La
fibra es un tipo de carbohidrato (azúcar) que no provee calorías por sí mismo.
Su función es ayudar a formar las heces fecales dándoles forma y consistencia,
también captura colesterol de la dieta para que no sea absorbido en el
intestino. La dieta alta en fibra puede ayudar con los problemas de
estreñimiento, hemorroides, diverticulosis y el síndrome de intestino
irritable. El consumo adecuado de fibra puede ayudar a prevenir enfermedades
del corazón, diabetes y ciertos tipos de cáncer.
Se
recomienda consumir diariamente entre 25 y 30 gm. de fibra. La mayoría de las
personas consumen menos de 10 gm. de fibra al día por lo que hay que aumentarla
poco a poco. Al aumentar el consumo de fibra, es muy importante beber mínimo 6
a 8 vasos de agua al día para evitar el estreñimiento. Si tu cuerpo no está
acostumbrado a comer tanta fibra, podrías notar flatulencia (gases), cólico
intestinal, o en algunos casos, diarrea. Estos síntomas, si se presentan,
tienden a desaparecer cuando tu cuerpo se acostumbre.
Los
alimentos altos en fibra incluyen:
Panes
y cereales: avena, pan de granos integrales, pan de avena, arroz integral,
cereal alto en fibra, tortillas de maíz.
Frutas:
manzanas, higos, plátanos, moras, peras, pasas, ciruela pasas, naranjas, etc.
Verduras:
brócoli, coliflor, camote (batata), nopales, col (repollo), zanahorias, elote
(maíz o choclo), papas, coles de bruselas, chícharos (arvejas), etc.
Leguminosas
y semillas (3-6g fibra por porción): frijoles, lentejas, pepitas, nueces, cacahuate,
palomitas (rosetas de maíz).
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