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LUNES 13 AGOSTO 2018
La
NASA lanzó este domingo una sonda en una misión sin precedentes: acercarse al
Sol más que ninguna otra enviada antes.
En
otoño, la sonda solar Parker volará directamente a través los bordes de la
corona del Sol, como se conoce a su atmósfera externa, que pudo verse durante
el eclipse solar total de agosto pasado.
Con
el tiempo, llegará a seis millones de kilómetros de la superficie del astro.
Aún entonces mantendrá su temperatura fría a pesar del extremo calor y la
radiación y permitirá a los científicos explorar el Sol como nunca antes.
“Todo
lo que puedo decir es: ‘Wow, allá vamos’. Vamos a aprender algo en los próximos
años”, dijo Eugene Parker, el astrofísico de 91 años que pronosticó la
existencia del viento solar hace 60 años y dio su nombre a la sonda.
Protegida
por un nuevo y revolucionario escudo térmico de carbono y otras maravillas de
alta tecnología, la nave espacial pasará junto a Venus en octubre y establecerá
su primer contacto solar en noviembre.
En
total, la sonda Parker realizará 24 acercamientos en los próximos siete años,
en una misión con un costo de mil 500 millones de dólares.
Por
segunda noche consecutiva, miles de espectadores se congregaron en el lugar del
lanzamiento, en Cabo Cañaveral, Florida, y en las localidades cercanas,
incluyendo a Parker y su familia. El astrofísico planteó la existencia del
viento solar -una corriente estable y supersónica de partículas liberadas desde
la superficie del Sol- en 1958.
Esta
fue la primera vez que la NASA puso a una de sus sondas el nombre de una
persona todavía viva.
La
agencia aeroespacial estadounidense canceló el lanzamiento previsto para la
madrugada del sábado en el último minuto por un problema técnico. Pero el del
domingo fue un completo éxito.
El
cohete Delta IV Heavy despegó antes del amanecer, emocionando a los miles de
espectadores que, desde kilómetros de distancia, pudieron ver como se elevaba
en un cielo claro lleno de estrellas. La NASA necesitó un potente cohete de 23
pisos, más un tercer propulsor, para poner a la diminuta sonda Parker -que
tiene el tamaño de un auto pequeño y bastante menos de una tonelada de peso- en
órbita hacia el astro.
A
bordo de la aeronave iban más de un millón de nombres, enviados la pasada
primavera por entusiastas del espacio, además de fotos de Parker, el
científico, y una copia de su histórico reporte.
“Le
apuesto 10 dólares a que funciona”, dijo el científico.