NOTICIAS TEZIUTLÁN "LA PURA VERDAD"
Cuando
hace un poco de calor, piensas en refrescarte en la piscina, divertirte al aire
libre, o ir a la playa y adquirir un fenomenal bronceado. Pero ten cuidado: una
piel bronceada es una piel lastimada y un factor de riesgo para el desarrollo
del melanoma, el tipo de cáncer de la piel más peligroso. Afortunadamente hay
formas de prevenirlo, y de lidiar con él si se descubre a tiempo.
Mientras
disfrutamos de un día de playa o en la piscina (alberca), quizás lo último en
lo que estés pensando es en la posibilidad de un cáncer de la piel. Pero es
precisamente en ese momento en que tu piel necesita la mayor protección. Detrás
de ese increíble bronceado tuyo, de tus hijos y de tus familiares más queridos
podría estar desarrollándose lo que en un futuro se convierta en un peligroso
melanoma.
¿Qué
es el melanoma? Si no lo sabías, el melanoma es el cáncer que se produce cuando
las células que le dan color (o pigmento) a la piel, cambian y se reproducen de
forma agresiva. Se puede presentar en cualquier parte del cuerpo, y el factor
de riesgo principal es la exposición excesiva a los rayos ultravioleta del sol,
aunque también hay otros factores, como el color de la piel y la genética.
Cuando los rayos ultravioleta penetran en la capa interna de la piel, ésta
produce más melanina (el pigmento que le da color), y se broncea. Pero el
bronceado no significa buena salud. Es sólo la reacción de la piel a una
lesión.
Las
áreas más afectadas son las que reciben directamente la luz solar, como la
espalda, los brazos, las piernas y la cara. También existen melanomas
“escondidos”, en áreas que normalmente no reciben mucho sol, como la palma de
las manos, la planta de los pies y debajo de las uñas, más frecuentes en las
personas de piel oscura.
Cómo
puedes detectarlo
Entre
los primeros síntomas que debes considerar para detectar un melanoma están los
cambios que se producen en los lunares, y algún crecimiento o mancha extraños
en la piel. Los lunares normales suelen tener: color uniforme, bordes parejos,
forma ovalada o redonda y un tamaño menor de 6 milímetros (¼ de pulgada). Si
ves que un lunar tiene bordes irregulares, cambia de color, crece más de 6
milímetros, sangra o produce picazón, no dejes de consultar al médico.
Factores
que aumentan los riesgos del melanoma
Exposición
excesiva al sol, en muchos casos por causa del trabajo o de actividades
recreativas al aire libre.
Piel
blanca. Como tiene menos pigmento (melanina) que la piel oscura, está menos
protegida de los rayos ultravioleta.
Cabello
rubio o rojizo.
Ojos
azules o verdes.
Tener
pecas o una piel que se queme fácilmente con el sol.
Sufrir
quemaduras de sol en la piel durante la infancia o la adolescencia.
Usar
camas bronceadoras o lámparas bronceadoras con frecuencia.
Vivir
en lugares cercanos al ecuador o en zonas altas, que reciben mayor cantidad de
radiación ultravioleta.
Tener
muchos lunares. Más de 50 lunares en el cuerpo aumenta el riesgo de melanoma.
Antecedentes
personales o familiares de melanoma u otro tipo de cáncer de la piel.
Sistema
inmunológico debilitado.
Cómo
prevenirlo
Es
esencial proteger la piel durante todo el año, no sólo en los días soleados o
en la playa y actividades al aire libre. También puedes recibir los rayos
ultravioleta en los días nublados o con neblina. Estos pasos son importantes
para todos, y en especial para los niños, cuya piel debe protegerse desde
temprano:
Evita
el sol del mediodía (entre las 10 a.m. y las 4 p.m.). Si no te es posible,
cúbrete y, sobre todo, cubre a los niños con sombrillas o toldos, o bajo un
árbol.
Usa
bloqueador solar, con un filtro protector (SPF) de mínimo 15 todo el año.
Aplícalo en la piel expuesta, incluyendo los labios, orejas, nuca y dorso de
las manos. Y vuélvelo a aplicar cada dos horas o después de nadar o de sudar
mucho.
Usa
ropa protectora. Los bloqueadores no protegen del todo. También debes usar ropa
que cubra los brazos y las piernas, así como sombreros de ala ancha y gafas
para el sol.
Evita
las camas y las lámparas bronceadoras, que emiten radiación ultravioleta.
Familiarízate
con tu piel, y examínala regularmente para detectar a tiempo cualquier
anormalidad. Si notas anomalías, consulta al médico de inmediato.
El
tratamiento para el melanoma depende de la etapa en que se encuentre, de la
salud general, la edad y la elección personal. Si el melanoma está en la
primera etapa, generalmente la cirugía para extirparlo es suficiente. Si se ha
extendido más allá de la piel, además de la cirugía, podría incluir
tratamientos adicionales de quimioterapia, radiaciones y/o terapia biológica.
Esta última fortalece al sistema inmunológico, para ayudar al cuerpo a combatir
el cáncer.
Pero
ten siempre presente que la mejor medida es la prevención. No tienes por qué
renunciar a un bronceado si esto te agrada, o quedarte bajo techo durante todo
el verano, pero puedes realizar tus actividades favoritas tomando el sol
responsable e inteligentemente, sin perjudicar tu piel ni arriesgar tu salud.
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© Shutterstock / Albina Glisic