumulan en el cuerpo, lo que puede causar un exceso de líquidos que puede poner en peligro la vida (causando insuficiencia cardíaca congestiva o falla cardiaca, por ejemplo), además de una acumulación peligrosa de los desechos en la sangre y cambios intensos en la composición química de la sangre, que con el tiempo pueden afectar el funcionamiento del corazón y del cerebro.
La insuficiencia renal o falla renal (del riñón) no es el único problema que se relaciona con permanecer sentado por tiempo prolongado. Varios estudios anteriores ya habían vinculado al sedentarismo con la posibilidad de sufrir muerte prematura y cada día surgen más razones que te deben estimular a realizar actividades físicas, para fortalecer el corazón, mantener el peso apropiado, controlar el colesterol y prevenir varias enfermedades. Por ejemplo:
Si pasas mucho tiempo sentado(a) en una silla, ya sea por tu trabajo o por inercia, anímate a cambiar tus hábitos y ponte en movimiento. No sólo cuidaras la salud de tus riñones sino de todo tu cuerpo. Y si lo que te mantiene pegado a la silla es el trabajo, puedes implementar algunas estrategias que te obliguen a ponerte de pie, por ejemplo:
Párate varias veces a servirte agua o un
refrigerio, en lugar de guardar las bebidas o la merienda en tu escritorio.
Recibe las llamadas telefónicas de pie.
Camina a donde se encuentra un compañero/a de trabajo en lugar de llamarlo/a o mandarle un e-mail.
Si trabajas conduciendo un automóvil o coche, asegúrate de parar y estirar las piernas cada cierto tiempo.
Saca tus copias o recoge las impresiones que hiciste en lugar de pedirle a alguien que te las lleve a ti.
Si puedes, mantente de pie durante una reunión o una conferencia.
Si trabajas en casa, levántate para ir al baño,
para ir a la cocina, para subir las escaleras o para dar una vuelta por la
casa.
Y al fin del día o en algún horario libre que tengas, busca algún deporte o alguna actividad física que puedas practicar con regularidad. Todo vale para ponerte en acción y no importa qué excusas uses o inventes, lo importante es que no se te vaya el día y de repente te des cuenta de has estado la mayor parte de él pegado a un asiento.