NOTICIAS TEZIUTLÁN "LA PURA VERDAD"
NIÑOS
Y ADOLESCENTES
Acné,
olor corporal, cambios de estado ánimo, vello en las axilas o en el pubis…
todas esas son señales de que se acerca la pubertad, el proceso intermedio
entre la infancia y la juventud. En las niñas ocurre, como promedio, entre los
8 y los 13 años, y en los varones entre los 9
y los 14. Pero resulta que más niños están llegando más temprano a esta
etapa de la vida, una condición conocida como pubertad precoz. ¿Qué consecuencias
trae y cómo puede detectarse? Entérate aquí.
Ya en
el segundo grado, Marina era la niña más alta de su clase. En comparación con
ella, sus compañeritas tenían una apariencia mucho más infantil. Como sus
pechos comenzaron a notarse, tuvo que empezar a usar un sostén de tipo
deportivo para disimular su desarrollo. Pero cuando comenzó a experimentar
cambios de humor, su mamá consultó con el pediatra. Una radiografía de su mano izquierda reveló
que los huesos de Marina tenían un desarrollo de unos cuatro años de adelanto
en relación a su edad cronológica. Sin duda alguna, estaba experimentando una
pubertad precoz.
Un
endocrinólogo infantil se encargó de su tratamiento posterior, con un
medicamento mensual que retrasó la pubertad y el crecimiento de sus huesos.
Unos pocos años más tarde, Marina dejó de tomar el medicamento y tuvo su primer
período menstrual en el sexto grado, a los 11 años. El caso de Marina tuvo un
desenlace feliz, pero la pubertad precoz está afectando a más niños y niñas en
una tendencia que va en aumento.
¿Qué
es la pubertad?
La
pubertad significa el comienzo de la madurez sexual y es el período en que el
niño comienza a cambiar física, hormonal y sexualmente. En este momento
empiezan a aparecer los cambios físicos que mencionamos al principio (brote de
vello en las axilas y el pubis, olor corporal, menstruación en las niñas, así
como aumento de los senos, una voz más grave en los varones, crecimiento
acelerado, como “estirones ”). Pero, veamos ahora por qué suceden.
Generalmente
después de que la niña cumple los 8 años o el varón llega a los 9 o los 10, una
área en el cerebro llamada el hipotálamo, comienza a producir una hormona
llamada gonadotropina (GnRH, por sus iniciales en inglés) que cuando llega a la
hipófisis (una glándula pequeña que produce otras hormonas que controlan otras
glándulas del cuerpo), segrega otras dos hormonas relacionadas con la pubertad:
la hormona luteinizante (LH) y la hormona fólico-estimulante (FSH).
Lo
que sucede a continuación depende del género de la persona: en los varones, las
hormonas viajan por el torrente sanguíneo hasta los testículos y dan la señal
para que comience la producción del esperma y la hormona testosterona. En las
niñas las hormonas viajan hasta los ovarios, desencadenando la maduración y el
desprendimiento de los óvulos y la producción de la hormona estrógeno, que hace
que el cuerpo de la niña madure y la prepare para un potencial embarazo.
Al
mismo tiempo, las glándulas adrenales (o suprarrenales por estar situadas sobre
los riñones), comienzan a producir un grupo de hormonas llamadas andrógenas
adrenales que estimulan el crecimiento del vello púbico y axilar de los niños y
de las niñas.
Cuando
la pubertad se adelanta
Pero,
¿qué sucede cuando la pubertad comienza más temprano? ¿Qué pasa cuando una niña
de 7 años necesita usar un sostén o un niño de 8 cambia el número de calzado 2
o 3 veces al año? Entonces estamos en presencia de una pubertad precoz, un
fenómeno que se está haciendo cada vez más frecuente en ambos sexos y que si no
se detecta a tiempo y se trata adecuadamente, puede causar estrés en los niños,
dificultades en sus relaciones sociales y poner en peligro su crecimiento y su
estatura. Es algo más que un proceso sexual más adelantado, es cuestión del
proceso total de crecimiento que se ve alterado.
La
tendencia ¿va en aumento?
Según
un estudio reciente en los Estados Unidos dirigido por el Dr. Frank Biro,
director de medicina adolescente en el Cincinati Children´s Hospital, las niñas
están entrando en la pubertad a edades más temprana que en años anteriores. Más
del 10% de las niñas de 7 años de la raza blanca que participaron en el estudio
habían comenzado a desarrollar sus senos, comparado con el 5% en un estudio
similar realizado a principios de los 90. Y las niñas hispanas y las de la raza
negra siguen, como promedio, madurando más rápidamente que las estadounidenses
de raza blanca no hispanas. Casi un cuarto de las niñas de raza negra y un 15%
de las hispanas llegaron a la pubertad a los 7 años, según los datos aparecidos en la publicación
Pediatrics. Pero, según el Dr. Biro,
hasta las niñas blancas se están adelantando.
