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LUNES 17 DICIEMBRE 2018
Existen algunos mitos
en torno al microondas y sus efectos sobre la salud derivados, en parte, de una
lectura errónea sobre los efectos de las radiaciones de estos
electrodomésticos.
Los diez mitos más
extendidos sobre los alimentos irradiados
Doce usos alternativos
del microondas que seguramente desconoces
El microondas,
descubierto por casualidad en los años cuarenta del siglo pasado por un
investigador de una empresa de electrónica militar dedicada a fabricar radares,
lleva décadas utilizándose en las cocinas. En aquel entonces se descubrió que
el magnetrón, el aparato interno de los actuales microondas, era capaz de
transmitir energía a las moléculas de una chocolatina que un experto llevaba en
el bolsillo, calentándose.
Existen algunos mitos
entorno al microondas y sus efectos sobre la salud, falsas creencias debidas,
en parte, a una lectura errónea de los efectos de las radiaciones de estos
electrodomésticos. El término microondas ha generado mucha controversia sobre
la inocuidad de este electrodoméstico, y el desconocimiento sobre cómo funciona
ha favorecido la aparición de confusiones sobre sus hipotéticos riesgos: que si
las ondas son radioactivas, que los alimentos se vuelven cancerígenos, etc.
Cómo funciona un
microondas
Los hornos microondas
se usan para calentar o descongelar la comida. Estos electrodomésticos, que
cocinan los alimentos en mucho menos tiempo que un horno convencional, usan un
tipo de radiación electromagnética con una longitud de onda de centímetros, que
excitan las moléculas polares que contienen los alimentos. Estos se calientan
porque contienen agua, una molécula polar que vibra con facilidad.
Las ondas son similares
a las que usa la radio o la tele, pero de frecuencia superior (unos 2,5 GHz).
El agua de los alimentos absorbe la energía de estas ondas, que se transmite en
forma de calor, a través del choque entre partículas, al resto de sustancias
que contienen los alimentos. El empuje que dan las microondas es muy rápido, de
centenas de veces por segundo, y las moléculas excitadas no son más que
moléculas calientes.
El hecho de que el agua
sea polar -tiene cargas positivas y negativas- significa que se calienta, y
ello explica también que no todo se caliente en el microondas: si ponemos una
bandeja de porexpan veremos que este no se calienta, y esto es así porque no es
polar.
Por qué los microondas
son seguros
Es importante
diferenciar entre radiaciones ionizantes y radiaciones no ionizantes. Las
primeras, que no son las que emiten los microondas, son radiaciones
electromagnéticas que pueden romper enlaces químicos y dañar células. Proceden
de materiales radioactivos, de los conocidos rayos X o radiación ultravioleta
de alta frecuencia, y pueden ser nocivas.
Las radiaciones que
emiten los microondas son no ionizantes, que no son peligrosas. Las ondas de
los microondas, como se ha explicado, calientan, no ionizan. Tampoco destruyen
nutrientes porque las ondas no rompen enlaces químicos de los alimentos ni
dañan sus células, y porque la temperatura máxima que se consigue es de unos
100ºC, mucho menor que la de otros métodos como la plancha o la fritura. Por
tanto, hay menos pérdida de vitaminas.
La naturaleza de las
reacciones químicas que se producen es igual a la de los calentamientos
convencionales. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los niveles de
campos de radiofrecuencia a los que están expuestas las personas son mucho
menores que los necesarios para producir un calentamiento significativo.
La organización asegura
que no se han confirmado efectos adversos para la salud debidos a la exposición
a largo plazo a campos de baja intensidad de frecuencia de radio o de
frecuencia de red, aunque se continúan los estudios en este campo para
determinar posibles riesgos.
Las 8 reglas de oro
para usar el microondas
Utilizar el microondas
para cocinar no conlleva riesgos, siempre que se use de forma adecuada y se
haga un uso responsable, igual que ocurre con otros métodos de cocción, como
los fogones o el horno. Si sabemos cómo utilizarlo, el microondas es tan seguro
como cualquier otro electrodoméstico. Estas son las 8 reglas de oro para usar
el microondas:
Utilizar siempre
recipientes aptos para microondas. Los plásticos aptos para microondas tienen
que indicar que lo son, mediante una leyenda o un símbolo.
No superar los tiempos
de cocción que recomienda el fabricante porque podrían sobrecalentar los los
alimentos.
Ajustar bien los
tiempos de cocción para evitar la pérdida de nutrientes, textura y sabor. Si se
sobrepasa el tiempo se pueden perder vitaminas y alterar algunos de sus
componentes, como las proteínas.
Uno de los problemas de
los microondas es que no penetran bien en las piezas más grandes, lo que
provoca una cocción desigual del alimento y, por tanto, mayor riesgo si no se
eliminan posibles microorganismos patógenos. Se pondrán piezas pequeñas y
similares para una cocción homogénea.
Los alimentos más
apropiados son los que tienen un alto contenido en agua, como pescado o
verduras.
Es recomendable mezclar
los alimentos a media cocción.
Las grasas necesitan
más atención porque absorben más temperatura y más de prisa. No deben colocarse
en el centro del plato giratorio para controlar mejor la cocción.
El tiempo de cocción
aumenta con la cantidad de comida. Para el doble de alimentos, se calcula el
doble de tiempo menos uno o dos minutos.