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LUNES 17 SEPTIEMBRE 2018
POR:
DOCTORA ALIZA
Una
disminución en la capacidad de identificar olores podría ser la señal de Alzheimer
incipiente, mientras que un examen del ojo podría detectar la acumulación de la
proteína beta amiloide en el cerebro, asociada con la condición, según informes
presentados en la Conferencia Internacional de la Asociación del Alzheimer de
este año celebrada en Copenhague. Pero eso no es todo: los niveles anormales de
la proteína conocida como TDP-43 podrían estar asociados con la aparición de
los síntomas de la enfermedad. Ponte al día aquí en Vida y Salud.
Saber
es poder. Conocer más a fondo cada día las causas, las señales y la forma de
tratar o controlar las condiciones que afectan a la salud es la motivación de
la investigación científica que, afortunadamente, no se detiene. Como producto
de este esfuerzo se van produciendo avances que permiten la detección temprana
y una mejor calidad de vida de los pacientes de enfermedades como el Alzheimer.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud, alrededor de 35.6 millones
de personas en el mundo se ven afectadas por esta condición de la que se diagnostican
unos 7.7 millones de casos nuevos cada año.
Teniendo
en cuenta estas cifras, resulta vital que se encuentren nuevas y mejores formas
de detectar el Alzheimer cuanto antes, así como las causas que la provocan. Hay
buenas noticias en ese sentido, según informes presentados en la reunión anual
de la Asociación del Alzheimer celebrada en Dinamarca.
El
sentido del olfato ofrece una nueva pista
Los
resultados de dos investigaciones recientes, una de la Facultad de Medicina, en
Boston y otra del Centro Médico de la Universidad de Columbia, en Nueva York,
sugieren que la disminución en la capacidad de identificar olores podría ser
una señal de las primeras etapas de la enfermedad de Alzheimer. Esto se debe a
que la capacidad de oler se asocia con el primer nervio craneano y, con
frecuencia, es una de las primeras cosas afectadas por el declive cognitivo
típico de la condición. Según los investigadores, las regiones cerebrales que
procesan los olores son especialmente vulnerables a los cambios que se producen
durante el desarrollo del Alzheimer, lo que han demostrado previamente
autopsias de personas afectadas en las que se han descubierto señales
características del Alzheimer como placas amiloideas y nudos en áreas del
cerebro encargadas del olfato.
En el
estudio de Boston, participaron 215 personas entre los 64 y los 88 años de edad
a las que se les hicieron escáneres cerebrales, pruebas genéticas, análisis de
sangre y de líquido céfalo raquídeo, así como escáneres TEP (tomografía por
emisión de positrones o PET scans) para detectar las placas amiloideas en el
lóbulo temporal, un área cerebral vital para la memoria. Los participantes
hicieron también una prueba de identificación de olores conocida como Prueba de
Identificación de Olores de la Universidad de Pensilvania (UPSIT), y otros
exámenes para medir las habilidades del pensamiento.
En el
grupo de participantes con los niveles más elevados de placa amiloidea se
detectó una mayor mortalidad de neuronas (células cerebrales) y una menor
capacidad del olfato. Por otro lado, en el estudio de la Universidad de
Columbia, en el que participaron 757 personas, las puntuaciones más bajas en la
prueba de olfato UPSIT se asociaron con el inicio de la demencia y la
enfermedad de Alzheimer. Además de haber encontrado una pista para detectar la
condición en una etapa temprana, la investigación demuestra que la UPSIT (una
prueba económica y de tecnología básica), o algún otro tipo de prueba de
identificación de olores, en teoría, podría ser una prueba de detección asequible
y rápida para las personas que necesiten pruebas más extensas para diagnosticar
la demencia.
Los
exámenes de la vista ayudan a identificar el Alzheimer
Según
un estudio de la Organización de Investigación Científica e Industrial del
Commonwealth en Australia, al efectuar exámenes oculares en 40 participantes se
encontró una asociación importante entre los niveles de las placas de la
proteína beta amiloidea en la retina (en el ojo), y los niveles de las placas
en el cerebro, comúnmente asociadas con el Alzheimer. El examen de la vista,
según los investigadores, podría servir además para monitorear el avance de la
enfermedad, así como la respuesta del paciente al tratamiento. Otro estudio
similar realizado en el Instituto del Alzheimer Banner en Phoenix, Arizona,
encontró una relación importante entre los niveles de la placa beta amiloidea
en la lente del ojo y en el cerebro. Los investigadores destacan la necesidad
de contar con exámenes rápidos, confiables y de fácil acceso, como los exámenes
de la vista utilizados en el estudio, para diagnosticar el Alzheimer y para
empezar a controlarlo desde su etapa inicial.
El
rol potencial de la proteína TDP-43
Los
científicos han encontrado una nueva proteína, conocida como TDP-43 que podría
jugar un papel importante en el desarrollo del Alzheimer. Hasta el momento,
quienes se han dedicado a la investigación del Alzheimer se han concentrado en
dos proteínas en el cerebro, la beta amiloidea y la tau, que en los pacientes
con la condición, forman una sustancia viscosa compuesta por placas de beta
amiloidea y nudos de tau. Un estudio reciente, cuyos resultados también se
presentaron en la reunión de Dinamarca, se concentró en una tercera proteína,
la TDP-43, asociada con la esclerosis lateral amiotrófica (o enfermedad de Lou
Gehrig) y la senilidad causada por daño al lóbulo frontal del cerebro. Los
investigadores examinaron los cerebros de 342 personas a quienes se les
diagnosticó Alzheimer mediante una autopsia (la condición no se puede confirmar
definitivamente mientras los pacientes están vivos) y encontraron que 200 de
ellos tenían TDP-43. La particularidad de esta investigación es que, a
diferencia de otras previas, estudió dos tipos de pacientes a los que se les
diagnosticó Alzheimer después de fallecidos: uno que mostró síntomas de la
condición en vida y otro que no. Se encontraron niveles anormales de TDP-43 en
las personas que tenían Alzheimer y tuvieron los síntomas. Además, se pudo
determinar que las que tenían niveles altos de la proteína tenían 10 veces más
probabilidades de sufrir problemas de memoria y de pensamiento en el momento de
la muerte que las demás. Cómo es que algunas personas pueden tener placas y
nudos de las proteínas tau y beta amiloidea sin tener síntomas no está claro
todavía, pero los investigadores sugieren que dichos síntomas no se manifiestan
a no ser que la proteína TDP-43 esté también presente.
A
estos descubrimientos, hay que agregar otra buena noticia: la tasa de nuevos
casos de Alzheimer y demencia ha ido decayendo en décadas recientes en los
Estados Unidos, Alemania, Holanda, Suecia y otros países desarrollados, al
parecer debido a una mejoría general de la salud cardiovascular, lo cual es un
estímulo para cambiar los hábitos de vida relacionados con la dieta y los
niveles de actividad física.
El
Alzheimer es una condición devastadora, pero afortunadamente, los esfuerzos de
los científicos no se detienen. Los que hemos visto aquí son un rayo de
esperanza ya que cada vez sabemos más sobre la enfermedad y la forma de
detectarla a tiempo. Apoya y contribuye en lo posible con cualquier campaña a
favor de la investigación en este campo: es la mejor manera de ponerle freno a
esta enfermedad.
Imagen
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