NOTICIAS TEZIUTLÁN "LA PURA VERDAD"
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MIÉRCOLES 18 ABRIL 2018
La
hipertensión es una de las condiciones más comunes, sobre todo después de
cierta edad, y hay medicamentos que la controlan con efectividad. Pero si tú
eres hipertensa(o), ¿no te gustaría complementar el tratamiento médico con uno
de los ejercicios más completos y divertidos que existen?
La
presión arterial no es más que la fuerza que ejerce la sangre contra las
paredes de las arterias. Cuando el corazón late, bombea y expulsa la sangre a
las arterias, y entonces la presión arterial se encuentra en su nivel más alto.
Esto se conoce como presión sistólica. Cuando el corazón reposa entre latido y
latido, la presión arterial disminuye, y se llama presión diastólica. La
presión normal es de 120/80 mm Hg (120 la sistólica y 80 la diastólica); 140/90
mm Hg o más indican hipertensión; entre 120 y 139 mm Hg en la sistólica, y
entre 80 y 89 mm Hg en la diastólica, se considera pre-hipertensión.
Por
lo regular la hipertensión no da síntomas, pero puede causar problemas de salud
serios, como derrames cerebrales (apoplejías o accidentes cerebrovasculares),
insuficiencia cardíaca, infarto e insuficiencia renal. Por suerte, puedes
combatirla llevando una vida sana, haciendo ejercicios y tomando los
medicamentos apropiados.
Pero
al parecer hay otra manera muy agradable de ayudar a controlarla. Un estudio
publicado en el American Journal of Cardiology sugiere que nadar ayuda a
controlar la presión sistólica de los adultos mayores. Unas investigaciones
anteriores habían sugerido que el ejercicio moderado, como caminar, montar en
bicicleta o nadar es seguro para las personas con la presión sistólica alta.
Pero este estudio es el primero que parece demostrar que nadar en particular
mejora la función vascular de los adultos mayores y reduce la presión arterial.
El
estudio se realizó en 43 hombres y mujeres que tenían alrededor de los 60 años,
que sólo padecían de hipertensión o pre-hipertensión. Los investigadores les
indicaron a algunos de los participantes que tomaran clases de natación
supervisadas de 45 minutos, y a otros que aprendieran ejercicios de relajación.
Durante 12 semanas, los primeros tomaron tres o cuatro clases por semana, hasta
lograr nadar 45 minutos por clase.
Al
comenzar el estudio, los nadadores tenían un valor máximo promedio de 131 mm
Hg. Al final del estudio, el valor había bajado a 122 mm Hg, o sea, nueve
puntos menos en su presión sistólica, lo
que no ocurrió con los participantes que habían hecho ejercicios de
relajación.
Los
resultados se repitieron cuando se les pidió a los participantes que utilizaran
monitores portátiles para medir la presión arterial durante 24 horas. En ese
período, los participantes que nadaron mantuvieron un valor promedio en su
presión sistólica de 119 mm Hg (al inicio del estudio el valor era de 128 mm
Hg).
En el
estudio también se utilizaron exámenes de ultrasonido para determinar la
dilatación vascular debido a los cambios del flujo de la sangre. También en
esta prueba, los nadadores obtuvieron mejores resultados que los otros.
Aunque
se necesitan más estudios para determinar si la disminución de la presión
arterial es duradera y si se reduce el riesgo de desarrollar un infarto o un
derrame cerebral, los resultados coinciden con las indicaciones de los
especialistas, que les recomiendan a los adultos mayores que hagan ejercicio
moderado para mantener la salud del corazón.
Y hay
algo más. Como la flotación en el agua contrarresta el peso del cuerpo, nadar
no afecta las articulaciones de la rodilla y del tobillo. Claro que no puedes
empezar un programa de natación (ni de ningún otro ejercicio) sin consultar
antes con tu médico. Pero si padeces de presión arterial alta y tu médico te
autoriza a que practiques un ejercicio moderado y quieres participar en una
actividad que casi todo el mundo disfruta, busca tu traje de baño, encamínate a
la playa o a la piscina más cercana… ¡y al agua!