Los
expertos no están seguros de las razones del aumento de la pubertad precoz,
pero especulan que se debe a una combinación de factores, especialmente la
obesidad (ya que el exceso de peso estimula la secreción de hormonas) y
sustancias del medio ambiente químicamente similares a las hormonas.
¿Cuáles
son las consecuencias de la pubertad precoz?
La
pubertad precoz afecta el desarrollo y el crecimiento físico. Los niños crecen
rápidamente durante la pubertad. Si ganan mucha altura antes de tiempo, también
dejan de crecer anticipadamente, por lo que la tendencia es a ser de estatura
más baja en la adultez que la que hubieran alcanzado de haber madurado a su
tiempo.
Pero
hay otras maneras en que los niños se ven afectados. En primer lugar, es difícil lucir y sentirse
diferente a sus compañeritos de escuela. Esto puede añadir una gran presión
psicológica en los niños y puede afectar su autoestima. También pueden sentir
confusión sobre los cambios y las sensaciones que se van produciendo en su
cuerpo al no tener la madurez emocional o psicológica necesaria para adaptarse
a esos cambios. Además, las niñas que maduran sexualmente con varios años de
adelanto están expuestas a hormonas durante más tiempo, lo que puede
incrementar la incidencia de cáncer de seno y cáncer del útero más adelante en
la vida.
Debido
a la pubertad precoz, el niño puede ser más alto que otros niños de su edad. Es
fundamental que los padres (también miembros de la familia cercana y los
maestros), traten a los hijos de acuerdo
a su edad cronológica y no por su edad aparente. Si el niño se muestra ansioso
o avergonzado, explíquenle que se trata de un proceso normal por el que todas
las personas deben atravesar. El
consejero de la escuela, el pediatra y/o un psicólogo puede ser una ayuda muy
valiosa, especialmente si el niño sufre acoso o burlas por tener una apariencia
diferente.
Para
evitar en lo posible todos estos trastornos, es importante que los padres se
mantengan al tanto de los cambios de los niños, especialmente si notan
“estirones” demasiado bruscos de crecimiento.
En las niñas los cambios son más obvios. En los varones, una señal
temprana es el engrandecimiento de los testículos, pero es difícil de detectar
si no se tiene el entrenamiento adecuado. Por eso, es vital mantener las
visitas periódicas al pediatra, para detectar cualquier síntoma que pueda
alertar sobre la pubertad precoz.
El
tratamiento para la pubertad precoz
Si el
pediatra o el endocrinólogo determinan que es necesario un tratamiento, el niño
puede recibir medicamentos análogos o que imiten en su forma a la hormona
gonadotropina (GnRH). La meta del
tratamiento es detener temporalmente la pubertad y disminuir la tasa de
maduración ósea. Una tasa demasiado rápida causará que la altura del niño al
llegar a adulto sea menor que su altura potencial. Las inyecciones de GnRH se
administran cada 3 o 4 semanas o mediante un implante colocado debajo de la
piel y que debe renovarse cada 12 meses.
Cuando se interrumpe el tratamiento, la pubertad se desarrolla y avanza
entonces normalmente.
Durante
las 6 primeras semanas de tratamiento, es posible que los niños experimenten
algunos efectos secundarios. Las niñas pueden experimentar cambios de humor,
acné, aumento del tamaño de los senos e incluso menstruar. Los niños, por su
parte, pueden tener acné, aumento del tamaño de los testículos y más vello
púbico. También pueden sentir dolor y enrojecimiento en el área de la
inyección. Estos efectos son temporales
y deben desaparecer al cabo de 7 semanas de tratamiento. Es importante que se
realicen visitas de seguimiento cada 3 meses para que el doctor pueda reajustar
las dosis de la hormona en caso necesario y medir periódicamente al niño para
determinar la tasa de crecimiento.
Ahora
tienes una idea más exacta sobre la pubertad precoz y cómo puede afectar a tu
hijo. Observa cuidadosamente su crecimiento y mantén una buena comunicación con
el pediatra para guiarte en caso necesario. Disfruta esos cortos años de la
infancia, que siempre parece demasiado corta, y prepara a tus hijos para su
futura vida como adolescentes y jóvenes adultos.
Imagen
© Shutterstock /Tatyana Dzemileva