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¿ACTIVIDADES AL AIRE LIBRE? ¡CUÍDATE PARA EVITAR UN MELANOMA!

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NOTICIARIO DE ANÁLISIS Y COMPRENSIÓN noticiasdeteziutlan@hotmail.com
MARTES 11 JUNIO 2019


Cuando hace un poco de calor, piensas en refrescarte en la piscina, divertirte al aire libre, o ir a la playa y adquirir un fenomenal bronceado. Pero ten cuidado: una piel bronceada es una piel lastimada y un factor de riesgo para el desarrollo del melanoma, el tipo de cáncer de la piel más peligroso. Afortunadamente hay formas de prevenirlo, y de lidiar con él si se descubre a tiempo.

Mientras disfrutamos de un día de playa o en la piscina (alberca), quizás lo último en lo que estés pensando es en la posibilidad de un cáncer de la piel. Pero es precisamente en ese momento en que tu piel necesita la mayor protección. Detrás de ese increíble bronceado tuyo, de tus hijos y de tus familiares más queridos podría estar desarrollándose lo que en un futuro se convierta en un peligroso melanoma.

¿Qué es el melanoma? Si no lo sabías, el melanoma es el cáncer que se produce cuando las células que le dan color (o pigmento) a la piel, cambian y se reproducen de forma agresiva. Se puede presentar en cualquier parte del cuerpo, y el factor de riesgo principal es la exposición excesiva a los rayos ultravioleta del sol, aunque también hay otros factores, como el color de la piel y la genética. Cuando los rayos ultravioleta penetran en la capa interna de la piel, ésta produce más melanina (el pigmento que le da color), y se broncea. Pero el bronceado no significa buena salud. Es sólo la reacción de la piel a una lesión.

Las áreas más afectadas son las que reciben directamente la luz solar, como la espalda, los brazos, las piernas y la cara. También existen melanomas “escondidos”, en áreas que normalmente no reciben mucho sol, como la palma de las manos, la planta de los pies y debajo de las uñas, más frecuentes en las personas de piel oscura.

Cómo puedes detectarlo

Entre los primeros síntomas que debes considerar para detectar un melanoma están los cambios que se producen en los lunares, y algún crecimiento o mancha extraños en la piel. Los lunares normales suelen tener: color uniforme, bordes parejos, forma ovalada o redonda y un tamaño menor de 6 milímetros (¼ de pulgada). Si ves que un lunar tiene bordes irregulares, cambia de color, crece más de 6 milímetros, sangra o produce picazón, no dejes de consultar al médico.

Factores que aumentan los riesgos del melanoma

Exposición excesiva al sol, en muchos casos por causa del trabajo o de actividades recreativas al aire libre.

Piel blanca. Como tiene menos pigmento (melanina) que la piel oscura, está menos protegida de los rayos ultravioleta.

Cabello rubio o rojizo.

Ojos azules o verdes.

Tener pecas o una piel que se queme fácilmente con el sol.
Sufrir quemaduras de sol en la piel durante la infancia o la adolescencia.

Usar camas bronceadoras o lámparas bronceadoras con frecuencia.

Vivir en lugares cercanos al ecuador o en zonas altas, que reciben mayor cantidad de radiación ultravioleta.

Tener muchos lunares. Más de 50 lunares en el cuerpo aumenta el riesgo de melanoma.

Antecedentes personales o familiares de melanoma u otro tipo de cáncer de la piel.

Sistema inmunológico debilitado.
Cómo prevenirlo

Es esencial proteger la piel durante todo el año, no sólo en los días soleados o en la playa y actividades al aire libre. También puedes recibir los rayos ultravioleta en los días nublados o con neblina. Estos pasos son importantes para todos, y en especial para los niños, cuya piel debe protegerse desde temprano:

Evita el sol del mediodía (entre las 10 a.m. y las 4 p.m.). Si no te es posible, cúbrete y, sobre todo, cubre a los niños con sombrillas o toldos, o bajo un árbol.
Usa bloqueador solar, con un filtro protector (SPF) de mínimo 15 todo el año. Aplícalo en la piel expuesta, incluyendo los labios, orejas, nuca y dorso de las manos. Y vuélvelo a aplicar cada dos horas o después de nadar o de sudar mucho.

Usa ropa protectora. Los bloqueadores no protegen del todo. También debes usar ropa que cubra los brazos y las piernas, así como sombreros de ala ancha y gafas para el sol.

Evita las camas y las lámparas bronceadoras, que emiten radiación ultravioleta.

Familiarízate con tu piel, y examínala regularmente para detectar a tiempo cualquier anormalidad. Si notas anomalías, consulta al médico de inmediato.

El tratamiento para el melanoma depende de la etapa en que se encuentre, de la salud general, la edad y la elección personal. Si el melanoma está en la primera etapa, generalmente la cirugía para extirparlo es suficiente. Si se ha extendido más allá de la piel, además de la cirugía, podría incluir tratamientos adicionales de quimioterapia, radiaciones y/o terapia biológica. Esta última fortalece al sistema inmunológico, para ayudar al cuerpo a combatir el cáncer.

Pero ten siempre presente que la mejor medida es la prevención. No tienes por qué renunciar a un bronceado si esto te agrada, o quedarte bajo techo durante todo el verano, pero puedes realizar tus actividades favoritas tomando el sol responsable e inteligentemente, sin perjudicar tu piel ni arriesgar tu salud.

Imagen © Shutterstock / Albina Glisic