NOTICIAS TEZIUTLÁN "LA PURA VERDAD"
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LUNES 5 NOVIEMBRE 2018
PUBLICADO
POR: DOCTORA ALIZA
Si al
tomar un vaso de leche o comer un trozo de queso notas que tu estómago se
resiente, eso no quiere decir automáticamente que tengas intolerancia a la
lactosa. Antes de auto diagnosticarte y de excluir definitivamente a todos los
lácteos de tu dieta, infórmate mejor sobre la intolerancia a la lactosa, pues
puede ser que ese no sea tu verdadero problema, o que lo que piensas que es la
solución no sea la adecuada.
Cuando
se tiene intolerancia a la lactosa, quiere decir que se tiene deficiencia de
una enzima llamada lactasa que es necesaria para digerir la lactosa, también
conocida como el azúcar de la leche.
Las
personas generalmente nacemos con lactasa pues la necesitamos para alimentarnos
de la leche materna. Con el tiempo casi todos perdemos cierta cantidad de esta
enzima pues nuestra dieta es más variada, pero eso no quiere decir que
desarrollamos intolerancia a la lactosa.
Se considera intolerancia a la lactosa cuando la persona carece de la
cantidad suficiente de la enzima (lactasa) para digerir la lactosa cómodamente.
De
acuerdo al Dr. Robert P. Heaney de la Universidad Creighton, la intolerancia a
la lactosa es un tema que no se entiende correctamente. El piensa que con las
dietas modernas, el eliminar los lácteos de la dieta, sin razón, puede tener
como resultado mal nutrición y consecuencias de salud a largo plazo.
¿Cómo
sabes si eres intolerante a la lactosa?
Hay
dos formas muy de saberlo:
Fíjate
en tus síntomas. Generalmente cuando tienes intolerancia a la lactosa, al comer
algún tipo de lácteo vas a sentir malestar y distensión (inflamación)
estomacal, muchos gases, diarrea, náuseas. Como ves, no se trata simplemente de
sentir un poco de pesadez en el estómago.
Tu
médico te puede hacer exámenes para establecer el diagnóstico.
¿Por
qué es importante tener un diagnóstico correcto?
Entiendo
que si sientes que los lácteos te están cayendo mal, quieras evitarlos de
inmediato. Pero el problema si no los consumes es que dejas de obtener el
perfil de nutrientes que contienen estos alimentos. Como el calcio, la vitamina
D, la proteína, el potasio y otros componentes que son importantísimos para la
salud de los huesos, por ejemplo.
También
puede ser que tu problema con los lácteos no sea deficiencia de lactasa, sino
que tengas por ejemplo el síndrome del colon irritable o la enfermedad celíaca.
Y si
tienes intolerancia a lactosa, ¿debes evitar todos los lácteos?
No
siempre, todo depende de qué tan severos sean los síntomas.
Hay
muchas formas de no perderte de los beneficios de los lácteos:
Puedes
tomar pastillas que ayudan a digerir la lactosa
Toma
leche libre de lactosa (“lactose free” como se dice en inglés)
Prueba
algunos productos lácteos que tienen concentraciones más bajas de lactosa como
el yogurt o los quesos duros, especialmente el queso provolone, mozarella o
cheddar.
Intenta
incluir pequeñas cantidades de lácteos en tu dieta diaria en combinación con
otros alimentos, para que no sean tan difíciles para tu digestión. Tomar un
café con un poco de leche es mejor que tomarte un vaso entero. Los estudios
sugieren que la mayoría de las personas con intolerancia a la lactosa pueden
tolerar por lo menos 12 gramos de lactosa (la cantidad aproximada que hay en un
vaso de leche) sin tener síntomas o con síntomas mínimos.
Inténtalo,
de esa manera puedes seguir recibiendo los nutrientes que tu cuerpo necesita.
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